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| Debates Feministas | |||||||||||
El pasado miércoles 15 de octubre el debate giró en torno al tema de las identidades dentro del feminismo. Si bien el feminismo se originó en países desarrollados entre mujeres de clase media, blancas y mayoritariamente heterosexuales, fue interpelado y resignificado por otras mujeres que no se sentían incluidas en la lógica feminista. Las mujeres pobres, negras, indígenas y homosexuales disputan y reconstruyen una visión universal del feminismo y aportan visiones que permiten visibilizar la articulación entre el sistema de dominación sexo-género y otros sistemas de dominación, como clase, raza/etnia, heteronormatividad, etc. Una de las cuestiones que surgen es la dificultad que tiene la representación como concepto, principalmente en la interna de un movimiento social, es decir que unas hablen por “unas otras”. Si bien es cierto que no es posible sentir exactamente lo que significa la suma o la potenciación de discriminaciones por ser mujer y negra, a menos que las vivamos en carne propia, igual podemos intentar consustanciarnos con esa realidad y luchar en contra de esas opresiones. En la década de los 80' se producen importantes desarrollos teóricos discutiendo entre otras cosas a la propia categoría de género altamente “tecnologizada” por el mundo académico y las agencias de cooperación internacional. Judith Butler desafía a la deconstrucción de la identidad, para una reconstrucción política del feminismo, sin universalismos cristalizadores y discriminatorios. En este marco el movimiento feminista uruguayo deberá dar un salto cualitativo, más allá de las diferencias internas, y diseñar una estrategia política para reconfigurarse como proyecto político. Hace falta pensar también la relación con el Estado: qué pasa con la cooptación de líderes, la proliferación de convenios y espacios de participación reglados y dirigidos desde el Estado. Comienza a hablarse incluso de las primeras femócratas. En los últimos años el gobierno de nuestro país comienza a incorporar temas de la agenda feminista (violencia doméstica, perspectiva de género, participación ciudadana, equidad, igualdad de oportunidades para varones y mujeres, etc.). Aunque algunos otros seguirían vetados, nos encontramos ante un escenario muy prometedor. Por otro lado, las feministas desde la sociedad civil se encuentran con que muchos de los espacios para la participación adentro del movimiento fueron desapareciendo o reduciendo su espacio de participación más amplia y plural. Por otro lado se han abierto muchos espacios de participación que poco deciden realmente y que terminan convirtiéndose en un ritual de participación. Hace falta entonces mirar hacia los espacios que tenemos y pensar qué hacer con ellos.
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