Lilián
Celiberti
A
la hora convocada, el Presidente de la República ingresó
al salón de actos de la Casa de Gobierno. Su presencia en el Día
Internacional de la Mujer, significaba un respaldo del gobierno al lanzamiento
del Primer Plan Nacional de Igualdad de derechos y oportunidades para
las mujeres uruguayas.
Tal
vez, por primera vez desde que inició su acción política
en 1990, nadie acompañó con aplausos el ingreso de Tabaré
Vázquez. Un significativo silencio se instaló en la sala,
mientras se agitaban las manos naranja con la consigna VOTO a FAVOR DE
LA SALUD REPRODUCTIVA.
Los
cuerpos dialogan, con posturas y también silencios, por eso el
Sr. Presidente comprendió el mensaje y se refirió a él
en sus primeras palabras: Traía escrito un discurso pero lo voy
a dejar para el final
me alegro enormemente de la masiva presencia
de la prensa uruguaya y creo que también internacional y me alegro
que hayan podido captar las expresiones de muchas de ustedes, cuando el
Presidente de la República entró en sala, ocupando el estrado,
demostrando que los uruguayos sabemos convivir en paz, en democracia,
con respeto, con tolerancia, aún cuando en algunos temas pensemos
distinto, pensemos diferente.
Me
alegro enormemente que quienes están defendiendo una determinada
posición en el tema de la interrupción de un embarazo, aquí
en la sala de la propia Presidencia de la República, y en un acto
como el del día de hoy, se hayan podido expresar libremente. Congratula
el corazón de los demócratas, congratula la mejor historia
de nuestro país, esta expresión que ha habido en esta sala...
De verdad me alegra que así haya sucedido y de verdad esto abre
un camino de análisis y discusión de un tema en el que podemos
tener distintas opiniones, creo que todas respetables, donde seguramente
con argumentos de distinto tipo, de distinta naturaleza, los uruguayos
como lo hemos hecho históricamente, no cesaremos de buscar entre
todos nosotros la posición que este país tiene sobre los
distintos temas.
No
debemos temer a la discusión, a la presentación de ideas
por opuestas que sean, sí debemos temer al oscu-rantismo, a tratar
de no discutir los temas, a tratar de subsumirlos o a tratar de imponer
por la fuerza a otros, lo que nosotros creemos que es correcto o lo apreciamos
desde una única perspectiva. Respeto a quienes se han expresado
en forma diferente al Presidente de la República.
Es
una afirmación tautológica Sr. Presidente, ya que el poder
expresarse públicamente, sea en la Casa de Gobierno o en donde
sea, es por definición una condición de la democracia. No
da para congratularse.
Podría
interpretarse que el Sr. Presidente, estaba retractándose públicamente
de su anunciado VETO al Proyecto de Ley de Salud Reproductiva, en caso
de aprobación parlamentaria. Pero en realidad no es así.
Según declaraciones realizadas a la prensa inmediatamente después,
mantiene su amenaza de vetar el proyecto, haciendo uso de una potestad
constitucional, bien poco democrática por otra parte.
No
quisiera centrarme en si el presidente dijo que no disolvería las
Cámaras, me alcanza con el anuncio del veto para colocar en el
debate la propia concepción de democracia que sustenta. Promover
la participación ciudadana y estar abierto al diálogo supone
no solo la disponibilidad de escuchar sino fundamentalmente la de respetar
las opiniones ajenas.
¿Puede
hablarse de diálogo democrático, cuando pesa sobre sus conclusiones
una amenaza de veto? (Discutan que yo resuelvo)
¿Por qué no sería democrático que el parlamento
votara una ley de salud reproductiva?
¿En que régimen el Presidente de la República y sus
opiniones tienen más peso que la resolución de ambas cámaras
parlamentarias?
¿Qué concepto de pluralidad tiene el Sr. Presidente?
¿Cómo define una sociedad los conflictos, y cómo
enfrenta las diferencias?
Como
feminista me importa profundizar el debate sobre el derecho a decidir
de las mujeres, me importa que la experiencia de las mujeres frente a
un embarazo no deseado (porque ese es el problema) tenga voz en el debate
público.
La
experiencia subjetiva de decidir acerca de continuar o no con un embarazo,
es un dilema humano, que nace de la experiencia de vida de las mujeres,
y de la diferencia sexual entre hombres y mujeres. Puede ser que aún
para algunas mujeres su capacidad repro-ductiva siga siendo un "destino
marcado", algo con lo que se "carga para siempre" pero
sin duda son cada vez menos.
Como
señala Marta Lamas1, mientras la diferencia sexual continúe
siendo un principio ordenador en nuestra sociedad, hay que cuestionar
cómo se usa para marcar la división entre lo público
y lo privado, y también cómo se borra del discurso y la
práctica políticas, (...) Todas las diferencias de los grupos
subordinados generan el mismo dilema: ignorar la diferencia lleva a una
falsa neutralidad, pero centrarse en ella acentúa el estigma de
la diferencia (...). Este dilema resume la contradicción entre
las tareas que las feministas nos fijamos para hoy y la visión
de sociedad que deseamos construir. ¿Cómo edificar una nación
democrática en donde la diferencia sexual sea al mismo tiempo reconocida
y relativizada?".
Es
difícil abordar en serio la profundidad de los debates planteados,
cuando se define como un dogma de gobierno la «defensa de la vida
desde el momento de la concepción» como lo hizo ayer la Ministra
de Salud Pública Maria Julia Muñoz.
El
derecho a tomar la palabra amplía radicalmente las fronteras de
lo político. La felicidad de las personas depende de cómo
se articulan en sus vidas las múltiples dimensiones de su experiencia
vital, de sus sueños, sus miedos, sus oportunidades. Y es en estos
terrenos donde el dolor, la libertad, el goce y la responsabilidad de
las mujeres en su diferencia, es siempre minimizada en el debate público.
No
se trata solo de tener diferencias políticas, religiosas o morales,
como ciudadana laica, no confesional, responsable y comprometida con la
democracia quiero vivir en una sociedad donde mi autonomía para
decidir tenga valor, sea reconocida y garantizada por el Estado.
1
(Democracia e igualdad política y diferencia sexual, en Disensos,
Nº 35, versión electrónica).
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