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Cecilia
Olivares
Debate
Feminista, la revista mexicana que cumplió 25 años, fué
analizada en el encuentro "Enfoques Feministas y el Siglo XXI".
Salvador, Brasil, 2005.
Debate
feminista salió a la luz por primera vez en marzo de 1990. Desde
un principio se planteó como una revista semestral de unas 400
páginas, periodicidad y tamaño que permitiría publicar
textos extensos y densos, escritos originalmente en español o traducidos,
así como buscar colaboraciones que permitieran, si no hacer números
totalmente monográficos, por lo menos dedicar secciones amplias
a profundizar en un solo tema.
En
el editorial de ese primer número dedicado al amor y a la democracia,
Marta Lamas explicita con claridad el lugar en el que se ubica la revista,
que nace, dice, de la necesidad compartida entre varias feministas de
disponer de un medio de reflexión y debate, un puente entre el
trabajo académico y el político, que contribuya a movilizar
la investigación y la teoría feministas, dentro y fuera
de las instituciones académicas, y ayude a superar la esterilidad
de los estudios aislados del debate político. No compartimos la
concepción de mujerólogas (especialistas en
el tema de la mujer, desvinculadas del movimiento feminista) y tampoco
aprobamos el antiintelectualismo de que tiñe algunas posiciones
en el movimiento.
Se
planteaba asimismo, en este primer número, un diálogo con
el movimiento feminista y con otros movimientos sociales. Es difícil
saber si este diálogo existe o hasta qué grado existe, pues
no contamos con retroalimentación concreta. A juzgar, sin embargo,
por el interés que demuestran por la revista las feministas activistas
en toda América Latina, suponemos que el material les es útil
y también atractivo. Damos por hecho, por supuesto, que a las académicas
la revista les interesa y les es útil.
¿Cómo
es debate ? La teoría y la práctica
En
una discusión sobre el concepto de género, que originalmente
se publicó en la revista Signs y que debate reprodujo en su número
20, Joan Scott afirma que es un error creer que erradicando la contradicción,
la complejidad, la ambigüedad y hasta el desacuerdo del interior
del movimiento feminista, se terminará también con la desigualdad,
la jerarquía y la discriminación en el mundo (1999:
65-66).
Scott
concluye su alegato sobre las discusiones en torno al género, afirmando
que si el feminismo quiere mantener su fuerza crítica, si
quiere desafiar y alterar el funcionamiento de jerarquías poderosas
diseñadas para mantener a las mujeres en su lugar,
entonces se debe permitir contemplar sus paradojas y las ambigüedades
de su existencia (69). Aquí por contemplar entiendo
darse cuenta, aceptar las paradojas y ambigüedades, pero paradas
en un piso común, el de los objetivos finales del feminismo que,
desafortunadamente, siguen siendo básicamente los mismos desde
hace varias décadas. (derechos sexuales y reproductivos, violencia,
igualdad en la casa, el trabajo, las instancias políticas).
Mary
Dietz por su parte, en un repaso de los temas que ha tocado la teoría
feminista durante los últimos veinte años (publicado en
el último número) dice que lo que conocemos como teoría
feminista" es un campo de investigación que tiene muchas facetas,
controvertido en su discurso y que no promete resolverse en ningún
tipo de consenso programático ni converger en ningún tipo
de terreno conceptual compartido, esto habla, sigue ella, del dinamismo
y la vitalidad que caracterizan hoy en día al feminismo (núm.
32: 181).
Por su parte, Carlos Monsiváis, con su característico sentido
del humor, habla en una entrevista de una de las ideas equivocadas del
feminismo y cómo pensar que mientras más nos dividimos más
nos acercamos a la pureza. Esa no es la idea que propongo aquí.
Los
comentarios de estas teóricas/os vienen a cuento porque ilustran
la filosofía que guía el quehacer de debate
feminista.
Yo
diría que una de las líneas editoriales que caracteriza
a la revista desde su primer número se refiere a la voluntad de
ofrecer en sus páginas textos que traten un mismo tema desde diferentes
ángulos o varios aspectos relativos a un tema desde varias perspectivas:
una cantidad de discursos que mediante el choque, la disparidad
o el ensamble consiguen moldear un producto editorial (núm.
3, 1991). Este es el afán de la revista, a veces se logra con mayor
éxito que otras, a veces los temas se retoman a lo largo de los
números, sucesivos o no, y a veces se arman números no tan
monográficos como otros.
Debate
toma en cuenta estas ambigüedades y paradojas, esta falta de homogeneidad
teórica de las que hablan Dietz y Scott y además las confronta
con las ambigüedades y paradojas-tensiones que existen en la realidad.
Hace esto de diferentes maneras:
1)
organizando mesas redondas y publicando sus resultados, así se
han publicado discusiones sobre las artes plásticas y el feminismo,
sobre el feminismo entre las mujeres jóvenes, sobre la elección
de no tener hijos, sobre la conciliación posible entre trabajo
y familia, entre otras.
2) mediante entrevistas, por ejemplo, sobre las cuotas se publicaron en
1991 los testimonios de tres mujeres militantes del PRD, el primer partido
en establecer la obligatoriedad de las cuotas para mujeres, y más
adelante en 1993 los comentarios de integrantes de la revista y dos académicos.
3) la inclusión de crónicas sobre procesos sociales llevados
a cabo por movimientos sociales como las crónicas sobre los matrimonios
gay en Buenos Aires y las sociedades de convivencia en México,
publicados en el último número. O la crónica sobre
el proceso de salvamento de Rosa, la niña nicaragüense que,
violada en Costa Rica, finalmente pudo interrumpir su embarazo en Nicaragua,
gracias a un grupo de organizaciones feministas.
4) artículos que analizan procesos o experiencias: por ejemplo
la eficacia de la ley en contra de la violencia en Argentina o la aplicación
de los procedimientos para el aborto legal por violación en la
ciudad de México.
5) la reproducción de documentos: entre otros hemos retomado en
la revista los discursos de las organizaciones feministas latinoamericanas
y del Caribe presentados en Beijing+5 y en la Conferencia sobre la Mujer
de la CEPAL, en México 2004. El discurso de la comandante Esther
en el Congreso de la Ciudad de México o el Documento pastoral sobre
el aborto (es decir en contra del derecho a decidir) del obispo de Chiapas
Samuel Ruiz (1994).
Estos
textos que describen e ilustran lo que se produce en distintos ámbitos
de la sociedad, las experiencias de mujeres también de diferentes
ámbitos, son muestra, decía, de esas contradicciones y paradojas
y tensiones y son, me parece, una manera de equilibrar las lecturas propuestas,
es decir, la teoría y la práctica.
En
cuanto a los textos teóricos, responden perfectamente a la definición
que Jonathan Culler propone sobre el tema. Para Culler la teoría
es casi siempre una crítica aguda a las ideas de sentido común
y además un intento para demostrar que lo que damos por sentado
como "sentido común" es de hecho una construcción
histórica, una teoría particular que ha llegado a ser tan
natural que ya ni siquiera la vemos como una teoría (J. Culler,
Literary Theory. A very short introduction, Oxford University Press, Nueva
York, 2000).
De esta manera se contraponen y se complementan la teoría y la
práctica, una iluminando a la otra. Las lectoras y lectores serán
las encargadas de hacer las síntesis pertinentes²
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