Cotidiano Nº40

63 % a favor
Ley de Salud Reproductiva
Encuesta realizada por Equipos Mori. Abril 2004

 

¿De quién es el cuerpo de los señores senadores?
acerca del derecho a decidir de las mujeres

 

Senador Walter Riesgo
(Partido Colorado) 

Aclaro que no estoy en contra de la mujer que toma estas decisiones. No puedo juzgar la casa que no es mía porque en su casa cada uno sabe cuáles son realmente los problemas; pueden ser infinitos y algunos, ciertamente, han de ser enormemente duros. Quiero ayudar a esa mujer pero no acompañándola a un quirófano para eliminar una vida. Quiero ayudarla por todos los medios que sea pero no partiendo por lo más simple y aberrante, que es terminar con una vida. Eso no es bueno (...)

Evidentemente, acepto que la mujer tiene derecho a no quedar embarazada. En tal sentido, acepto todas las técnicas. La aplaudo y la felicito; puede utilizar el condón, el DIU, las pastillas y otros muchos sistemas que como hombres no conocemos, pero sí las mujeres. Allí está el derecho de la mujer a no quedar embarazada y es hacia donde debemos apuntar, pero no a la solución cuando ya hay vida. Personalmente no coincido con que la mujer, la pareja, el juez ni el médico interrumpan una vida.

Estamos hablando de un derecho inherente a la persona que le pertenece a ella. ¿Por qué se lo voy a quitar sin siquiera consultarla? ¿Por un antojo? ¿Por qué 31 Senadores dispusimos que fuera así? ¿Por qué no tiene derecho ese ser humano? Si hay algo de lo que estoy convencido es de que el aborto, señor Presidente, no interrumpe sino que, simplemente, mata. Usar el eufemismo en este tema está de más, puesto que hay que hablar muy claro: el aborto es muerte, así de simple, no tiene otra definición. Entonces, si en nuestra casa no comenzamos a respetar la vida antes de nacer, muy poco derecho tendremos a pedir su respeto en otra etapa de su vida.

 

Senador Enrique Rubio
(Encuentro Progresista– Frente Amplio)

Desde el punto de vista filosófico e ideológico tampoco comparto, frente a esta cuestión tan sensible, una postura frívola que simplemente dice: «el cuerpo es mío y yo hago lo que se me cante en ganas con él». Esta es una postura muy individualista. Tiene puntos de contacto con el «individualismo posesivo» que fundó la modernidad del Estado y la sociedad en que vivimos, que tiene una historia que se inicia en la filosofía inglesa del Siglo XVII. Me refiero al individualismo posesivo que sostenía: «Yo soy dueño de mi cuerpo y, como prolongación del mismo, tengo el derecho a la propiedad privada»; o sea, «yo soy dueño de las cosas que están al alcance de mi cuerpo». Si vamos por esa línea, me parece que terminamos en una filosofía que en el fondo es bastante asocial y que, por lo tanto, no comparto.

 

Senador Alejandro Atchugarri
(Partido Colorado)

Los que sentimos que no puede haber una discusión tan por blanco o negro, los que compartimos, junto a muchos uruguayos y uruguayas, que frente a dos derechos muy relevantes como lo son el derecho de una persona a decidir su vida, su destino y no su cuerpo, y el derecho a la vida –que siempre es el más fuerte–, creemos que hay que promover el derecho a la vida. Pero acéptesenos, señor Presidente, buscar un punto en el que no necesariamente se actúe bajo la amenaza penal –que después no llevamos a cabo–, sobre dónde promover la vida.

 

Senador Eduardo Ríos
(Encuentro Progresista– Frente Amplio)

Se ha dicho en Sala que este es un tema de la mujer, del hombre, de la sociedad. Creo que es un tema de la mujer y del hombre. Considero que los temas de la sociedad y la involución social y emergente de lo que mencionaba hace un momento, no son exclusivamente de la mujer como responsabilidad de tratamiento. Será de ella su decisión de ejercer su libertad sexual como profundización y modernización de la vida democrática; pero el tema que estamos tratando no es un problema de las mujeres, sino de la sociedad. La sociedad toda debe tomar conciencia de lo que está sucediendo. 

Considero que ubicar este tema exclusivamente en el campo femenino es ser irresponsable como actor social, como padre, como hombre, como marido, como compañero y como educador que soy de mis propios hijos y del seno de la gente que me rodea, cualquiera sea su estamento. Ello no es contradictorio con saber que este proyecto de ley tiene en su centro la libertad del cuerpo de la mujer y la libertad sexual, hecho que entiendo positivo. 

Insisto en que considero positivos los derechos sexuales y su ejercicio moderno en una sociedad también moderna, porque son profundizadores de la democracia. 

 

Senador José Mujica
(Encuentro Progresista– Frente Amplio)

Si bien, obviamente, en términos relativos la mujer es dueña de su cuerpo, éste también pertenece a la especie y no florece por generación espontánea. Entonces, es evidente que hay una responsabilidad masculina en todo lo que pasa. Aclaro que estoy a leguas de un estridente feminismo que existe por ahí, pero hay que reconocer que el hombre asume frente a estos temas una especie de no existencia, a tal punto que en algunos hogares es la mujer la que tiene que acompañar a la hija y encargarse de ella o, en todo caso, una tía; pero el hombre no, éste ni siquiera la acompaña, aunque sabe todo y pone la plata.

 

Senador Guillermo García Costa
(Partido Nacional)

La posición de que la mujer es dueña de su cuerpo y por ende absurdamente es dueña del embrión que lleva en su seno no está en el proyecto; sin embargo, sustenta, en parte, el trasfondo de su base conceptual y, en muchos casos –para los que hemos leído y oído, hasta donde hemos podido, toda la argumentación que se ha hecho–, se sostiene en criterios populares con que se defiende el proyecto de ley que, repito, no contiene esa posición, pero la asume. Este proyecto de ley establece, en forma no articulada ni expresa, que el hijo es parte de la madre. Ello desde la muy férrea punición del aborto posterior a las doce semanas –reconociendo, también lateralmente, que lo que preocupa es la madre y no el embrión–, hasta la total ausencia del padre en todo el texto de la ley.  

 

Senador José de Boismenú
(Partido Colorado)

Personalmente, voy a sostener una teoría que vemos desarrollarse en nuestro Parlamento. Yo sostengo que todas las cosas son consecuencia de otras y que, en general, este tema del aborto fue, durante muchos años, un asunto propio de los seres humanos del género masculino, en el que la mujer no tenía intervención. Si analizamos las últimas etapas de la vida en países como los nuestros, vemos que las mujeres, por reacción, son las que más han actuado respecto de este tema. Acá, sin duda, el género masculino paga los pecados que ha cometido.

La legalización del aborto no lleva a un mejor control del mismo, sino a una liberalización total y descontrolada.

 

 

Senadora Margarita Percovich
(Encuentro Progresista– Frente Amplio) 

Las mujeres no somos un envase para nadie y hay una cuestión de sensibilidad que de ninguna manera se puede manejar como se ha hecho aquí –lo que nos molesta a las mujeres–, en una forma tan agresiva, como si las mujeres fuéramos insensibles al recurrir a la práctica de la interrupción del embarazo.

Una maestra de tercer año de escuela pidió a sus alumnos que trajeran material sobre el 1º de mayo. Tres de los niños llegaron con pegotines a favor de la ley de salud reproductiva que habían recogido en el acto realizado en la Plaza de los Mártires de Chicago, en Montevideo. La conversación se instaló en la clase y uno de los niños pudo decir en voz alta que su tía había muerto por un aborto mal practicado.
 

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