Por Adriana Orlando
A lo largo de la historia y en las múltiples sociedades la maternidad ha sido considerada la condición femenina por excelencia, es asumida como la esencia misma de ser mujer por el simple hecho de que éstas son quienes están equipadas biológicamente para engendrar y desarrollar a otro ser humano. Esto ha provocado que la relación mujer – maternidad se perciba como una equivalencia unidimensional, en donde la mujer “sólo sirve” para ser madre. En este punto ya nos encontramos con una desigualdad de género, en donde se debe distinguir que dar a luz es una capacidad biológica y la necesidad de convertirlo en algo primordial para la mujer es una construcción estrictamente cultural.