Este trabajo relata escenarios de una de las peores violencias estructurales actuales, una forma de esclavitud contemporánea que nos avergüenza como sociedad y que implica prácticas sociales que legitiman abusos de poder ejercidos sobre quienes suelen estar más expuestos o como en este caso en condición de subordinación.
Esta es una crónica de frontera que constituye un territorio propicio para esta explotación comercial, pues Rivera, como frontera seca se cruza caminando de un país a otro y como problema se vuelve más líquido e invisible, así como quienes se benefician de ella son casi siempre “sujetosomitidos”. Las nuevas tecnologías en red, la virtualidad amparan la invisibilidad de los encuentros y la impunidad.