Escrito por Valeria España*
Estuve ahí, entre cientos de corbatas, miles de años acumulados que se sumaban entre todos los elegantes caballeros que se encontraban presentes. Los oradores, 3 en total, repitieron una y otra vez el mismo discurso –vetusto y anacrónico- de siempre. Se hablaba de laicidad al tiempo que se saludaba «muy especialmente» a las autoridades eclesiásticas que se encontraban en las primeras filas.
El libro que se presentó, trata de ahondar en las razones que daba el ex presidente Tabaré Vázquez en noviembre de 2008, a través del análisis de los 11 autores y las 4 autoras que contribuyeron a su redacción. Sin embargo, el interés de este relato no es centrarme en que todos los argumentos allí esgrimidos son fácilmente rebatibles sino compartir el impacto generado al ver y escuchar al líder “más carismático” de la izquierda – según algunos/as- siendo elogiado por la cúpula del poder patriarcal, religioso y capitalista.
Los aplausos de dorso y la parafernalia del ballroom del Hotel Victoria Plaza, se conjugaban perfectamente con esa noche de contradicciones y discursos rotos. Nada más lejos de la realidad de las mujeres pobres que sufren en su propia piel la violencia que produce tanto machismo acumulado.
No soy quien para decir que el Frente Amplio tiene una deuda con su base política, con sus votantes, con los militantes de a pie que creen todavía en que una sociedad más justa e igualitaria es posible. Sin embargo estoy convencida que la reincidencia en el tema, la exposición política y las contradicciones de Tabaré con el partido que le pueden dar la candidatura a la presidencia nuevamente, torna necesario plantearse algún mecanismo para evitar que el Frente reincida en posicionar a este convencido de sus principios religiosos en las próximas elecciones.
En junio del año pasado Oscar Botinelli hablaba de la confrontación de minorías combativas frente a mayorías pasivas en el juego social y político de la discusión del aborto; creo que es hora de constituirnos como mayoría combativa y poder incidir auténticamente en las definiciones políticas del FA, en pocas palabras, un 2014 sin Tabaré.
Otra cosa a considerar, tambien fundamental, es que la posibilidad del referéndum a la vuelta de la esquina – que contribuye nuevamente a utilizar un recurso de democracia directa para someter al escrutinio de la gente la protección, garantía y la satisfacción de derechos fundamentales- debe movilizarnos; es necesario volver a poner el dedo en el renglón y evaluar las posibilidades de riesgo de la LIVE frente a esta movida regresiva.
En fin, creo que la admiración con la que Lacalle Pou miraba a Tabaré durante su discurso, dice mucho más que estas líneas…
* abogada, migrante, feminista, responsable por el área de DDHH en Cotidiano Mujer
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