Montevideo, baluarte feminista
Mientras que en el interior del cinco estre- llas, Hotel Radisson de Montevideo, tenía lugar la Conferencia de CEPAL, desde el movimiento social y feminista se instaló el tema en plena Plaza Independencia para contarle a la ciudadanía que lo que allí su- cedía tenía que ver con su vida.
Está claro que lo que ocurre y se acuerda en las conferencias del sistema de Naciones Unidas u otros organismos internacionales, no impacta de forma instantánea ni directa en la cotidianeidad de la gente. Sin embargo, lo que el papel consigne y aguante, a la larga sí va a tener consecuencias en la vida de las personas. Y en este sentido, el Consenso de Montevideo va más lejos de lo que muchos gobiernos signatarios hacen hoy en sus países por esta agenda.
Este acuerdo intergubernamental se configura como una nueva y poderosa herramienta de demanda y exigibilidad de la sociedad civil para avanzar y hacer efectivos los derechos en sus países. La incidencia
política tiene múltiples capas y áreas de acción que se interrelacionan y potencian. Los derechos se ganan desde todos los campos, del acuerdo internacional a la ley nacional, de la ley a las normas regulatorias y también desde la instalación 1 de nuevos hábitos, costumbres y sentidos compartidos.
Por eso, que en esta Conferencia de Cepal en Montevideo se alcanzaran acuerdos de avanzada era importante, particularmente para los países donde los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las personas son sistemáticamente ninguneados. Se puso en juego todo el potencial de inci- dencia, colocando a la comunicación como un asunto central. La instalación en la Plaza fue una opción para generar una ilusión de hegemonía feminista en los 100 metros cuadrados que circunvalaban el Radisson.