Naranja es el color de las manos que desde hace años hemos levantado las organizaciones que venimos luchando, denodadamente por la legalización del aborto en nuestro país. Desde la recuperación democrática, cada legislatura debatió uno o dos proyectos de ley con miras a legislar la interrupción voluntaria del embarazo en el marco del pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Algunos de los proyectos contaron incluso con la firma conjunta de legisladores de todos los partidos.
Finalmente, tenemos una ley de interrupción voluntaria del embarazo. No es la ley que queríamos las feministas, la misma que quería la ciudadanía, la misma que quiso el Poder Legislativo, la misma que fue vetada por el expresidente Tabaré Vázquez. Pero es una ley que bajo ciertas circunstancias (como el plazo máximo de 12 semanas, por
ejemplo) respeta el derecho de las mujeres y brinda condiciones legales y seguras para aquellas que hayan decidido abortar.
Alerta naranja: hay gente que no quiere que las mujeres tengamos derecho sobre nuestro propio cuerpo. Igual que en la época de la esclavitud, hay gente que piensa que las mujeres somos máquinas reproductivas y se pusieron a juntar firmas para ver si este domingo 23 logran que 650 mil ciudadanos vayan a los circuitos a adherir a su propuesta de llamar a un referéndum contra la ley que despenaliza el aborto.
Para lograrlo no escatiman trampas y engaños. Por ejemplo, nunca aclaran que el concurrir este domingo NO ES OBLIGATORIO. Juegan con la gente para que piense que si uno no va, tiene que pagar una multa o no va a poder cobrar la jubilación.
Llaman a las casas por teléfono haciéndose pasar por una empresa encuestadora, pero no dan opción de responder diferente y tampoco dan el nombre de la empresa. Entran en los colegios católicos pidiendo ropa “para los niños pobres”, les dejan a los alumnos fetos de plástico y tienen obispos que van por ahí llamando criminales a quienes defienden esta ley.
Pero lo que es más increíble: tienen un grupo de señores muy blancos y muy bien trajeados ellos, que llamaron a una conferencia de prensa para pedir la cadena nacional para explicarle a la gente por qué es que las mujeres deberíamos parir aunque no queramos. ¿No se les cae la cara de vergüenza? Quince señores en una foto, ¿y ni siquiera para ser “políticamente correctos” se les ocurrió que debían aparecer algunas mujeres? ¿Al menos para disimular un poco? ¿Es que son tan retrógrados o es de ridículos nomás?