Catalina de Siena, mística y política, (Italia, 1347 – 1380). Su reputación de santidad (era conocida por sus éxtasis místicos) no le impidió vivir rodeada de escritores, pintores, religiosos y políticos, junto a quienes elaboró la doctrina "del Divino Amor". En ocasión de la invasión alemana aconsejó al Papa Gregorio XI que resistiera, enviándole una famosa carta que encabeza así: "Sea hombre viril y no temeroso, quien no da batallas no gana victorias". Murió a los 33 años.
Margery de Kempe, mística, viajera y escritora, (Inglaterra, 1373 – 1438). Estando casada y con 14 hijos recibe la aparición de Jesús que le ordena que difunda la Buena Nueva del Evangelio a través de Europa Oriental. Obedece, viaja por Grecia e Italia llegando hasta Marruecos y Jerusalén. Siendo analfabeta debió dictar sus memorias a una de sus múltiples nueras.
Pisán, Cristina de, escritora (Venecia 1365 - París 1430). En "La Ciudad de las Damas", describe una ciudad amurallada construida por tres damas: Razón, Rectitud y Justicia, lugar de refugio para mujeres agredidas, y realiza una crítica profunda e irónica de los grandes pensadores de la antigüedad, empezando por Aristóteles: "Que no se me acuse de sinrazón, arrogancia o presunción por osar yo, mujer, oponerme y replicar a un autor tan sutil, ni de reducir el elogio debido a su obra, mientras que él solamente hombre, ha osado difamar y acusar sin excepción a todo el sexo femenino".