ores cuadernos aquí.
El papel de la sociedad civil en la defensa de la paz
Lilián Celiberti
Ponencia presentada en la Conferencia «¿El mundo en guerra? Reflexiones sobre la legitimidad de la guerra y el rol de la Sociedad Civil en la lucha por la paz», organizado por el Área Socio-Jurídica de la Facultad de Derecho, Universidad de la República, 20 de marzo 2003.
El subcomandante Marcos decía que el siglo XXI viviría una Cuarta Guerra Mundial, y que sería una guerra semiótica. Esta afirmación puede parecer contradictoria con las bombas nada semióticas, lanzadas contra Bagdad. Sin embargo, más allá de su aparente contradicción, esta es también una guerra semiótica. Se ha instalado un debate mundial en relación a la legitimidad de esta llamada Guerra Preventiva. Y es, en esa disputa de significados, que la ciudadanía de todas partes del mundo, ha irrumpido en el escenario político para decir no a la guerra, cuestionando la racionalidad del poder y los poderes internacionales en juego, cuestionando las razones económicas, o estratégicas. Esta ruptura del “sentido común” es lo más novedoso de la política en los últimos años. Esta guerra es un nuevo fracaso de la Política y tiene graves consecuencias para la humanidad.
Se ha activado en el mundo una condición de extrañamiento de las lógicas de poder, de las razones de la “real politik”, que incluso ha colocado en serias dificultades a los gobiernos europeos, presionados a cambios en posturas, distancias, matices o costos políticos que aún es demasiado pronto para evaluar. La sociedad ha salido a las calles para decir que no hay ninguna razón, ninguna, que justifique la guerra. Esta es la batalla simbólica sustantiva frente a las lógicas del imperio, a la lógica fundamentalista de “la guerra del Bien contra el Mal”.
De alguna manera, esas gigantescas movilizaciones han logrado romper la lógica dicotómica mediante la cual estar en contra del gobierno de EEUU es estar a favor de Hussein. Y esta ruptura es sustantiva para recuperar la política como espacio ciudadano, como espacio de expresión de subjetividades múltiples en un mundo amenazado por la guerra pero también por la crisis global de los mercados, la crisis ambiental, la crisis del pleno empleo, la pobreza y la crisis internacional y de ruptura de la multipolaridad.
Detrás de esta guerra está en juego el proyecto de convivencia de la humanidad en un contexto de graves consecuencias sociales, por ejemplo el debilitamiento de las Naciones Unidas para la instalación de una hegemonía unipolar. Ya en 1999 la OTAN adoptó una resolución de nuevo contenido estratégico debido a la presión de EEUU, según la cual, se puede intervenir militarmente fuera de su región sin considerar la soberanía de otras naciones y desconsiderando completamente a las Naciones Unidas. Algunos hablan del fracaso de la capacidad de negociación de EEUU para lograr consensos en este contexto. Parecería que la destrucción de los organismos internacionales construidos desde la segunda guerra mundial, ha sido el objetivo central de Bush para establecer un nuevo orden internacional.
En los últimos 10 años desde la Eco 92 la sociedad civil organizada ha comenzado a invadir los espacios de construcción de la agenda internacional en las conferencias de la ONU con su participación en la definición de la agenda ambiental, la de población y desarrollo, los derechos humanos, los derechos de las mujeres. Esta participación ha conformado redes y alianzas entre organizaciones sociales, ONG, movimientos que poco a poco han trasladado su acción al control de los organismos multilaterales, el FMI, la OMC, la Asamblea de Gobernadores del Banco Mundial o del Banco Interamericano de Desarrollo. Es en estos aprendizajes de participación, que las sociedades han comenzado a politizar las agendas internacionales, articulando progresivamente los ámbitos locales de ejercicio de la ciudadanía a los globales, con el surgimiento de una conciencia cosmopolita de búsqueda de nuevas racionalidades y nuevas alternativas para un mundo amenazado donde el eje seguro-inseguro se ha convertido en un eje político de primer orden.
Es en este contexto de acumulación de experiencias, diálogos, encuentros y definición de nuevas agendas que surge el Foro Social Mundial, ”Porque es un espacio donde confluyen las protestas con las esperanzas, y el desasosiego con la construcción de alternativas. Donde están los del Movimiento Sin Tierra y los que viven sin techo y sin ventana, los movimientos indígenas y afro descendientes junto a los jóvenes y los economistas, los transexuales y las feministas. Los que dan masajes holísticos con los académicos. Los que luchan contra los productos transgénicos y los que son transgénero. Hindúes, musulmanes, judíos, católicos junto a los sindicalistas y la gente que promueve el Esperanto como lenguaje universal«1. (Garrido, 2002).
Desde esa diversidad, desde las múltiples agendas que agrupan a la gente en todas partes y que aún tiene dificultades para encontrar los caminos de diálogo e interacción, se ha logrado, sin embargo, unir las voces para inundar las calles con una sola consigna política, NO a la GUERRA.
Esta vez el NO es propositivo, es un No político, es un NO para habilitar otros futuros. Tal vez nadie tenga demasiado claro cómo llegar a vivir en un mundo sin guerras, pero hoy decir NO, es colocar el límite de tolerancia civil a un tipo de poder mundial basado en el sometimiento por el poder de las armas.
La activista y escritora india Arundaty Roy se preguntaba en el último Foro Social Mundial de Porto Alegre “¿Qué podemos hacer nosotros frente a la guerra?”. “Podemos recuperar nuestra memoria, podemos aprender de nuestra historia. Podemos continuar construyendo una opinión pública mundial hasta convertir nuestras voces en un ruido ensordecedor. Podemos reinventar la desobediencia civil por millones de caminos. Esta visión única del mundo colapsará si nos negamos a comprar sus ideas, sus versiones de la historia, sus guerras, sus armas y sus nociones de lo inevitable”.
Como dice el lema de nuestra campaña contra los fundamentalismos TU BOCA ES FUNDAMENTAL, porque con ella construimos el poder de oponernos.
1 Lucy Garrido en “¿Quién quiere género cuando puede tener sexo?” Ponencia del Seminario Feminismos Latinoamericanos, PUEG- UNAM, Abril, 2002.