Evelin Muñoz
¿Voto castigo o cambio estructural? La corrupción política, los bajos resultados en educación, la creciente inseguridad y la carga impositiva, ¿son factores atribuibles al cambio de orientación política en la región de América Latina? Nuevo mapa político que sacude las estructuras y hace resurgir el poder olvidado de los partidos de derecha.En los últimos 10 años, Panamá, Guatemala, Haití, Honduras, Chile, Argentina, Costa Rica, Paraguay y Brasil han celebrado la llegada de presidentes de derecha a sus gobiernos, tendencia que invierte el giro a la izquierda que vivió la región de América Latina desde la llegada de Hugo Chávez a Venezuela en el 98.
El “giro a la izquierda” que vivió la región de América Latina a inicios del siglo XXI, subestimó el papel de la derecha en términos electorales y sobre todo su capacidad para influir en las decisiones políticas del gobierno de turno. Lo cierto es que, por muchos años, incluso si estudiamos los casos de Chile y Brasil, puntualmente los gobiernos de Bachelet y Lula, la derecha fue de gran peso en la definición de la agenda de políticas, limitando el avance de las políticas redistributivas.
El filósofo, historiador y politólogo italiano Norberto Bobbio (1995), establece que la mayor diferencia entre izquierda y derecha radica en el concepto que cada una de estas tiene sobre la igualdad. La derecha, asume a las desigualdades como cuestiones inevitables y muy difíciles de solucionar, mientras que la izquierda apunta a solucionarlas de forma colectiva, ya que las concibe como resultado de las construcciones sociales y culturales. Para el politólogo chileno Cristóbal Rovira (2014) es adecuado definir a la derecha desde una postura política que piensa a las desigualdades entre personas como un hecho natural, que permanecen fuera del alcance del Estado. En el otro extremo, la izquierda es definida como una postura política que ve las desigualdades como artificiales, y para la cual el papel del Estado debe ser buscar la forma de resolverlas mediante la implementación de políticas. La tensión entre ambos, asegura el autor, descansa en los conceptos de igualdad de oportunidades e igualdad de resultados. La derecha, que defiende la concepción de igualdad de oportunidades afirma que lo ideal es generar las mismas condiciones para todos/as, donde todos/as los/as individuos/as compitan por igual, donde las desigualdades son el resultado de que unas personas se esfuercen más que otras. La izquierda en cambio, apunta a favorecer la cohesión social mediante la igualación, generando al mismo tiempo, la construcción de bienes públicos.
Cristóbal Rovira (2014), en su trabajo titulado “La derecha en América Latina y su lucha contra la adversidad” para la revista Nueva Sociedad, relaciona el giro a la izquierda que experimentó América Latina en los años noventa con el ocaso del proyecto de modernización conservadora. El proyecto que promueve la derecha se basa en transformar ciertas esferas sociales, dejando que otras funcionen libremente. Por esto, en una región como América Latina donde las desigualdades y las demandas sociales son cada vez más numerosas, la victoria de un partido de derecha en elecciones democráticas se vuelve menos probable. Sin embargo, esta relación no tiene tal efecto si las desigualdades no logran politizarse para promover su puesta en agenda.
Otros países como Colombia, Perú, Chile y Paraguay vivieron cambios de mandatarios y son gobernados hoy por gobiernos de derecha. A la fecha, restan por celebrar elecciones en Uruguay, Bolivia, El Salvador, Panamá, Argentina y Guatemala para definir cómo será el nuevo mapa político de la región. Cabe destacar que Argentina, Guatemala, Perú y República Dominicana vienen de periodos de gobierno bajo partidos de derecha o centro derecha.
El ejemplo de Brasil
La llegada de Jair Bolsonaro en 2019 al gobierno de Brasil como representante de la ultraderecha es considerada como la continuación de un proceso de giro hacia la derecha que vive la región de América Latina, revirtiendo incluso la historia del mismo país que estuvo gobernado por más de 20 años por partidos de izquierda o centro izquierda.
Jair Messias Bolsonaro, actual presidente de Brasil desde 2019, es un político y militar retirado, ex concejal y diputado durante 7 años elegido por el Partido Progresista (PP). Se unió al Partido Social Liberal en 2018, con el cual se postuló para las elecciones presidenciales. Famoso por ser defensor del régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985 (sobre el cual asegura no fue una dictadura sino una revolución), por su fuerte doctrina conservadora, vinculada al evangelismo, y por su impronta nacionalista, se presenta como un duro crítico de la izquierda y afín a las políticas de la ultraderecha.
Desde su posesión como mandatario, el ahora presidente Jair Bolsonaro ha implementado una serie de medidas, programas y políticas de marcada inclinación liberal argumentando que su objetivo principal es “cambiar el destino” de su país. En primer lugar, es importante subrayar su línea próxima a las ideas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Cercano a éste, se mostró favorable a promover las relaciones bilaterales, se posicionó en contra de los regímenes comunistas y habló del Mercosur como un bloque demasiado ideologizado; además, se manifestó a favor de romper relaciones con Cuba, sancionar a Venezuela y abandonar el acuerdo de París sobre cambio climático. Planificó la reducción de aranceles y barreras no arancelarias y la firma de acuerdos bilaterales de libre comercio. El politólogo argentino Alejandro Frenkel (2018), en su artículo titulado “El mundo según Bolsonaro. La nueva política exterior de Brasil”, asegura que, desde la llegada de Trump al gobierno de Estados Unidos, la política estadounidense hacia la región de América Latina se ha concentrado en contrarrestar la expansión de China y Rusia. Y Brasil aparece como el aliado regional que facilita este proceso.
En esta línea de cambios estructurales, en el mes de agosto Bolsonaro anunció recortes de los fondos destinados a las universidades federales. Como resultado, cientos de brasileños se manifestaron en marchas y protestas argumentando el valor de la educación pública de calidad, como bien público al cual tienen derecho a acceder y la importancia que tiene para el desarrollo de la población más vulnerable. Sin embargo, y a pesar de las diversas movilizaciones y protestas, las medidas parecen seguir en curso.
En materia económica, promovió la reforma del sistema de pensiones y jubilaciones, proyecto que ya fue aprobado en segunda vuelta en la Cámara de los Diputados y ahora necesita el aval del Senado brasileño. El objetivo del gobierno de Bolsonaro es reducir el gasto social como solución al gran déficit del sector público y liberar recursos para invertir en áreas clave. Otras de sus propuestas es una economía de libre mercado que protege la propiedad privada, una política neoliberal de reducción del Estado, la privatización de empresas públicas y estabilidad macroeconómica con escaso gasto social, similar a la de los gobiernos de Macri en Argentina o Piñeiro en Chile, que también apuestan por una mayor apertura comercial. Su ya polémico perfil se ve coronado por estar a favor de la tenencia de armas en manos de civiles y celebrar las bajas penas de ex militares.
Género y diversidad
En temas de género y diversidad ha mostrado sin vergüenza su postura fuertemente machista y conservadora, ligada a ciertas corrientes dentro de la religión cristiana. Practicante de la religión evangelista, se posiciona en contra de los derechos de LGTB, excluyéndolos de la agenda de gobierno por completo. Además de sus duras medidas contra los/as indígenas[1] y los/as trabajadores[2].
Defiende la visión de la familia modelo heteronormativa, con declaraciones que claramente lo confirman: “Familia es hombre y mujer”. Se opone a cualquier identificación de género, posicionándose claramente en contra de los colectivos LGTB. Crítica la llamada “ideología de género”, argumentando que se trata de “cosas del diablo” (Clarín, 2019). Popular por sus discursos racistas, homófobos y misóginos, Bolsonaro se ha mostrado en contra de cualquier forma de unión que no sea heterosexual, llegando a calificar a la homosexualidad como una enfermedad. También ha sido protagonista de numerosas controversias y llegó a declarar “preferiría tener un hijo muerto que homosexual”, a decir que Brasil “no puede convertirse en un paraíso para el turismo gay” (BBC, 2019).
A pesar de las movilizaciones y protestas y de la considerable reducción de aceptación dentro de la población brasileña, el actual presidente Bolsonaro ha decidido avanzar en una agenda de reformas basadas en una fuerte ideología de derecha pero que se agrava a mi entender por su postura personal. Creo que estamos ante escenarios riesgosos cuando un mandatario va incluso en contra de derechos ya conquistados, tales como aquellos de las personas trabajadoras, indígenas y LGTB. Son conquistas resultado de largas luchas y su retroceso o puesta en pausa no arroja un mensaje positivo para los procesos democráticos y de ciudadanía.
Esta violación flagrante a la agenda de derechos marca una huella que resulta difícil de olvidar para las generaciones actuales y futuras, incluso para el desarrollo propio de los colectivos que defiende. A pesar de la existencia de diferentes orientaciones políticas o ideologías en juego, lo ideal sería que gobierne un partido que pueda atender las problemáticas características de una región como la nuestra. Cuando se lideran procesos y países sin considerar el contexto socioeconómico, político y cultural en el que se inscriben, corremos demasiados riesgos, entre ellos el aumento de las desigualdades, de la tensión social, la pérdida de legitimidad y debilidad del régimen democrático en su conjunto.
Podés escuchar el podcast del programa acá.
Referencias
Bobbio, N. (1995). Derecha e izquierda: razones y significados de una distinción política. Taurus, Madrid.
Bolsonaro: «No podemos dejar que Brasil sea conocido como un paraíso para el turismo gay» (26 de abril del 2019). BBC Internacional. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48065852.
Brasil: campesinas se manifiestan en contra de las políticas de Jair Bolsonaro (15 de agosto del 2019). Diario UChile. Recuperado de: https://radio.uchile.cl/2019/08/15/brasil-campesinas-se-manifiestan-en-contra-de-las-politicas-de-jair-bolsonaro/.
El Lema de Bolsonaro será obligatorio en las escuelas (26 de febrero del 2019). Radio Profesionales (Online). Recuperado de: http://www.fm899.com.ar/noticias/internacionales-8/el-lema-de-bolsonaro-sera-leido-de-manera-obligatoria-en-las-escuelas-57061.
La Ultraderecha en Brasil va con una fórmula militar (6 de agosto del 2018). Diario El País. Recuperado de: https://www.elpais.com.uy/mundo/ultraderecha-brasil-formula-militar.html#
Los derechos que Bolsonaro ha borrado en una semana: indígenas, LGTB y trabajadores (6 de enero del 2019). Diario El Español. Recuperado de: https://www.elespanol.com/mundo/america/20190106/derechos-bolsonaro-borrado-semana-indigenas-lgtb-trabajadores/366213717_0.html.
México a la izquierda y Brasil a la derecha: así está el mapa político de América Latina en 2019 (3 de enero del 2019). CNN Español. Recuperado de: https://cnnespanol.cnn.com/2019/01/03/mexico-a-la-izquierda-y-brasil-a-la-derecha-asi-esta-el-mapa-politico-de-america-latina-en-2019/.
Frenkel, A. (2018). El Mundo según Bolsonaro. La nueva política exterior de Brasil. Nueva Sociedad. Recuperado de: https://nuso.org/articulo/el-mundo-segun-bolsonaro/.
Rovira Kaltwasser, C. (2014). La derecha en América Latina y su lucha contra la adversidad. Revista Nueva Sociedad, No. 254, noviembre-diciembre de 2014, ISSN: 0251-3552. Buenos Aires, Argentina.
Recortes del presupuesto. Masivas protestas en Brasil contra las políticas educativas de Jair Bolsonaro (14 de agosto del 2019). Clarín. Recuperado de: https://www.clarin.com/mundo/masivas-protestas-brasil-politicas-educativas-jair-bolsonaro_0_YqEdcllGY.html
[1] Una de las primeras medidas de Bolsonaro fue restringir los poderes de la Fundación Nacional del Indio (Funai), hasta ahora la responsable por la preservación de las reservas indígenas y de la protección del Amazonas. El presidente ha firmado una medida provisional que transfiere los poderes de la Funai para el Ministerio de Agricultura, liderado por Tereza Cristina Costa, una terrateniente y líder de la bancada de los propietarios rurales en el Congreso (Diario El Español, 2019).
[2] “Brasil es el país de los derechos en exceso, pero faltan empleos. Mira EEUU, allí casi no hay derechos. No sirve de nada tener derechos si no hay trabajo. Nuestra idea es profundizar en una reforma laboral”. «Cuando uno piensa en producir algo, cuando ve la cuestión de los encargos laborales, que molestan a todos en Brasil, esa persona desiste de emprender», declaró Bolsonaro en entrevista con la cadena televisiva SBT (Diario El Español, 2019).