El feminismo también es un espejo.

Por Diego Pérez

Responder a qué es el feminismo no es fácil y probablemente haya muchas respuestas correctas. Me limitaré a decir que es un movimiento político que hunde sus raíces en la constatación de una injusticia: las mujeres no son tratadas igual que los hombres. Los roles se distribuyen de manera desigual, así como la posibilidad de tomar decisiones, los puestos de trabajo, los salarios, etc. Las ramas de este movimiento han crecido en las más diversas direcciones. La reflexión del feminismo se ocupa de la academia, la política institucional, las políticas públicas, los movimientos sociales, la comunicación, los saberes médicos, la economía, la educación, el arte, la cultura, la moda… en fin, al feminismo, nada de lo humano le es ajeno. Esa reflexión, además, tiene un sentido: está orientada a visualizar y desmontar esa desigualdad.

El análisis político combina dos tareas: por un lado, obliga a observar la realidad utilizando una serie de herramientas cognitivas que nos permitan acercarnos, medir, interpretar, y por el otro, obliga a traducir aquello que encontramos en una explicación que pueda ser entendida por quien nos escucha, aunque no maneje nuestras mismas herramientas. Si bien hay quienes eligen situarse por fuera de las situaciones que analizan, guardo un escepticismo importante tanto hacia la posibilidad de situarse efectivamente por fuera, y a la utilidad de ese ejercicio. El análisis político deviene necesariamente en una tarea pedagógica. No sólo se está explicando aquello en particular sobre lo que se analiza, sino que a la vez se abre camino a la manera de entender el mundo a través de la cual se hace el análisis. Un análisis con enfoque de género implica entonces dar cuenta del reparto desigual del poder en nuestra sociedad entre varones y mujeres, entre otras desigualdades. Quien escribe sabe que no está ajeno a esa situación, y que la realidad se ve distinta dependiendo desde dónde se la mire, por lo que es importante explicitar ciertas posiciones.

Habiendo respondido afirmativamente a que se puede analizar la realidad política actual con enfoque de género, y que ese enfoque enriquece las miras del análisis, es importante realizarse la siguiente pregunta: ¿da lo mismo quién realiza el análisis?.  Creo que no. Siendo un hombre blanco, heterosexual, de clase media universitaria, mi experiencia subjetiva de opresión es muy limitada. Esto no imposibilita ni limita mis posibilidades de cumplir con esta tarea. Sin embargo, vale que lo recuerde y se lo recuerde a aquellos que son como yo, ya que cuando se habla de desigualdades se habla también de eso. Allí se juega gran parte de la potencia del análisis, tanto en su formulación como en su comunicación.

¿De qué nos ocuparemos en este ciclo?

Este ciclo de “Ni más, ni menos” se inscribe, aparte de en la vida de quienes lo realizamos, en una coyuntura particular de nuestra sociedad. El Uruguay está siendo sacudido de cierta calma que ya era incómoda. A mí entender esto es particularmente dramático en la izquierda. Estamos ante un escenario donde aquellas organizaciones que tradicionalmente tramitan los reclamos ciudadanos se están viendo desbordadas, han perdido capacidad de convocatoria, movilización, y sobre todo la capacidad de poder explicar y dar sentido al panorama político nacional. Interpreto el reciente crecimiento y aparición de organizaciones, colectivos y movilizaciones feministas como un síntoma de esto, así como la incorporación de la retórica feminista en otras organizaciones ya existentes. Es que la izquierda uruguaya parece estar sujetada por su ceguera ante sí misma y el feminismo es un espejo poco complaciente al que mirarse: se verá machista, patriarcal y conservadora. Sin embargo, mirarse en ese espejo es clave para su futuro.

Hablaremos de políticas públicas: el gobierno ha presentado un proyecto de ley de violencia de género que analizaremos en profundidad. Además, discutiremos la matriz de protección social de nuestro país, enfocándonos en las herramientas que se utilizan para evaluar políticas públicas. Discutiremos sobre las estadísticas de género, explicaremos cuál es su rol en el ciclo de las políticas públicas y pasaremos revista al derrotero de su relevamiento, publicación y uso. Analizaremos una de las apuestas más fuertes de este gobierno, el Sistema de Cuidados. También hablaremos sobre la implementación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y daremos cuenta del debate que se cierne sobre este asunto.

En este ciclo, además, conversaremos sobre nuestro pasado reciente, rescatando la memoria de mujeres que lucharon por una sociedad más justa y fueron reprimidas por un estado terrorista, que las reprimió con una saña particular, como atestiguan las víctimas y confiesa el recientemente procesado torturador Asencio Lucero.

También hablaremos de política internacional. La región y el mundo están siendo sacudidos. Todo parece indicar que se está cerrando un ciclo político en América Latina. El cambio de signo de gobierno en Argentina y su política restauracionista, por ejemplo, están dejando al desnudo cierta precariedad de los logros en materia social alcanzados durante la última década. Algo similar puede uno preguntarse a partir del golpe en curso en Brasil: ¿puede una cámara de señores que sólo responden por sí y ante sí tirar a una presidenta electa popularmente por más 54 millones de votos para colocar a un rival político? ¿Es válido que para hacer esto se argumente por la propia familia, los santos evangelios o simplemente no se argumente, en lugar de argumentar por los motivos que autoriza la Constitución Federal? ¿Le podemos seguir diciendo democracia a eso?

El análisis en este ciclo además estará complementado por la exposición teórica y práctica de conceptos que, viniendo de la academia nos ayudan a comprender la realidad en la que estamos insertos a través de ejemplos.

Realizar una pasantía de estas características es una oportunidad única para zambullirse en la realidad con un instrumental de ideas que está desbordando imaginación política, que siento tan necesaria en tiempos como los nuestros. Brinda la oportunidad de acercar la comprensión del feminismo a personas a las que les es ajena. Es una oportunidad para aplicar conocimientos adquiridos en la Licenciatura en Ciencia Política, en mi militancia y en mi trabajo previo.

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