Las
normas restrictivas sobre el aborto, lejos de reducir su número,
fuerzan a las mujeres a prácticas clandestinas riesgosas que
aumentan su inseguridad, poniendo en peligro su salud y su vida.
El
Estado, al penalizar el aborto, se convierte en responsable de la
violencia que estas prácticas constituyen, desde que no da
cumplimiento a los diversos instrumentos internacionales, mediante
los cuales se comprometió a garantizar sin discriminación
en razón del sexo, el ejercicio de los Derechos Humanos de
todas y todos sus ciudadanos.
El
derecho humano a la Vida, a la Seguridad, a la Intimidad, y el derecho
humano básico de las personas sobre su salud sexual y reproductiva
es violentado por la actual penalización del aborto, no posibilitando
su derecho a decidir.
Tu
problema es mi problema - Crónica
del Seminario
|