En un artículo que hablaba de la hipocresía sexual de la izquierda decía que en realidad es muchas veces reaccionaria porque tanto en su discurso como en su práctica tiene una visión conservadora, puritana y tradicional con respecto a la sexualidad.
O sea, en algunos casos la izquierda y la derecha se parecen demasiado. Pensemos en el veto de Tabaré Vázquez a la legalización del aborto, el apoyo a los españoles que en pleno gobierno del PP, pretenden derogarlo, o en su voluntad de incidir a favor de un referendum que va en contra del programa que los frenteamplistas nos dimos.
La derecha también es hipócrita pero su representación de valores en relación a la sexualidad forma parte de un todo coherente con la conservación del statu quo de las desigualdades y la opresión. Así que, volviendo al punto: ¿Se puede ser de izquierda, socialista, avanzado, renovador, progresista en la formulación de políticas estatales, y al mismo tiempo retrógrado y conservador en cuanto a la sexualidad de las personas? Se puede.
Generalmente, esta combinación entre progresista para una cosa y conservador para otra se da de un modo grotesco y burdo, pero muchas veces pasa desapercibida por insertarse en los parámetros que estamos acostumbrados a sentir como naturales en un mundo organizado sobre alienaciones varias. Cuando hace unos años Fernández Huidobro, para denigrar adversarios, utilizó el término «homosexuales de la política” sólo las feministas protestamos. Cuando la semana pasada, Mujica recomendó a los políticos de la oposición ir a controlar qué hacían sus esposas, recibió críticas de todos lados. Es que, pese a esa hilacha que algunos no pueden evitar mostrar, la sociedad uruguaya está cambiando y hoy el propio Fernández Huidobro lidera un grupo político que lleva adelante el proyecto de matrimonio igualitario.
Pero hay otra categoría de hipócritas: los que mantienen una práctica liberal y un discurso “deliberadamente” conservador. Estos hipócritas por convicción, creen que tener un discurso conservador con respecto a las relaciones sociales puede allanar el camino para legitimarse ante algunos votantes.
En este grupo se encuentran los que mientras en el programa de gobierno del Frente Amplio se reivindicaba la legalización del aborto, en las campañas electorales preferían no agitar las aguas por las dudas que el tema restara votos. En este grupo está el ahora Diputado Lima que sabiendo lo que decía el programa igual pidió ingresar al Frente Amplio. Y están, muy especialmente, los que con tal de sumar votos, se lo permitieron.
DE LOS NUEVOS DERECHOS
Pero el Frente Amplio es gobierno, y pese al conservadurismo auténtico de unos y a la hipocresía calculada de otros, es innegable el avance registrado respecto a los llamados “nuevos derechos” que pusieron en la arena pública los llamados “nuevos sujetos sociales”. Es impensable abordar el cambio sin los sujetos que lo harán posible por eso la política del reconocimiento de derechos se da también porque la propia izquierda reconoce que la transformación en las relaciones humanas es un componente fundamental de cualquier utopía que valga la pena.
La ley de Acciones Afirmativas hacia la Población Afrodescendiente, la Ley sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo, media sanción sobre matrimonio igualitario… Muy bien: gran avance en el plano del reconocimiento. Pero… y en el de la redistribución? En ese plano avanzamos muy poco y siguen sin novedades las licencias parentales, las escuelas de tiempo completo, etc.
Es que reconocer derechos es gratis, pero garantizar su ejercicio implica poner dinero y para eso, hay que lograr acuerdos y convencer a mucha gente de que vale la pena gastar en ellos. ¿Qué fue el Sistema Nacional de Cuidados sino un gran saludo a la bandera? Es decir, en el plano distributivo, se sigue pensando sólo en el clivaje de clase y aun sin entender muy bien qué cosa es esa de ser pobre y ser mujer al mismo tiempo.
El gran desafío será hacer que los avances indudables respecto al reconocimiento de derechos, tengan una relación directa con la redistribución. Que más allá de las injusticias de clase seamos capaces de comprender la complejidad de las desigualdades y el sistema que las genera. Se necesitan la cabeza y el corazón abiertos. Hipócritas y soberbios, abstenerse.
Lucy Garrido. Brecha, 14/12/2012
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