Este artículo fue publicado en la revista Cotidiano Mujer Nº42, en 2004. Puede encontrar todas las revistas aquí y los posteriores cuadernos aquí.
Fanny Puyesky, abogada, escritora, dramaturga, ha resuelto ser Cassandra en su último libro “Diario de una Diosa”.1
Cassandra/Fanny encarna a diferentes heroínas transformándose a través de los tiempos, desde las Diosas del Olimpo hasta las Olimpias de Gouges de la Revolución Francesa, en una referente sabia, incrédula del disparatado mundo pensado, dirigido, creado por el sexo masculino, una humanidad privada de la Diosa y su imagen.
El humor, a veces negro, a veces infantil, es el vehículo que aceita las aproximaciones a los “grandes” de la historia: la interna del Olimpo, Zeus y Afrodita, Moisés y el pacto de los prepucios, Mahoma y sus barbudos, la creación de la primera MM (multinacional masculina) en el Vaticano, Colón, Isabelita y el Fondo Monetario…
Una sola excepción, ”Me disculparán si algunas pocas veces me desvío de esa línea: cuando Cassandra encarna a Lucrecia Borgia no me quedó lugar para el humor, pero sí para ponerle palabras a mi indignación sobre lo que permanece bastante oculto aún hoy”. Se refiere a los niños esclavos de la perversión de su padre, a las niñas y niños abusados.
Como abogada profundamente comprometida con la denuncia de los derechos humanos Puyesky recomienda “Nunca culpen a los niños por los pecados de los padres. Ellos (los niños) no tienen la culpa de ser la fruta del árbol envenenado”.
El resto de este recorrido por la misoginia de la historia universal enfatizando en las desiguales relaciones de poder entre los géneros, es enfocado, junto al humor mencionado desde una rigurosidad histórica y literaria oculta tras una imperdonable ausencia de la nutrida bibliografía consultada. Otras ediciones la traerán. Prometido.