Historia feminista: Suzana Prates

Suzana Prates nació el 27 de junio del año 1940 en Belo Horizonte, Minas Gerais. Su familia y su infancia transcurrieron sin embargo en un pequeño pueblo en el interior de Minas Gerais, en el seno de una familia perteneciente al patriciado mineiro, que ella describiría como parecida a la familia Buendía dibujada por García Márquez en Cien Años de Soledad. Tal vez esa mezcla de realismo mágico, patriarcado, mujeres fuertes e injusticias de clase evidentes y punzantes fue la que la marcó desde muy temprano. Pasional y apasionada vivió su vida como un compromiso irrenunciable por la justicia social, y puso al servicio de esta sus energías, su rigor académico e intelectual y su vocación política por las construcciones colectivas.  Vivió su juventud en Brasil donde cursó estudios en magisterio y ciencias sociales. En épocas de grandes proyectos y conflictos políticos, fue militante del grupo política operaria de la emergente izquierda brasileña y mineira. 

 

De Minas Gerais viajaría a Chile para cursar la maestría de sociología en FLACSO recibiendo una fuerte formación en metodología y en el análisis riguroso de las estructuras y dinámicas sociales que se combinaría con su vocación política de una forma creativa logrando que ambas vocaciones se respetaran y convivieran. Allí conocería a quien sería su compañero de vida, Carlos Filgueira, con quien desarrollaría innúmeros proyectos académicos e institucionales y con quien tendría tres hijos , Carlos, Fernando y Rodrigo. Finalizada su maestría y luego de una corta estancia en Uruguay, Suzana fue docente en la Universidad Federal de Minas Gerais donde ayudó a formar a las nuevas generaciones de la moderna sociología en Brasil.

En 1971 retornó a Uruguay donde llevó a cabo la mayor parte de su producción académica y de su activismo social y político. Sus primeros trabajos la encontraron cerca de la demografía, los estudios sobre estructura social y la investigación sobre la forja histórica de los modelos de producción agrarios en Uruguay y la región. Sus aportes sobre las pautas divergentes de fertilidad y sobre el patrón de acumulación y producción de un país joven y de baja densidad poblacional influyeron en la literatura posterior sobre dichas temáticas. Fundadora del Centro de Estudios e Informaciones del Uruguay (CIESU) junto con un grupo de colegas que eligen permanecer en el país luego del golpe de estado, contribuyó con investigación y docencia a mantener vivas las ciencias sociales en el país y a forjar una generación de cientistas sociales en la noche oscura de la dictadura. Fue con su incansable actividad de investigadora y docente que contribuyó a mantener vivo el pensamiento crítico uruguayo en épocas de censura y represión. Desde CIESU creó el grupo de estudios sobre la condición de la mujer en Uruguay (GRECMU), el que pocos años después se constituyó como centro independiente. Fue su directora y desde allí marcó una línea novedosa que diferencia a GRECMU de los otros centros históricos en ciencias sociales: su labor combinó investigación rigurosa, trabajo con organizaciones sociales de mujeres y acción política feminista directa, como lo ejemplifica su publicación de difusión y acción, La Cacerola – emblema feminista de la lucha contra la dictadura. 

Fue en esta etapa final de la dictadura y en los primeros años de democracia en donde maduraron sus mayores aportes a las ciencias sociales en general y al desarrollo de la academia feminista uruguaya y latinoamericana. Sus tesis sobre la doble invisibilidad del trabajo femenino, sus estudios sobre las relaciones informales capital-trabajo y su articulación con el patriarcado y el modelo neoliberal de exportaciones no tradicionales, así como sus trabajos sobre las condiciones de las trabajadoras domésticas en el país y la región son hoy textos de referencia que crearon y marcaron agendas de investigación e incidencia política y social feminista y progresista. . Suzana fue hasta su muerte, el 5 de enero de 1988, una incansable trabajadora en la academia y el movimiento feminista. Haciendo la opción de realizar el difícil trabajo de visibilizar lo invisible, el movimiento feminista que recién se echaba andar, encontró en Suzana una compañera intelectual comprometida y activa. 

Es en esta nueva primavera feminista, donde jóvenes mujeres renuevan y redoblan el compromiso por una sociedad en donde todas y todos puedan ser y hacer en forma libre y equitativa, que creemos valioso recordar a mujeres como Suzana, quien brasilera de nacimiento y uruguaya por adopción, dedicó su vida a sembrar el campo fértil que era y es el pensamiento feminista nacional y latinoamericano.

 

Este texto fue escrito por la Familia Filgueira.

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