Derechos humanos: Impunidad o dignidad

Compartimos cobertura de la Mesa de Diálogo «Dignidad e impunidad: A 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos», en la que participamos el lunes 10 de diciembre. 

Este lunes se desarrolló la mesa de diálogo «Dignidad e impunidad: A 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos». Propuso la reflexión sobre la vigencia de los principios consagrados en ese documento, y su cumplimiento por parte del Estado uruguayo.

La actividad, que se realizó en la Sala Maggiolo de la Universidad de la República (Udelar), fue organizada por el Área de Derechos Humanos de la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio (CSEAM), el Grupo Derecho y Género de la Udelar, y la organización Cotidiano Mujer.

Antes del intercambio la coordinadora del Área de Derechos Humanos, Flor de María Meza, convocó a realizar un minuto de silencio en memoria de Luisa Cuesta, referente en la búsqueda de la verdad sobre las víctimas del terrorismo de Estado en Uruguay. Meza recordó el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), que expresa que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».

Señaló que el concepto de dignidad es muy caro a todos, en especial para quienes trabajan en el área de los derechos humanos, y estructurante de los derechos fundamentales de las personas. Al cumplirse también los aniversarios de la Reforma de Córdoba de 1908 y de la Ley Orgánica de la Universidad, de 1958, observó que la afirmación que considera a las personas «libres e iguales» se torna en una interrogante que nos interpela, y que nos reta a seguir construyendo puentes entre la sociedad y la Universidad. Como universitarios tenemos «el mandato de seguir procurando la verdad, la justicia y la reparación para todas las víctimas» afectadas por el terrorismo de Estado, afirmó.

El rector Rodrigo Arim expresó que la memoria, la verdad y la justicia son una agenda abierta en nuestro país, y que además «la muerte de Luisa nos señala que no solo es una agenda abierta sino que es urgente». En su vida ella representa la búsqueda por la verdad, «y en su muerte nos señala a los uruguayos la falta que tenemos al posibilitar que una madre se vaya sin saber qué sucedió con sus hijos». El Doctorado Honoris Causa que la institución le otorgó «no la reconoce a ella, sino que la Universidad se reconoce en ella», agregó.

«Dialogar sobre estos temas es también mantener encendida la necesidad de esta agenda», opinó, y es oponerse a las tendencias que buscaron silenciarla. Es necesario reparar, tender puentes hacia al pasado y «que el Estado reconozca la responsabilidad que nos incumbe a todos». La Universidad «debe construir vínculos fuertes y sólidos con instituciones que siguen apostando para que esta agenda avance», concluyó.

En representación de Cotidiano Mujer, Lilián Celiberti expresó que la conmemoración de los 70 años de la DUDH se da en un momento de la cultura humana muy interpelada en relación a los derechos fundamentales que ella proclama. Como ejemplo señaló la lógica expulsiva del capitalismo, que genera sufrimiento a decenas de miles de migrantes. Respecto a la impunidad, resaltó que «si hay seres que conocen de impunidad, son las mujeres». Explicó que sus derechos como personas siguen siendo no reconocidos y habitualmente vulnerados.

Sobre la impunidad que alcanza a las violaciones a derechos humanos por parte del Estado uruguayo, indicó que existe una cultura social que todavía no considera la gravedad de esos hechos. Tras el retorno a la democracia, esa tendencia se ha visto no solamente en acciones de los sistemas político y judicial, sino también en el resultado de dos referéndum que frenan la búsqueda de verdad y justicia. Ante esta «lógica del olvido» es necesario actuar, por ejemplo, desde la educación formal, transmitiendo a los jóvenes que ellas existieron, y también una memoria de las resistencias que se opusieron a la represión y el autoritarismo, señaló.

Dignidad en democracia

Yamandú Acosta, profesor de las facultades de Derecho y Humanidades y Ciencias de la Educación, expresó que el tema central en la mesa plantea «un auténtico problema filosófico, que nos interpela en tanto hace parte de nuestra configuración histórico cultural a nivel local». Afirmó que «la ausencia de justicia convierte a todos, sin excepción, en potenciales víctimas de injusticia». La impunidad consagra la injusticia y «debilita el horizonte de lo posible democrático». A través de la Ley de Caducidad, «ley de impunidad en su espíritu», y los dos plebiscitos posteriores que la dejaron en pie, en nuestro país «se ha legitimado por legalidad la injusticia», sostuvo, dejando de lado la democracia sustantiva.

Democracia no es solamente un régimen de gobierno, sino también un régimen de derechos humanos, aseguró Acosta. Comparó los textos de la DUDH y la Ley de Caducidad, señalando por una parte que esta última es inconstitucional, y además, viola la dignidad intrínseca de las víctimas e impone la dignidad de los victimarios. A su vez, con su accionar terrorista el Estado había intentado legitimarse a través de «asesinatos fundantes de un nuevo orden», indicó.

La docente de la Facultad de Ciencias Sociales Mariana González Guyer, observó que la DUDH fue una expresión muy importante que buscó «hacer más humana la vida humana». Dijo que tras mucho tiempo, la nueva agenda de derechos trajo nuevos desafíos y una expansión hacia derechos que hace 70 años no estaban presentes: los sectores y actores involucrados, de manera organizada, se han encargado de ponerle nombre a sus reivindicaciones y de reclamar por ellas. Agregó que en Uruguay hay avances en esa nueva agenda, pero seguimos con «una inmensa deuda» respecto a delitos del terrorismo de Estado.

La Ley de Caducidad y los dos plebiscitos posteriores sobre ella tuvieron «un efecto paralizante», tanto en los movimientos sociales como en la academia, señaló. Cuando vemos que los jóvenes no están informados sobre hitos importantes de ese período, debemos asumir que es un problema social, que «nos toca a todos». La memoria es un objeto de disputa, de conflicto, «¿qué se recuerda y qué se olvida?», cuestionó. En esa disputa las organizaciones sociales tienen un rol decisivo, afirmó, y también la Universidad. Al respecto se preguntó cuántos cursos, cátedras o cuánta producción académica sobre el tema se pueden encontrar en la Udelar.

También intervino Ricardo Perciballe, Fiscal Nacional de la Fiscalía Especializada en Delitos de Lesa Humanidad, quien opinó que la DUDH fue buena y muy importante para la humanidad en su momento histórico. Explicó cómo actúa la fiscalía, que en principio únicamente trabaja sobre crímenes ocurridos entre el 13 de junio de 1968 y el 1.° de mazo de 1985. Dijo que el equipo de la fiscalía está compuesto por gente con mucha experiencia que por su edad tiene un conocimiento cercano de ese período.

Entre los objetivos de la fiscalía, en un lugar prioritario se ubica la búsqueda de restos de detenidos desaparecidos, en segundo término procura «obtener la mayor verdad posible», con las herramientas disponibles en una investigación judicial, y en tercer lugar, se propone «la finalización de las causas en un breve plazo», indicó. Se refirió al vínculo de la fiscalía con diferentes colectivos: organizaciones sociales, organismos públicos que resguardan archivos, historiadores, el Departamento de Medicina Legal de la Facultad de Medicina, entre otros.

Aseguró que el equipo de la fiscalía tiene un gran compromiso con sus trabajos, y entiende que «el Estado tiene una responsabilidad muy importante en estos casos». Aclaró que ni la Ley de Caducidad ni los plebiscitos posteriores impiden sus investigaciones, porque se realizan en acuerdo a normas del derecho internacional.

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