Este artículo fue publicado en la revista Cotidiano Mujer Nº35, en 2001. Puede encontrar todas las revistas aquí y los posteriores cuadernos aquí.
Entrevista a Cipe Lincovsky
Monólogos de la Vagina, la obra de la norteamericana Eve Ensler, que recorrió el mundo representada por grandes actrices, llegó a Montevideo en un unipersonal de Cipe Lincovsky, dirigida por Mario Morgan, no sin producir las consabidas reacciones cavernarias que justificarían el «Tontovideo» de Roberto de las Carreras: un diario católico no quiso incluir la obra en su cartelera y tres actrices bien conocidas no se atrevieron a protagonizarla. Mi computadora tampoco quiere saber nada con la vagina, porque la subraya como ¡error!
La obra se basa en entrevistas realizadas por la autora a alrededor de 300 mujeres de todas las edades y niveles económicos y culturales, preguntándoles sus vivencias con este órgano genital femenino, centro del placer por el placer, sin fines re-productivos, oculto al mundo exterior y sin embargo vulnerable a agresiones tanto físicas como conceptuales por parte de la misoginia universal. «Monólogos de la Vagina» está dedicada a la erradicación de la violación sexual contra las mujeres, con humor a veces, con ternura o con horror otras, pero siempre con la re-apropiación de ese lugar de nuestro cuerpo por donde también aparece la vida.
Antes del pre-estreno, cuya recaudación se destinó a apoyar a Mujer Ahora, ONG dedicada al trabajo con mujeres maltratadas, Cotidiano realizó una entrevista a Cipe Lincowsky.
¿Te sentís una transgresora representando esta obra, rechazada por algunas actrices de nuestro país?
¿Porqué transgresora? Lo que pasa es que en una cultura tan atrasada, tan reprimida, en que una palabra tan simple como esa está prohibida también en un diario en Buenos Aires y en un programa de televisión, me provocó curiosidad y fui al Diccionario de la Real Academia a buscar qué quería decir «vagina» y dice «el conducto de la vulva a la matriz» y yo agrego, el conducto del placer a la reproducción. Hay entorno a la mujer un oscurantismo terrible, la gente se acerca a la boletería y dice, me da tres entradas para eso… o, me da tres entradas para los Monólogos y no pronuncian la palabra.
¿Cómo se unen para ti estos Monólogos con el tema de la violencia sexual?
Después de las entrevistas Eve Ensler se dio cuenta que lo relacionado con la vagina era un problema más inmenso, más rodeado de misterio de lo que se había imaginado y entonces se decidió a hacer la pieza seleccionando los puntos fundamentales en los que la mujer tiene o más sufrimiento o más vergüenza o más alegría. Por otra parte esta obra no la podría haber escrito un hombre, porque un hombre no se hubiese atrevido a tener tanto humor, aunque hay momentos muy serios también, pero todo velado por la mirada de una mujer muy inteligente, muy culta, muy profunda.
Es, además de todo, un espectáculo muy didáctico, porque presenta información importante entre monólogo y monólogo. Se refiere a las 70.000 violaciones de la guerra de Kosovo, en plena Europa, pero luego también a las 500.000 mujeres violadas que hay en Estados Unidos y ese país no está en guerra.
Recuerdo, en otro orden de cosas, la repercusión que tuvo la «Antígona» que hiciste en Argentina hace ya algunos años y que provocó reacciones muy fuertes.
Sí, lo que pasó es que la hice en un momento que no era muy oportuno porque estaban todavía los militares, y el acto final, que era maravilloso, en donde iba arrastrando el cuerpo de mi hermano sobre una bandera roja que era la sangre que recorría todo el escenario y yo pidiendo poder enterrarlo, mientras las Madres de Desaparecidos estaban pidiendo los cuerpos de sus hijos para poder enterrarlos, fue fuerte, muy fuerte. Claro pusieron bombas en mi casa y tuve que levantar el espectáculo porque me echaron.
¿Te sentís bien, haciendo este unipersonal con 18 monólogos tu sola, cuando en otros lados se hizo con 3 actrices… Es todo un «tour de force»?
No, no lo siento como un «tour de force», no te olvides que tengo en mi haber diez espectáculos unipersonales, claro con la diferencia que en ellos hago Brecht, Chejov, Homero Manzi, Eladia Blázquez, hay diferentes temas; acá lo difícil es que el tema es el mismo, y el cuento es distinto, entonces hubo que hacer un trabajo muy profundo para poder, hablando solamente de la vagina, construir entre unos y otros algo totalmente distinto al anterior. Y además sé que el público de esta noche me va a acompañar y me va a ayudar a hacer el espectáculo.