Falleció Simone Veil, impulsora del derecho al aborto en Francia

De © Marie-Lan Nguyen / Wikimedia Commons, CC BY 3.0, Enlace

Simone Veil fue la primera presidenta del Parlamento Europeo, sobrevivió al Holocausto, se convirtió en una figura clave de la política francesa, referente mundial del feminismo y gran impulsora del derecho al aborto, que legalizó en Francia en 1974. Hoy, a los 89 años, falleció en París. 

Lo que sigue es un extracto del discurso de Simone Veil ante la Asamblea Nacional de Francia el 26 de noviembre de 1974.

«Presidente, señoras y señores, si  siendo Ministra de Salud, mujer, no parlamentaria intervengo hoy en esta tribuna para proponer a los elegidos de la nación una modificación profunda de la legislación sobre el aborto, crean ciertamente que lo hago con un profundo sentimiento de humildad, tanto frente a la dificultad del problema, como frente a la amplitud de resonancias que suscita en lo más íntimo de cada uno y una de los franceses y francesas, y lo hago con absoluta consciencia de la gravedad de las responsabilidades que vamos a asumir juntos.

Pero es también con la convicción más grande que defenderé un proyecto largamente reflexionado y deliberado por el conjunto del gobierno, un proyecto, que según los términos del Presidente de la República, tiene como objetivo «poner fin a una situación de desorden y de injusticia. Así como aportar una solución equilibrada  y humana a uno de los problemas más difíciles de nuestro tiempo«.

Si el gobierno puede hoy presentar un proyecto como éste, es gracias a todos los que entre ustedes – y son muchos y de todos los horizontes – quienes desde hace  muchos años se han esforzado en proponer una nueva legislación, mejor adaptada al consenso social y a la situación de hecho que vive nuestro país.

(…) ¿Ustedes creen que este gobierno y el que le precedió se hubieran resuelto a elaborar un  texto y proponérselos si hubieran pensado que otra solución era posible?

(…)¿Por qué seguir entonces  cerrando los ojos, cuando la situación actual es mala, diría más, es deplorable y dramática?

Es mala porque la ley es burlada abiertamente, peor todavía, es ridiculizada. Cuando la brecha entre las infracciones cometidas y las que son perseguidas es tal que ya no se puede hablar de represión, es el respeto de los ciudadanos por la ley, y por lo tanto la autoridad del Estado, lo que se cuestiona.

(…)Lo digo con toda mi convicción: el aborto debe seguir siendo una excepción, el último recurso para una situación sin salida. Pero ¿cómo tolerarlo sin que pierda su carácter de excepción, sin que la sociedad parezca que lo estimula, que lo anima?

Querría antes que nada compartir con ustedes mi  convicción como mujer – y me disculpo de hacerlo delante de esta Asamblea compuesta casi exclusivamente por hombres-: ninguna mujer va a hacerse un aborto con el corazón alegre. Basta oír a las mujeres.

Es siempre un drama y seguirá siempre siendo un drama.

(…) Asumiendo sus responsabilidades, el gobierno les somete un proyecto de ley que va a aportar a este problema una solución realista, humana y justa.

Me cuido muy bien de creer que se trata de un asunto individual que no concierne más que a la mujer y que la nación está ausente.  Este problema la concierne principalmente, pero desde ángulos diferentes que no requieren las mismas soluciones.

(…) Al preparar el proyecto que hoy somete a vuestra consideración, el gobierno se ha fijado un objetivo triple: hacer una ley realmente aplicable; hacer una ley disuasiva; hacer una ley protectora.

(…) Yo sé que el problema sobre el que debatimos hoy se refiere a asuntos infinitamente más graves que confunden mucho la consciencia de cada uno. Pero, en definitiva se trata también de un problema de la sociedad.

(…)  no podemos ya cerrar los ojos frente a los 300.000 abortos que cada año, mutilan a las mujeres de este país, se burlan de nuestras leyes y humillan o traumatizan a quienes recurren a él.

(…) No soy de aquéllos o aquéllas que temen el futuro.

Las generaciones jóvenes nos asombran a veces en lo que difieren de nosotros; hasta los hemos educado de manera diferente a  cómo nos educaron a  nosotros. Pero esta juventud es valiente y capaz de entusiasmo y de sacrificios como las otras. Sepamos confiar en ellos para conservarle a la vida su  valor supremo».

 

Título del libro del cual se han extractado estos pasajes:

Una ley para la historia.

Los hombres también la recuerdan.

 

Discurso de Simone Veil

ante la Asamblea Nacional de Francia

26 de noviembre de 1974

Entrevista con Annick Cojean (Le Monde)

Octubre de 2004

Ediciones Stock, París, 2004

 

Agradecemos a Ediciones Stock la gentileza de autorizar la publicación de este extracto.

Foto: De © Marie-Lan Nguyen / Wikimedia Commons, CC BY 3.0

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