Este artículo fue publicado en la revista Cotidiano Mujer Nº33, en el año 2000. Puede encontrar todas las revistas aquí y los posteriores cuadernos aquí.
Jacira Melo
El número de candidaturas femeninas para las elecciones municipales brasileras se duplicó en el 2000 en relación a las de 1996. Este año son 78 mil las candidatas a alcaldías y juntas de más de 5 mil municipios del país. Es el resultado concreto de la ley que determina que el 30% de las candidaturas de cada partido sean ocupadas por mujeres.
Dos mujeres figuraron entre los candidatos con más posibilidades de ganar la alcaldía de San Pablo, la mayor ciudad del país: la ex-alcaldesa Luiza Erundina y la ex-diputada federal Marta Suplicy. Con trayectorias distintas, las dos candidatas presentan en sus biografías contribuciones históricas para la lucha política del feminismo en el Brasil.
Luiza Erundina vivió 30 de sus 65 años en San Pablo. Desde su llegada a la metrópolis, la inmigrante nordestina trabajó políticamente vinculada a los movimientos populares. Dentro del Partido de los Trabajadores (PT), que ayudó a fundar, fue electa edil en el 82, diputada estadual en el 86 y primer mujer en llegar a la Alcaldía de San Pablo en el 89. Durante su mandato, se instrumentó el primer servicio de aborto legal y el primer refugio para mujeres víctimas de violencia doméstica del país. En el 97, Erundina se fue del PT e ingresó al PSB, (Partido Socialista Brasilero), un partido de izquierda nuevo.
Marta Suplicy se hizo conocida a nivel nacional como presentadora de un espacio sobre comportamiento sexual en el programa «TV Mulher», de Rede Globo, en los años 80. La audiencia media del programa era de 2 millones de espectadores/as. Entraba en los hogares brasileros hablando de sexo, orgasmo, masturbación: un espanto y una revolución para la época. Feminista pública, Marta no es una típica militante del PT. Aunque petista desde los inicios del partido, siempre estuvo distante de las interminables reuniones y disputas partidarias. En el 94, a los 49 años, fue electa diputada federal con 76 mil votos. Durante su mandato enfocó principalmente la agenda política feminista.
Las dos candidatas disputaron ahora, la administración de una ciudad de 10,5 millones de habitantes y 7,1 millones de electores. San Pablo es un enorme y codiciado «abacaxi» y un buen trampolín para que sus alcaldes entren en el juego de las candidaturas a la presidencia del país.
Pasada la primera vuelta de las elecciones, Marta Suplicy – que recibió 40% de los votos válidos, el mayor número de votos en la historia del PT en la ciudad – va a disputar la segunda vuelta con uno de los mas tradicionales políticos de derecha, Paulo Maluf del PPB (Partido Progresista Brasilero).
Para conocer acerca de las campañas realizadas por Marta Suplicy y Luiza Erundina, entrevistamos a Fátima Pacheco Jordão, socióloga, feminista y especialista en encuestas de opinión.
Desde una perspectiva feminista ¿ como analizás las campañas realizadas por Marta Suplicy del PT y Luiza Erundina (PSB)?
El componente feminista, es decir, la visión feminista, no estuvo presente en ninguna de las dos campañas, sobretodo en la de Erundina. Ella optó por dirigirse al electorado compuesto por las capas más pobres de la población y nunca colocó las demandas de las mujeres a partir de una mirada dentro de esa perspectiva.
Marta Suplicy, en varios momentos de su campaña, sí lo hizo. Aunque no se tratase de un posicionamiento electoral estratégico, en varias propuestas dejó traslucir su preocupación sobre todo en el área de la salud de la mujer y de la ampliación de sus derechos, etc. Pero ninguna de las dos candidatas realizó una campaña feminista. Y eso, en mi opinión, fue una estrategia calculada, una estrategia electoral.
En tu evaluación ¿Marta dejó esos temas polémicos (sexualidad, aborto, etc.) que marcaron su trayetoria pública, para hacer más aceptable el discurso hacia los electores?
Pienso que no se trata de eso. Tengo la impresión de que Marta no hace política de esa manera y es más, durante la campaña participó de la Parada do Orgulho Gay en San Pablo que reunió más de 100 mil personas y recibió una gran cobertura mediática. También durante la campaña hizo una visita a una «boite» gay, reafirmando claramente su posicionamento político en defensa de los derechos de los homosexuales. Me parece que su opción, o la de sus estrategas, tiene que ver con la latitud de la campaña. Una mirada a partir de esa óptica, es necesariamente, muy específica, y Marta, teniendo el primer lugar en las encuestas –ella siempre estuvo en la delantera- se colocó más allá de las fronteras de su propio partido buscando una votación más amplia de la que tradicionalmente obtenía el PT.
¿Esos temas polémicos entrarán en la segunda vuelta, en este caso, para desacreditar a la candidata?
Sin duda. El candidato Paulo Maluf, que en esta segunda vuelta está apuntando a una campaña extremadamente provocadora. Además, está trabajando con gente radicalmente conservadora y en una solución muy doméstica desde el punto de vista de la comunicación. Existe acuerdo de que esos asuntos perjudicarán a Marta y por eso serán utilizados. Seguramente la defensa del derecho al aborto o de la unión civil entre homosexuales, va a ser levantada. De esta manera, lo que Marta no pudo trabajar desde un punto de vista activo en la primera vuelta, va a tener que hacerlo desde un punto de vista defensivo en la segunda.
¿Se podría decir que fue una estretegia equivocada, no haber abordado esos temas polémicos durante esta primera vuelta?
No se si fue equivocada. Lo que sí es cierto es que no creó condiciones para pavimentar el terreno previamente. Marta podría haber trabajado esos asuntos de una manera más consistente sin estrechar el alcance de la campaña y sin polemizar. Pienso que no encontró la fórmula para eso. Tal vez no sea posible decir que fue un error, es difícil de evaluar. Hay que estar muy bien pertrechado de las razones de los electores y electoras que rechazan y de los que apoyan. De cualquier forma, creo que podría haber sido productivo tratar esos asuntos en la primera vuelta teniendo en vista los que deberá enfrentar en la segunda. Podría haber sido una estrategia preventiva oportuna.
Marta ha tenido un caudal enorme de votos y Erundina los ha bajado. La primera es vista por el electorado como una mujer decidida, nacida en la clase alta, elegante y con una familia sólida. A su vez, Erundina es recordada como una mujer nordestina, dueña de una fuerza de voluntad impresionante, sin hijos y de origen popular. ¿Esos dos perfiles tuvieron un peso significativo en la opción del electorado?
Pienso que no. Sin duda, esos perfiles están presentes, pero no explican los votos de una y de otra. Creo que en este momento, Marta representa más que nada un potencial de renovación contrapuesto a las políticas arcaicas y a las prácticas corruptas que han marcado las gestiones de la Alcaldía de los últimos años. Marta representa un fuerte componente ético; es una candidata vista como honesta, correcta, sincera que dice lo que piensa, por lo tanto, todas las ramificaciones de la cuestión ética – y no solo no robar, sino no mentir, no disfrazar, etc. – constituyen el centro de la percepción de la imagen de Marta Suplicy.
Erundina estuvo muy fijada al proyecto pasado. Optó por presentarse con su experiencia y su pasado, Erundina no solo no representó esa renovación, sino que no logró hacer público su proyecto futuro.
Y como se trata de un momento de renovación, un momento en que las personas están esperando soluciones para los problemas gravísimos de la ciudad, me parece que Erundina quedó atrapada con una experiencia ya vivida, ya experimentada, y no supo agregar nada de nuevo a este momento.
En tu opinión ¿qué significa la visibilidad de la candidatura de Marta Suplicy a nivel nacional, para el avance de las mujeres en la política?
Su candidatura y su performance electoral pueden ser consideradas como un fenómeno importante. No solo porque Marta Suplicy está en el centro del debate político, mostrando en su trayectoria, a lo largo de los años, una performance política excelente desde el punto de vista del potencial de la intención de votos y de su probable victoria, sino porque está trayendo algo nuevo al ambiente político electoral brasilero. A mi modo de ver, Marta hizo la campaña más petista de los últimos tiempos y, aun así, traspasó los límites del Partido de los Trabajadores. ¿No será que eso ocurrió, justamente, por el hecho de ser mujer?
Creo que es muy importante para las mujeres ese simbolismo que Marta trajo de una campaña y un programa coherentes con su partido y, al mismo tiempo, de una campaña que introdujo aspectos femeninos del hacer política. En el color, en la estética, en el tono, que fue siempre tranquilo. Pienso que, para las mujeres, Marta supo trazar una nueva forma femenina de expresarse políticamente.
La Marta de TV Mulher de los años 80, que daba explicaciones sobre sexualidad femenina, hablaba de masturbación, de homosexualismo, de orgasmo etc., ¿dejó un recuerdo positivo en el imaginario de los y las brasileras?
Sin duda. Pienso que el feminismo tiene un contenido extremadamente estimulante en la mente de las mujeres, sobretodo porque las mujeres están haciendo la trayectoria a la que el feminismo apuntó: de autonomía sobre su cuerpo, autonomia económica, etc. Este itinerario – que el feminismo apuntó y del que Marta fue una de sus expresiones en los 80, fue por lo menos recorrido en esta campaña. Todas esas cosas formaron una imagen para aquella generación que puede acompañar esos símbolos televisivos – incluyendo la serie de ficción «Malu Mulher» y otras referencias– y tengo la impresión de que todo eso persiste en la mente de las brasileras.
¿ Es posible que Marta pueda hacer por el feminismo lo mismo que hizo en relación al PT, es decir, ofrecer una cara del feminismo distinta de la fijada en el imaginario brasilero sobre la figura de las feministas: mujeres inflexibles, malhumoradas, contrarias a los hombres, poco elegantes, etc.? ¿Ella puede ofrecer una «otra» imagen del propio feminismo?
Creo que podemos decir que Marta Suplicy ya ofrece esa imagen. Por ejemplo, si miramos aquélla campaña «Mujeres sin miedo de poder», veremos que Marta trabajó siempre procurando agrandar los espacios para las mujeres de todos los partidos políticos. Y es interesante notar que Marta tiene una personalidad aparentemente arrogante, insolente. Es común que las personas digan eso. No obstante, ella consigue desbordar los límites dados para su actuación como mujer, para su actuación en el PT. Y, sin duda, para su actuación como feminista.
¿Crees que es posible un proyecto político en el que Marta Suplicy dispute la presidencia de Brasil?
Marta está colocada en una perspectiva de poder mucho más osada que la de la propia alcaldía de San Pablo. De esta forma, ella viabiliza las posibilidades de que haya mujeres candidatas a la presidencia. Ya había una mujer en el escenario – Rossana Sarney, gobernadora del estado de Maranhão y líder del PFL, partido conservador – y Marta ahora se coloca como una perspectiva de renovación partidaria con ese grado de ambición. Por primera vez, las mujeres están pudiendo discutir política con la perspectiva de tener candidatas a la presidencia. Aunque todavía no son viables, esas candidaturas ya están en el juego real de la escena política.
Traducción del portugués al español por Lucy Garrido