«No te mueras sin decirme a donde vas»

Este artículo fue publicado en la revista Cotidiano Mujer Nº31 y 1/2, en 1999. Puede encontrar todas las revistas aquí y los posteriores cuadernos aquí.

Entrevista a Yuderkys Espinosa miembra de la Comisión Organizadora del VIII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe.

Las organizadoras calculan que llegaron a Juan Dolio -balneario cercano a Santo Domingo- alrededor de 1.500 mujeres, cifra en principio no prevista ya que se esperaba que fueran cerca de 1.000.

Repartidas en 5 hoteles y mezcladas con turistas alemanes e italianos, las participantes sufrieron de un ataque – agudo en muchos casos, de dispersión – para no hablar otra vez de desencuentro, esa sensación de estar perdidas en el «espacio sideral», sin haber descubierto una estrella

¿No hubo otra manera de solucionar el alojamiento?

Hicimos las investigaciones necesarias buscando dónde alojar a 1.000 mujeres además de los espacios para los talleres, y no había en ninguna región un hotel con esas características.

Los hoteles de República Dominicana tienen paquetes contratados con las agencias que les permiten asegurarse la ocupación de habitaciones durante todo el año. Nosotras queríamos un hotel grande donde pudieran estar todas alojadas, pero no lo pudimos lograr.

Metodologías hay muchas, tantas como las 1.500 mujeres ahí reunidas. Sabido es a esta altura del feminismo, «que una feminista discute a mucha gente, dos feministas discuten a muchas más, tres feministas… y 1.500 entonces!!!!!»

Si sumamos a esto, tantas feministas recibidas de «encuentristas profesionales» no hay metodología que resista.

¿Por qué se eligió esta metodología? *

Llegar a esta metodología fue uno de los caminos más ricos, tratando de no tomar una decisión política sobre ella, sino que estuvimos recogiendo durante un año y medio las diferentes posiciones que tenían las mujeres y reflexionando. Queríamos que se diera un diálogo entre las diferentes posiciones, eso lo veíamos como un paso importante luego de lo de Cartagena que quizás fue una puerta que se abrió para poder visualizar algo que ya venía desde El Salvador.

Yo no creo que Cartagena lo provocó, eso ya estaba, y ese fue un primer elemento que vimos, por eso queríamos un diálogo entre las diferentes posiciones. El segundo punto que surge es: nosotras entendemos al feminismo como transformación social, sin embargo, la forma de hacer política del feminismo está cada vez más legitimada por el sistema, solamente la palabra parece importante. Se habló mucho de recuperar como elemento político fundamental, las vivencias y la creatividad de las mujeres. Entonces en la plenaria del Encuentro Nacional de República Dominicana, se decide que el arte, lo cultural, el trabajo con lo simbólico, sean ejes transversales del Encuentro. Luego nos vamos al Encuentro Caribeño y ahí nos encontramos con que las caribeñas plantean lo mismo.

La primera convocatoria no tenía esta metodología que utilizamos, sino que fue producto de ese proceso de consulta, junto con las propuestas de diferentes personas y grupos de América Latina. De esta manera fuimos procesando la metodología y tomamos la decisión del cambio a principios de este año.

¿Cómo se integra la Comisión Organizadora?

Cuando nosotras llegamos a República Dominicana desde Chile, se hace una mesa redonda donde por primera vez se habla de autonomía. En nuestro país no estaba ese debate, había mujeres preocupadas por el nivel de institucionalización, y de ahí es que surgen muchas voces del feminismo que no tenían poder dentro de él y se integraban a la Comisión Organizadora. Tal vez después del Encuentro van a seguir no teniendo poder, aunque no creo que sea tan así, porque yo pienso que el proceso fue muy rico.

No eran las voces autorizadas o los liderazgos reconocidos, lo importante es que no son mujeres que hayan tenido una serie de reflexiones en base a análisis o informaciones de lo que se estaba manejando a nivel de esta problemática en las regiones.

En nuestro país hablar de autonomía, financiamiento, ONG, es algo de lo que se empieza discutir a partir de ese momento. Te puedo decir que dentro de la Comisión Organizadora, las únicas que se llaman «autónomas», somos Ochy y yo. No podemos decir que en República Dominicana haya esa tendencia tan marcada. En un momento se acusó a la Comisión de que sólo había una parte del movimiento, pero eso no es cierto. En la Comisión nos hemos organizado más en torno a los temas comunes, tratando de mantener el nivel de autonomía de cada una, respetando las distintas visiones, por respeto a las diferentes mujeres que estaban dentro y también a los diferentes procesos.

Pero yo, personalmente, como autónoma, no quería que el Encuentro tuviera sólo la visión de las «autónomas». El Encuentro debe ser de todas si queremos seguir avanzando en un feminismo transformador de la vida, y tiene que estar incluida la visión de todas.

Después de tantos Encuentros ¿seguís pensando que así como están, son útiles?

Yo creo que lo rico del Encuentro es que se siga respetando el espacio para las diferencias, donde la Comisión Organizadora prepara el terreno, pero las mujeres hacen lo que más les gusta, lo que más quieren, lo que más les interesa.

El tema de las más viejas, de las que vienen hace años a los Encuentros, tengo entendido que desde Perú ya estaba planteado, pero encontraron un espacio y como resultado de eso se aportó muchísimo al movimiento.

Pienso que lo interesante de los Encuentros es esa posibilidad de encontrarse, porque hay un espacio, y es necesario que en algún momento haya la posibilidad de que todas nos escuchemos, desde las más jóvenes a las más viejas, las discapacitadas, las que trabajan con redes, las que la tienen clara, las que no la tienen clara, etc.

Pero pienso a nivel personal – porque decidimos como Comisión Organizadora no tener vocería-, que en este Encuentro se siente como que hay un cansancio. Yo he estado un poco triste por eso.

¿Por qué?

No sé si no se acabaron los sueños, la esperanza, las ganas de seguir adelante. Parece que hay un agotamiento, como que estamos desgastadas.

No queríamos que se repitiera lo de Cartagena, pero tampoco era esto, falta esa energía que nos llenaba, que cuando nos veíamos era como la vida.

No sé si es por mi rol de organizadora, pero yo siento que estamos como con las pilas gastadas. Incluso entre las más viejas, hay algo que no está, que falta, eso es para mi un claro instrumento de medición de que estamos en un momento muy, muy difícil.

Y aquí debería comenzar la parte seria del comentario inter-reportaje.

La evaluación: ríos de tinta, «sepetecientos» correos electrónicos que van y vienen, ni qué hablar de la saliva gastada, y aquí estamos: ¿igual?, igual!!

Hasta llegué a extrañar Cartagena. ¡Un poco de adrenalina por favor! Un tantito de locura, otro tanto de utopías, unas cucharadas de desenfado, y un kilo que otro de irrespeto, ¿cuándo volveremos a burlarnos del padre, madre o tutor del poder? ¿Suena a irresponsabilidad? La única responsabilidad que deberíamos tener a esta altura es con nosotras y ellas, con nuestra historia como movimiento.

La única responsabilidad que deberíamos tener a esta altura es redescubrir el placer de ser feminista, más allá de las obligaciones adquiridas. Casadas durante tantos años con él, en esposo esquivo se nos ha transformado el feminismo

* «Información sobre la Metodología en el Trabajo con los Ejes Políticos.

La Comisión Organizadora define la acción cultural como eje transversal del VIII Encuentro Feminista como estrategia política de transformación ya que ésta nos permite trabajar lo simbólico en sus múltiples manifestaciones, así como la propuesta de la sociedad que se quiere construir…

Este diseño metodológico está dirigido a propiciar que los espacios de confrontación, análisis y reflexión entren en relación directa con formas más creativas, dinámicas e innovadoras del hacer política entre las mujeres, donde las formas, los valores, la ética y las simbologías patriarcales sean destituidas y den paso a nuevas experiencias de comunicación e interrelación…

Habrá 13 espacios simultáneos donde las participantes estarán trabajando con los ejes del encuentro. Lo ideal es que cada mujer permanezca en el espacio que se inscribió durante los tres días de trabajo…

Estos espacios contarán con un equipo de dos o más facilitadoras quienes conducirán el proceso inicial y serán el vínculo con la Comisión Organizadora del Encuentro…» (sic).

Cabe aclarar que los tres ejes en los que se trabajaron fueron:

Eje 1: El feminismo frente a los viejos y nuevos modelos de dominación

Eje 2: El feminismo como movimiento social

Eje 3: Perspectivas del feminismo Latinoamericano

Lupe Dos Santos

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