Maternidad adolescente: generadora de desigualdad social y de género

Por Adriana Orlando

A lo largo de la historia y en las múltiples sociedades la maternidad ha sido considerada la condición femenina por excelencia, es asumida como la esencia misma de ser mujer por el simple hecho de que éstas son quienes están equipadas biológicamente para engendrar y desarrollar a otro ser humano. Esto ha provocado que la relación mujer – maternidad se perciba como una equivalencia unidimensional, en donde la mujer “sólo sirve” para ser madre. En este punto ya nos encontramos con una desigualdad de género, en donde se debe distinguir que dar a luz es una capacidad biológica y la necesidad de convertirlo en algo primordial para la mujer es una construcción estrictamente cultural.

Según la Organización Mundial de la Salud transitan la maternidad adolescente aquellas que comprenden la franja etárea entre los 10 y los 19 años de edad. Por convención y a efectos de cálculo cuando se visualiza estadísticamente la Fecundidad adolescente la franja etárea abarca desde los 15 años hasta los 19, y esto es así porque el límite de la adolescencia esta fijado en los 19 años y los 15 se considera que es la edad media del inicio de las relaciones sexuales entre los jóvenes, por lo tanto los nacimiento de madres comprendidas entre los 10 y 14 años se suman a los de 15. Estos cohortes provocan que se disponga de menos información sobre el segmento etáreo de los 10 a los 14 años de edad, que involucra ya no a adolescentes sino a niñas madres, donde precisamente aquí las necesidades y la vulnerabilidad pueden ser las más importantes. En estos casos la niñez se ve interrumpida por la maternidad, en donde la mayoría es producto del abuso sexual y del maltrato al que han sido expuestas. Además viven en un contexto de fragilidad en donde el embarazo es el resultado de múltiples factores interactuantes como la violencia, la coacción social, la pobreza, la exclusión y la falta de oportunidades educativas. Otro factor importante es la invisibilidad de estas niñas madres que genera la ausencia de políticas públicas adecuadas para atender la problemática, pero que además es necesario incluir a los varones, ellos también se deben involucrar, deben integrar el todo, pero esto hasta el momento tampoco se hace.

En general son múltiples los factores relacionados con el embarazo adolescente, que incluyen la madurez biológica y psicológica de la adolescente, pues que físicamente este apta no implica necesariamente que lo esté psíquicamente, el temprano inicio en la actividad sexual, el bajo nivel educativo, consecuencia del abandono del sistema educativo previo al embarazo o inmediatamente después de sucedido el mismo, la ausencia de un proyecto de vida diferente a la maternidad, el bajo nivel socioeconómico del hogar, sucesos de antecedentes familiares de embarazo adolescente, historia de abusos y violencia familiar, así como también el consumo de drogas. Por lo tanto en nuestro país como en el resto de América Latina o el mundo las principales causas del embarazo adolescente deben buscarse en las desigualdades socioeconómicas, culturales y también de género.

Se presenta múltiples consecuencias, que se describen a continuación. Uno de los principales factores son los referentes a la salud, tanto de la madre como del niño, se registran los mayores riesgos a la mortalidad materna e infantil, se incurre en un alto índice de complicaciones obstétricas y al círculo de enfermedades, así como también el recién nacido tiene mas probabilidades de mortandad en las primeras semanas de vida. Las complicaciones durante el desarrollo del embarazo y el parto son una de las principales causas de muerte entre las adolescentes menores de 19 años. Aumentan considerablemente los riesgos para el recién nacido, como por ejemplo las probabilidades de nacer con bajo peso y por consiguiente sus efectos en el corto y/o largo plazo. Cuando una niña/adolescente queda embarazada, su maternidad, su hijo, su salud, su educación, el potencial de obtener ingresos a futuro y todo su futuro en sí mismo quedan expuestos al peligro, comprometidos, se puede ver atrapada en una vida sumida a la pobreza, la exclusión social y la impotencia, pero además es más alta la probabilidad de reincidir en el embarazo adolescente. Los obstáculos presentes para su formación a nivel educativo, repercutirán inevitablemente en su futuro desempeño en el mercado de trabajo. En un mercado de trabajo cada día más exigente, una mujer, adolescente o joven con poca o escasa instrucción ingresa al mismo reproduciendo las tareas de cuidado, como por ejemplo, niñera, doméstica, etc, esto provoca bajos ingresos, pero además se ve menguado el potencial de esa adolescente, provoca frustración tanto para sí misma, como para su hijo, su familia y la sociedad, reproduciendo situaciones de pobreza que se transmiten de generación en generación. Asociada a la adolescencia también se encuentran las desventajas para enfrentar el proceso de formación de los hijos, pues estas madres se encuentra en una etapa de la vida en la que ellas mismas se están forjando su propia identidad, que además la propia sociedad le asigna papeles diferentes a los relacionados con la maternidad. Las madres adolescentes son quienes están más expuestas a enfrentar la maternidad sola, como madres solteras, enfrentándose a la ausencia y a la irresponsabilidad de los padres. Además es en esta etapa de la vida donde se tienden a dar arreglos nupciales de carácter menos formales, se deba esto a la edad y las limitaciones financieras, a la dependencia de sus hogares de origen, lo que conlleva a la formación de hogares extendidos. Por ultimo dentro de la maternidad adolescente encontramos la maternidad no deseada que limita el ejercicio de los derechos y la inequidad de género, pues son las mujeres quienes viven y padecen con mayor fuerza las consecuencias de un embarazo no deseado. Se genere de esta manera porque a los hombre/padres “no se les nota” y se les hace fácil eludir esta responsabilidad o venga dada porque la responsabilidad de la prevención se imputa unilateral y en forma injusta a las mujeres, cuando en realidad los hombres deberían ser igualmente responsables de evitar un embarazo no deseado.

El embarazo en la adolescencia compromete profundamente la autonomía y desarrollo pleno de las mujeres para poder llevar adelante sus proyectos de vida. Todo esto se reviste de suma importancia si tenemos presente que la discriminación, el aislamiento social, así como la pobreza vivida desde temprana edad contribuyen a perpetuar el subdesarrollo de la sociedad de un país. Esto evidencia que es necesario avanzar en la implementación de políticas públicas referentes a la educación sexual y los servicios de salud reproductiva de carácter integral, que también se atiendan las necesidades de aquellas adolescentes que transitan por la maternidad temprana. Que esta transición temprana a la maternidad se efectúe por decisión tomada, pero además que no involucre hipotecar parte de su futuro, que se genere igualdad de oportunidades entre los diferentes sectores sociales pero además entre los varones y las mujeres adolescentes. En este sentido se hace imperiosa la necesidad de avanzar en políticas públicas que viabilicen la disminución de las desigualdades de género, es deber del Estado y de la sociedad en su conjunto promover la igualdad de género en todos los ámbitos de la vida.

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