Este artículo fue publicado en la revista Cotidiano Mujer Nº27, en 1998. Puede encontrar todas las revistas haciendo click aquí.

La palabra monitoreo no está aún en el diccionario. Tiene su original al parecer en la palabra «monitor/a» que se utiliza para designar a una persona que enseña ciertas técnicas o deportes. Se aplica además en las acciones de seguimiento en experimentación científica y tecnológica.

Sin embargo, en los últimos años y particularmente en los países desarrollados, se ha gestado, en las organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales, una verdadera cultura del monitoreo, de la vigilancia y el seguimiento de diferentes políticas. Después de la Conferencia de Beijing, esta cultura del monitoreo y seguimiento es ya patrimonio de las organizaciones de mujeres que se proponen evaluar el cumplimiento de los compromisos asumidos por los gobiernos en esa conferencia.

En el área de las comunicaciones el único monitoreo conocido en Uruguay fue el realizado porMedia Watch como producto de una iniciativa surgida en la Conferencia de Bangkok «La comunicación como fuente de poder.» La propuesta fue realizar un Día Mundial de monitoreo de la imagen de la mujer en las noticias, y así se hizo el 18 de enero de 1995.

El resultado de este monitoreo coordinado en América Latina por Gloria Bonder fue para nosotras el antecedente fundamental para desarrollar nuestra propuesta de monitoreo de los medios en Uruguay.

Cotidiano Mujer es un proyecto de comunicación y durante años, mediante diferentes estrategias, nos planteamos incidir en los cambios de la imagen de la mujer en los medios y profundizar el conocimiento y las acciones sobre un campo primordial de la modernidad como son los medios masivos de comunicación.

Así surgió el proyecto de Monitoreo de los Medios en Uruguay que realizamos para UNICEF en 1997 y que aún no ha culminado todas las etapas previstas.

Qué monitorear

Hay muchas formas de realizar un monitoreo, se puede elegir un día, una semana, determinados programas, determinados medios, analizar ciertas temáticas como la violencia doméstica, hacer una lectura cualitativa o cuantitativa. El excelente trabajo realizado por Sur Profesionales de Chile es un buen ejemplo de monitoreo cualitativo.

Nosotras elegimos combinar algunas de estas variables, pero haciendo también, una apuesta cuantitativa de los resultados a obtener.

Cuando un proyecto se propone fichar 9.000 páginas de prensa, 663 horas de radio y 95 horas televisión, sabe que el principal resultado a obtener serán números. Durante un mes ( octubre de 1997), realizamos un estudio de todo el universo posible de prensa escrita nacional ( 10 medios), todos los informativos centrales de televisión ( 4 canales) y los principales programas de radio en horarios centrales, ( 5 radios con programas matutinos de 5 horas). El resultado de esta observación de los medios comprende 25.000 fichas de registro.

Todas suponíamos que vivíamos en un país en el que las mujeres no nos apropiamos de los medios de comunicación, pero no sabíamos qué dimensión real tenía ese problema. Desde los medios masivos se administra el consenso social y esa administración deja afuera a las mujeres. Ejercer nuestro derecho democrático a la comunicación y la información no es sólo denunciar, es también demostrar que los medios son más discriminatorios de lo que ellos en realidad piensan.

Cuando podemos mostrar, por ejemplo, que durante 633 horas de programación en radio sólo 9 horas fueron dedicadas a temas relacionados con la infancia y 19 horas a los de mujer, tal vez podamos comenzar a establecer un diálogo diferente con productores y programadores de los medios. Es necesario aclarar a esta altura que cuando decimos 9 horas a los temas de infancia o 19 horas a los de mujer, ello no implica que ese tiempo estuviera dedicado a difundir, apoyar o informar sobre los derechos de niñas y niños o los derechos de las mujeres.

Si dentro de las 19 horas durante un mes y de un universo de 633 horas, medimos por ejemplo, cuánto tiempo se dedicó en radio, a las mujeres y su relación con la ciencia, los derechos humanos, la economía y la educación, llegamos a un número verdaderamente impactante: sólo 5 minutos en un mes.

La importancia de los números es que ubica un posible diálogo no sobre opiniones o ideas sino sobre el cómo se da realmente la relación entre «espacio» y «tema.» Los periodistas, en general, son empleados de empresas privadas más o menos poderosas, que son quienes fijan las reglas de juego en comunicación. A los monopolios no les interesa demasiado nuestras opiniones sobre la discriminación. Sin embargo, si queremos desarrollar nuevos espacios de participación ciudadana, es necesario dar estas opiniones, y hacerlo desde un lugar que implique desde el principio el ejercicio de los derechos como consumidores de los medios, que son los únicos que pueden, tal vez, entrar en diálogo, con el mercado de los medios.

Podemos empezar por contarles a los periodistas, que las mujeres y los niños casi no existen en los medios. Después podemos ver cómo son tratados cuando aparecen. ¿Cómo vamos a aparecer como titulares de derechos y no como víctimas si ni siquiera existimos?

En casi todos los medios, prensa, TV, radio y semanarios y a pesar de las diferentes concepciones políticas de los propietarios, el porcentaje de cobertura de los temas de infancia no supera en ningún caso el 2% del total y los de mujer el 7%. Existen diferencias importantes de enfoque pero en general el hecho más relevante es la falta de pluralidad en las fuentes de consulta. En general en Uruguay las noticias políticas se construyen sobre la base de la polémica entre diferentes actores partidarios sobre un mismo hecho. Estas controversias ocupan la mayoría de las veces los principales titulares de los diarios, de los informativos de televisión y mucho espacio en la radio con diferentes fuentes entrevistadas. La credibilidad de los medios pasa, entre otras cosas, por esta pluralidad de fuentes. Pero cuando se habla de algunos temas como el divorcio, aborto, anticoncepción, los medios no reconocen a las mujeres como actoras y emisoras de diferentes concepciones que existen en la sociedad. Esta ausencia, es uno de los aspectos más relevantes que surge del estudio.

Casi un 30% de lo que se publica o emite relacionado con la temática de la mujer es recogido de cables internacionales. Encuestas o investigaciones realizadas en otros países sobre comportamientos de hombres y mujeres en relación a la sexualidad, o al mundo del trabajo tienen algún espacio de difusión, pero las investigaciones realizadas por académicas u ONGs de mujeres en Uruguay, apenas se mencionan. Este tema merece a su vez una reflexión desde nosotras mismas. ¿Será sólo que no sabemos producir hechos mediáticos o es que la ausencia de legitimidad social y política de «nuestros temas» nos coloca siempre en un lugar de marginalidad?

Las mujeres no son protagonistas de la noticia en casi ningún rubro de la cobertura informativa, la única excepción es el arte, donde en general en todos los medios aparecen muchas mujeres. Este hecho se vincula seguramente a la propia estructura de la sociedad y la política. Si las mujeres son casi inexistentes en las cúpulas de los partidos y apenas el 9% del Parlamento nacional, es claro que no son ellas las que emiten opinión sobre los temas de la política. Lo llamativo es que este hecho siga siendo al final del siglo XX un hecho «natural».

El conjunto de la información recogida en el mes de octubre de 1997 será analizado con cada medio (19 en total) en reuniones que mantendremos en el correr del próximo mes. Los datos recogidos en el monitoreo serán útiles en la medida que podamos establecer un diálogo constructivo con los medios y ejercer el derecho de control ciudadano de las comunicaciones.

Lilián Celiberti

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