Ley de Partidos

Este artículo fue publicado en la revista Cotidiano Mujer Nº24, en 1997. Puede encontrar todas las revistas haciendo click aquí.

Entrevista a Oscar Botinelli experto en temas electorales y director de FACTUM empresa de opinión pública.

¿Cuáles son los principales cambios que se producen en el sistema electoral uruguayo a partir de la Reforma Constitucional ?

La reforma consagrada en el plebiscito es extraordinariamente trascendente. Le atribuyo una significación equivalente a la reforma de 1918. Aquella, porque apuntaba a la construcción del Estado moderno, y ésta porque produce un cambio sustancial en las reglas de juego con repercusiones en el sistema de partidos.

El primer cambio es el que se refiere a la decisión en materia presidencial, pasando de la mayoría simple que rigió las elecciones directas del poder ejecutivo desde 1920 hasta el 94, a la exigencia de una mayoría absoluta. Los estudios que existen a nivel comparado visualizan fuertes impactos cuando se pasa de mayoría simple a mayoría absoluta.

La segunda modificación es la eliminación del doble voto simultáneo en la elección presidencial, que constituye una novedad en Uruguay ; el triple voto simultáneo existió en la Constitución del 18 tanto para presidente como para el Consejo Nacional. Este es un cambio muy fuerte principalmente para los dos partidos tradicionales.

El tercer cambio trascendente, tiene que ver con la realización de las llamadas elecciones internas, porque supone un funcionamiento muy directo del electorado, de la ciudadanía y con procesos muy significativos en la estructura de los partidos.

Existen otras modificaciones de menor impacto, como la eliminación del triple voto simultáneo y su sustitución por el doble, lo que se llama comúnmente eliminación de la acumulación por sublemas en la elección de diputados.

El impacto de todos estos cambios puede ser muy fuerte. En primer lugar instaura un ciclo electoral muy largo que si tomamos la primera y última de las elecciones llegamos a los 54 meses y si además sumamos la campaña electoral llegaría a un año y medio de clima electoral en el país, lo que a su vez acorta el período de gobierno y la instalación del nuevo.Un segundo impacto sobre los partidos es que, al dirimir la competencia entre las diferentes fracciones en las elecciones internas, las conductas políticas estarán dirigidas al gran público.

Esto define un criterio contrario al que predomina en el mundo, en relación a quién decide los problemas de un partido. En Europa predomina la definición por parte de los afiliados, en Uruguay serían todos los ciudadanos que deciden votar ese día a un partido determinado. El afiliado es una persona que de alguna forma asume un compromiso mas allá de la contingencia electoral. Se establece así una diferencia sustantiva entre uno y otro.

Otro impacto posible es que esta fórmula puede contribuir a fortalecer a los partidos en detrimento de las fracciones. La eliminación del doble voto simultáneo no tiene un efecto muy grande desde el punto de vista electoral.La candidatura única por partido haría que el que gane la interna no sea solamente el líder del grupo más votado, sino que pasa a ser el referente de todo el partido.Esto puede contribuir a que Uruguay tenga partidos mejor estructurados. El elector está muy sometido a cuatro instancias de dudas. En noviembre, frente al balotaje, los pertenecientes a los partidos que quedan afuera van a votar a otro partido. Está demostrado que en este país no se vota en blanco, nunca se pasa más del 1,5% o 2% de votos en blanco. Por lo tanto, blanco, colorado o frentamplista, alguno de los tres, le va a tocar votar a otro partido ; son muchos, entonces, los estímulos para modificar el sentido de pertenencia partidaria.Por lo tanto cada partido tendrá que seducir a una parte del electorado que no es de su partido.Pero esa seducción puede llegar a la captación. Es decir que el debilitamiento de las pertenencias a los partidos puede llevar a que, en el largo plazo, la conformación de los partidos sea distinta a la actual.

Los partidos pueden ser más fuertes como instituciones en detrimento de las fracciones. Por otro lado hay que ver cómo funciona el prolongadísimo ciclo electoral y hasta dónde no genera una mayor reticencia de la opinión pública hacia el sistema político.

Este año se va a dar el debate acerca de la Ley de Partidos y se ha comenzado a debatir alguna fórmula que garantice una mayor participación de las mujeres ¿Se puede decir que el nuevo marco electoral favorece la mayor presencia de mujeres en cargos de representación ? ¿La presión de las propias mujeres podría incrementar esta participación ?

El cambio en sí no creo que favorezca la mayor participación, eso pasa por otros ejes y no por el cambio institucional. Es decir que puede haber mayor intensidad en la actividad política pero eso de por sí no implica mayor participación de las mujeres.Es sorprendente que en Uruguay se llega hoy al mismo número de senadoras titulares que cuando la mujer adquiere por primera vez representación parlamentaria. A nivel de diputados, en 1989 apenas se alcanza (y luego se supera en una), los lugares que había en la elección de 1958. Recién en el 94 el número de senadoras y diputadas sumadas es el más alto de toda la historia del país.

Pana analizar cómo se realizan las representaciones cuya segmentación va por variables no políticas puede llevar a muchos temas. Se podría analizar la participación de negros en cargos de representación y además determinar si la sub-representación se da por ser negros o porque en general los negros pertenecen a los sectores socio-económicos y socioculturales más bajos y por tanto es un problema mucho más de fondo. Siendo la población negra apenas superior en número a la judía, es muy clara la desproporción en la representación de una y otra.

¿Cómo se llega a que un sector de la población esté representado sí o sí?

Estos sistemas son conocidos como sistemas de «contingentes de escaños». El único país que diseñó con precisión un sistema de este tipo fue el Líbano, donde se estableció un criterio muy complicado para la adjudicación de bancas tendiente a mantener un equilibrio en la representación entre musulmanes unitas, cristianos maronitas y musulmanes chíitas y otras religiones.

Hay dos formas de encarar el tema : uno a través de candidaturas y otro a través de adjudicación de cargos.En el primer caso se establecen tanta cantidad de cargos para ser adjudicados a un contingente determinado. En Uruguay lo más parecido a esto son las elecciones universitarias donde, por ejemplo, en el orden docente tiene que haber un mínimo de grados 5 en el Consejo, por lo que no se adjudica el cargo si no se cumplen estos requisitos. Sucede lo mismo en la Caja Profesional en relación a las diferentes profesiones, donde una persona con más votos puede no ser electa porque el cupo de su profesión ya está lleno. Los sistemas de adjudicación son en general muy complejos.La otra via es establecer criterios con las candidaturas, por ejemplo, que un tercio de los candidatos deben ser mujeres. En esa situación estaríamos hablando de que cada tres lugares hay una mujer.

Esto podría tener significado para el Senado, pero no nos olvidemos que, si miramos la actual composición de la Cámara de Senadores la lista 15 del Partido Colorado, el Movimiento Nacional de Rocha del Partido Nacional y Democracia Avanzada, MPP y Vertiente Artiguista en el Frente Amplio tienen una sola banca. Sólo si una mujer encabeza la lista podría llegar, como pasa con Marina Arismendi.Después tenemos Propuesta Nacional, Cruzada 94, Espacio 90 que tienen dos bancas por lo tanto si la mujer va tercera en la lista, tampoco ingresaría. Recién este mecanismo de la cuota podría funcionar en todas las listas que sacan 3 o más bancas y que para esta elección fueron Asamblea Uruguay (que tiene una mujer senadora), Manos a la Obra, el Herrerismo y el Foro Batllista. Si se hubiera establecido la cuota en el Senado actual deberían haber ingresado 4 bancas más de las actuales 2 en el Senado. Teniendo en cuenta que, en el caso de la senadora Marina Arismendi, ella encabeza la lista. Se da de todas formas la paradoja de tener la obligación de un tercio de mujeres en las listas y un quinto de resultado efectivo.

De 30 bancas, tomando siempre los resultados del 94 y aplicándoles la cuota del 30% nos daría un ingreso real de 6 mujeres.A nivel de Diputados el tema es aún más complicado. Para Montevideo se daría una situación similar que para la elección del Senado : son 45 bancas donde hay listas de 1,2.3,5 y hasta 9 diputados, pero en el resto del país, (con algunas dudas respecto a Canelones) no sólo hay una banca por lista, hay una banca por lema, es decir que de cada partido hay una única banca.

En Canelones si bien hay varias bancas por lema es muy raro que haya más de una por lista. Por lo tanto un sistema de cuotas no aseguraría en ningún departamento del interior la incorporación de más mujeres. Las mujeres del interior que llegaron al Parlamento lo hicieron encabezando ellas su lista caso Yeaneth Puñales, Diana Saravia, Marta Montaner. En Canelones sólo podría darse cuando una lista saca 3 bancas, cosa que es poco común, pero sucedió en las últimas elecciones con Asamblea Uruguay. Si analizamos las posibilidades de las últimas 3 elecciones, veríamos que de todo el interior del país se aseguraría el ingreso obligatorio de una sola mujer en una de cada tres elecciones como probabilidad estadística.

La realidad ha sido más rica ya que hay 3 diputadas por el interior del país porque han encabezado sus listas. Por lo tanto una determinación de cuotas en las listas sólo tendría efectos prácticos en las listas de Montevideo y en aquellas que puedan sacar más de tres bancas. Si tenemos en cuenta los resultados de las últimas elecciones este mecanismo hubiera operado sólo para el Foro Batllista, Asamblea Uruguay, Espacio 90, ya que el resto de los agrupamientos de todos los partidos no sacó mas de dos bancas. Pero justamente hay una diputada, la Dra. Yolanda Bentancourt, por una lista que sacó sólo dos bancas. Si se hubiera aplicado la cuota en términos de resultados tendríamos el mismo que el actual, ya que Asamblea Uruguay tiene 3 mujeres en 9 bancas, el Espacio 90 tiene 1 en 4 y otra banca obligatoria le correspondería al Foro que no tiene ninguna aunque hay una mujer en una lista del Partido Colorado que sacó sólo dos bancas.

En el caso del partido Socialista existe una cuotificación interna, por lo tanto si no existiera, tal vez esa banca en 4 del Espacio 90 podría no haber existido.

Eso ya entra en otro tipo de especulación, a lo que me refiero es que la cuota produciría un mayor efecto a nivel del Senado, y un efecto casi nulo a nivel de diputados. Me da la impresión, y no me estoy pronunciado a favor ni en contra del mecanismo, sino midiendo efectos, que podría tener más impacto alguna ley que exigiera algún tipo de participación de la mujer en órganos de designación de integración pluripersonal., Directorios de empresas pública, entes autónomos, servicios descentralizados, donde se estableciera una obligación de que integraran como mínimo a una mujer. Esto parece ser más factible ya que no depende de una contingencia electoral donde intervienen una serie de variables, son una decisión política.Algunos líderes políticos, el senador Michelini, por ejemplo, han planteado que para garantizar la participación de las mujeres habría que asegurar su presencia en las Convenciones partidarias.

¿qué efectos tendría un mecanismo semejante ? ¿Está ya fijada la cantidad de convencionales por partido ?

La Convención se integra con convencionales electos en listas departamentales. Otra vez estamos en la adjudicación en 19 departamentos, la ventaja de un sistema así frente a cargos en la Cámara de diputados es la diferencia numérica, no hay un único cargo por partido y por departamento. Pero tampoco es tan numerosa. La exigencia de un tercio de candidatos puede mejorar la representación, pero sobre esto no he hecho los cálculos de probabilidades.

No, esto tiene que surgir de la definición de criterios o se establece un número fijo como tiene el Partido Colorado (500 cargos) o como en el Partido Nacional que es uno cada mil votos, lo cual habla de alrededor de 600 o un poco más. O bien se establece un número menos como el actual Plenario nacional del Frente Amplio. Entre 500 o 600 integrantes el impacto de una cuota interna puede ser mayor.Sin haber hecho un estudio de probabilidades, podría decir que el impacto podría ser parecido al del Senado. Es decir que con un tercio de candidaturas garantizadas, la representación efectiva no supera la quinta o la sexta parte de la composición y habría que hacer un estudio para ver efectivamente cuánto mejora. En el Partido Colorado hay muchas mujeres en la convención y no pocas en el Partido Nacional.

A veces la realización de una campaña en torno a un tema, busca prioritariamente legitimar una disputa o hacer visible una discriminación más que resultados concretos en el corto plazo.

Para garantizar la participación de las mujeres o promover su representación están los mecanismos formales que tienen como riesgo la desilusión de los resultados concretos. Pero también hay otros mecanismos indirectos que apuntan a la valoración por parte de la ciudadanía de la presencia de las mujeres en las candidaturas.

Este parece ser un recurso mucho más sustentable. En la medida que la sociedad demande candidaturas de mujeres el efecto tendrá más solidez y será más perdurable.

En el mundo se ha visto que las mujeres llegan al gobierno con más facilidad en países con mecanismos parlamentarios que en regímenes presidenciales. Da la impresión de que en aquellos países donde predominan regímenes de partidos fuertes y estables, con carreras políticas muy consolidadas, la acción parlamentaria ha permitido el desarrollo de liderazgos de mujeres en mayor proporción que los regímenes de competición tan abiertos sin carreras políticas tan estructuradas como es el nuestro.

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