Cotidiano
Mujer Nš37 1/2
EL
CASO DE URUGUAY
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La
experiencia de impulsar la aprobación del proyecto de ley de
Defensa de la Salud Reproductiva
contra
viento
y marea
Lilián
Abracinskas
El 10 de
diciembre del 2002, día de los Derechos Humanos, la Cámara
de Diputados de Uruguay votó la media sanción del proyecto
de ley de Defensa de la Salud Reproductiva. Un proyecto que además
de habilitar la interrupción voluntaria del embarazo hasta las
12 semanas de gestación ubica en el Estado la responsabilidad
de generar las condiciones que salvaguarden la salud y garanticen el
ejercicio de los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos de todas
las personas.
Este proyecto
de ley ha superado los niveles de acuerdo y negociación alcanzado
por cualquier otra iniciativa del pasado en la materia. Y se ha conseguido
dentro de un contexto nacional y regional especialmente adverso a las
temáticas que el proyecto de ley aborda. De allí que su
futuro no sólo tenga importancia para el país sino que
puede generar un impacto a nivel de la región. En el marco de
la celebración de los 10 años del Plan de Acción
de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de
las Naciones Unidas, puede resultar útil el compartir un análisis
de los factores que intervinieron en la re-edición del debate
de aborto en Uruguay y sobre las estrategias y acciones que se están
desarrollando para impulsar la aprobación del proyecto de ley.
Las crisis
económicas y sociales que sufren nuestros países así
como el aumento del número de personas viviendo bajo condiciones
de pobreza y exclusión social, con una pérdida sostenida
y progresiva de su calidad de vida, complejiza especialmente el debate
sobre derechos sexuales y libertad de elección en el terreno
de la reproducción. Hay quienes los consideran temas menores,
subestimados y subestimables a la hora de ordenar las prioridades para
mitigar la emergencia social. Otros esconden la intención de
re-editar políticas de control poblacional como mecanismos de
reducción de la reproducción social en los sectores más
empobrecidos. A todo esto, deben sumarse las presiones ejercidas desde
determinados sectores de poder que, con posiciones fundamentalistas,
pretenden imponer sus particulares sistemas de valores como modelos
culturales hegemónicos.
A ninguna
de estas situaciones escapó Uruguay cuando en febrero de 2001
se reeditó un nuevo debate sobre la situación del aborto
clandestino en el país. El primer suceso se produjo cuando la
diputada Glenda Rondán, perteneciente al Partido Colorado y del
mismo sector que el presidente de la República, declaraba en
entrevista de prensa que el aborto ilegal era un acto de discriminación
hacia las mujeres y que se debía cambiar la ley proponiendo como
mecanismo un plebiscito.
Esta declaración
y las reacciones posteriores dejaron en evidencia pública un
acuerdo pre-electoral realizado por el actual presidente Batlle con
los dirigentes de la Unión Cívica. En el acuerdo se intercambiaban
los votos de ese grupo político para ganar la segunda vuelta
electoral y el Dr. Batlle se comprometía a que desde el Poder
Ejecutivo no tomaría ninguna iniciativa que modificase la condición
legal del aborto. La diputada dejaba al desnudo un nuevo pacto político,
la historia volvía a repetirse. Los derechos, la salud, la vida
de las mujeres eran relegados a la luz de otros intereses y eso alimentó
la polémica y motivó la reacción de diversos actores
sociales.
El otro
factor determinante y profundamente doloroso -en especial para el movimiento
feminista y de mujeres que durante años denunció los riesgos
de la práctica clandestina del aborto- fue el aumento de mujeres
muertas por abortos practicados en condiciones de riesgo. Alcanzando
un promedio nacional de 27% el aborto inseguro se ha convertido en la
principal causa independiente de muerte materna en el país. Cifra
que superó el promedio regional del 23% y por mucho, el internacional
del 13%. En la principal maternidad pública del país -el
hospital Pereira Rossell- las muertes por aborto inseguro alcanzaron
el 50% de las muertes maternas allí producidas. El problema sanitario
y la injusticia social alcanzaban su máxima expresión.
Esto generó
la reacción del sector sanitario -en principio partió
del grupo de médicos/as que enfrentaron, sin ningún respaldo
institucional- el aumento de muertes maternas. A partir de allí
se constituyó un grupo denominado Iniciativas Sanitarias contra
el Aborto provocado en condiciones de riesgo que elaboró normas
de atención pre y post aborto con el objetivo de disminuir los
factores de riesgo de la práctica clandestina del aborto. Esas
normas consiguieron el aval de la Facultad de Medicina, del Sindicato
Médico del Uruguay y de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia
y fueron presentadas ante el Ministerio de Salud Pública quien
hasta la fecha no se ha expedido. En el proceso de elaboración
y discusión de las normas hubo participación de las organizaciones
de mujeres nucleadas en MYSU1, incidiendo en la modificación
de aquellos contenidos que pudieran implicar situaciones de discriminación
y desconocimiento de los derechos de las mujeres consultantes.
Por primera
vez en todos los años de debate sobre aborto en Uruguay, el sector
médico dejó en evidencia la problemática de salud
que la práctica insegura del aborto implicaba, generando una
reacción en cadena en el sistema político. Quedaba demostrado
-una vez más- que en Uruguay el poder médico tiene igual
o mayor incidencia política que el poder de la Iglesia Católica.
La promoción
del debate legislativo fue generada por la Bancada Femenina constituida
por legisladoras de los distintos partidos políticos integrantes
de la Comisión de Género y Equidad de Diputados, quienes
ante los hechos resuelven desempolvar los cuatro proyectos de ley elaborados
en legislaturas anteriores y los presentan a la Comisión de Salud
de la misma cámara. Comisión constituida, en su mayoría,
por médicos legisladores. Desde allí se discute y elabora
el proyecto de ley de Defensa de la Salud Reproductiva, luego de consultar
la opinión de diversos actores académicos, profesionales,
sociales y religiosos. Se logra llegar al debate en la Cámara
de Diputados con un informe en mayoría, se debate en Plenario
y se aprueba en una reñida votación que finaliza con 47
votos a favor, 41 en contra y 11 ausencias.
Durante todo ese proceso, las organizaciones feministas con mayor experiencia
en el tema del aborto y derechos sexuales y reproductivos desarrollaron
acciones para sostener el debate público e incidir en el tratamiento
parlamentario desplegando una estrategia permanente de presión
política y de lobby. Para tal acción fue sustancial la
acumulación de fundamentos y experticias desarrolladas a lo largo
de los muchos años de lucha. En tal sentido importa resaltar
la riqueza de la producción teórica feminista sobre los
más diversos aspectos vinculados al tema, así como la
evolución en la producción técnico-profesional
de algunas instituciones referentes tanto del sistema de Naciones Unidas
como del ámbito universitario y académico.
Por otro
lado el haber tenido, desde la redemocratización del país
en 1985, distintos proyectos de ley presentados en cada legislatura
conteniendo propuestas de despenalización y regulación
de la práctica del aborto aportó el sustrato necesario
para la elaboración del nuevo proyecto de ley. Se contaba con
el antecedente del consenso obtenido en 1994 en la entonces Comisión
de Bioética de la Cámara de Representantes que con firma
de todos los sectores políticos aprobó el proyecto de
Regulación de la Interrupción Voluntaria de la Gravidez.
Si bien en esa oportunidad el proyecto no pasó a debate en Cámara
porque se estaba en año pre-electoral y las fuerzas políticas
involucradas valoraron que no estaban garantizados los votos para su
aprobación quedaba el antecedente del consenso político
alcanzado para próximas iniciativas en futuras legislaciones.
Nadie apostaba a ganador
Nadie apostaba
a que el proyecto de Defensa de la Salud Reproductiva conseguiría
los votos en Cámara. Y fue ese clima desmotivante por el que
hubo que transitar y llevar adelante acciones desde los grupos que no
estaban dispuestos a claudicar. Así se consiguió la media
sanción. Defendiendo esta propuesta como una herramienta necesaria
para enfrentar también la situación de crisis que afectaba
a la población. El empobrecimiento también implicaba que
las mujeres estaban en condiciones de mayor vulnerabilidad a la hora
de enfrentarse a embarazos no planeados, no buscados, no sostenibles.
Y, por lo tanto, entre las diversas estrategias para enfrentar la crisis
también estaba la de impulsar soluciones en este terreno.
Era la
primera vez en 64 años que modificar la ley se volvía
algo tangible, una posibilidad real. Con lo cual el desafío se
volvió enorme. Estar a la altura de las circunstancias y tener
un rol de intervención claro y efectivo con capacidad de propuesta,
de ejecución y con acciones de impacto, no ha sido ni es fácil.
Sin pretensiones
sistematizadoras, importa señalar algunas de las estrategias
desarrolladas porque fueron importantes para enfrentar y transitar efectivamente
por el proceso. Una de las primeras acciones fue potenciar la capacidad
de incidencia de las organizaciones de mujeres. Así, se constituyó
una instancia de coordinación de aquellos grupos feministas y
de mujeres que en el país tenían mayor involucramiento
y experiencia en el tema. Se constituyó un Consejo integrado
por: MYSU (instancia que articula organizaciones y personas con trayectoria
en el campo de los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos donde
participan representantes de Cotidiano Mujer, Mujer Ahora, Casa de la
Mujer de la Unión y Cátedra Libre en Salud Reproductiva,
Sexualidad y Género de la Facultad de Psicología), por
la Comisión Nacional de Seguimiento: Mujeres por Democracia,
Equidad y Ciudadanía (que nuclea a más de 47 organizaciones
de mujeres de todo el país) y por CLADEM Uruguay (filial uruguaya
de la Red Latinoamericana).
Desde allí
se fueron desarrollando actividades para:
a. ampliar la base de apoyo y el compromiso de otras organizaciones
de mujeres y feministas que no tenían especial involucramiento
con el tema, realizando talleres en diversos lugares del interior del
país.
b. Ampliar
la articulación con otras organizaciones y actores sociales.
Así se constituyó la COORDINACIÓN NACIONAL DE ORGANIZACIONES
POR LA DEFENSA DE LA SALUD REPRODUCTIVA integrada por:
Grupos de jóvenes
(Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos, Juventud
Socialista del Uruguay y de la Vertiente Artiguista).
Trabajadores y trabajadoras
que al inicio se integraron a través de la Unidad de Género
y Equidad de la Central de Trabajadores (PIT-CNT) obteniendo luego la
adhesión del Secretariado Ejecutivo de la Central.
Grupos religiosos: Afro-Umbandistas,
de la Iglesia Evangélica Valdense, de la Metodista, Judía
y por supuesto, de Católicas por el Derecho a Decidir.
Grupos de Diversidad Sexual.
Mundo Afro, que nuclea
grupos afro-descendientes.
Adhirieron
a las acciones desarrolladas:
Integrantes del Poder Ejecutivo,
en especial del Consejo Directivo Central de la Educación.
Representantes del ámbito
Universitario con el apoyo público al proyecto de ley del Rector
de la Universidad de la República, del Consejo Directivo Central
de la Universidad y de seis de sus decanos.
Dieron apoyo con su firma
personalidades del ámbito deportivo, artístico, periodístico
y profesional
Representantes de grupos
ambientalistas, de desarrollo sustentable y de defensa de los derechos
humanos.
Ciudadanos y ciudadanas
viviendo dentro y fuera del país.
± Organizaciones y redes regionales e internacionales.
Un amplio
y diverso espectro de personas que alcanzaron acuerdo a través
de la construcción de alianzas sustentadas en los siguientes
fundamentos: reconocimiento del aborto inseguro como un problema grave
de salud pública; identificación de las complicaciones
y muertes por aborto en malas condiciones como una expresión
de injusticia social. La imperiosa necesidad de buscar soluciones en
el marco del respeto a la diversidad de creencias y por lo tanto apostando
a la profundización de la convivencia democrática. La
importancia de reconocer y garantizar el ejercicio de los derechos sexuales
y reproductivos en tanto Derechos Humanos universales, integrales e
indivisibles. Respetar y generar condiciones para el ejercicio pleno
de la ciudadanía habilitando el derecho a tener derechos para
todas las personas, sin discriminaciones de ningún tipo.
La acción política y el lobby parlamentario, formaron
parte de una estrategia sostenida desde que comenzó el debate
en la Cámara de Representantes y durante el proceso de discusión
en la Comisión de Salud del Senado. Mediante difusión
de materiales, elaboración de argumentos, asesoramiento directo
a legisladores/as, diálogos se buscó llegar a aquellos
representantes que manifestaban desacuerdo con distintos contenidos
del proyecto de ley.
Una de las principales preocupaciones fue hacer llegar el debate a la
mayor cantidad de espacios posibles. La meta fue que la mayor cantidad
de gente conociera el contenido del proyecto de ley y pudiera fijar
su posición. Se buscó calificar el debate público,
organizando conferencias con expertos y expertas internacionales que
aportaron su conocimiento y experiencia en diversos tópicos y/o
áreas de especialidad. En tal sentido se contó con la
presencia de Rebecca Cook -experta canadiense en Derecho Internacional
y Derecho de las Mujeres con cuya presencia se enfatizó el debate
en el ámbito jurídico; Angeles Cabria del Consorcio Latinoamericano
de Anticoncepción de Emergencia con la cual se trabajó
en la importancia de este método anticonceptivo post-coital para
la prevención de embarazos no deseados y su importancia en la
disminución de la incidencia de abortos, enfatizando fundamentalmente
el trabajo con medios de comunicación y con organizaciones de
mujeres y de jóvenes para la incorporación al trabajo
de prevención. Sonia Correa, de DAWN2 abordó la complejidad
del reconocimiento de los Derechos Sexuales y Reproductivos en la arena
política. Frances Kissling -presidenta de Catholics for a Free
Choice- se centró en el rol de las religiones para la elaboración
de políticas públicas y su presencia y disertación
en la Comisión de Salud del Senado impulsó el inicio del
tratamiento del proyecto por parte de esta comisión. Cabe destacar
también las reuniones mantenidas con importantes actores políticos
incluido el Vice-presidente de la República. Aníbal Faúndes
-médico gineco-obstetra responsable del Grupo de Derechos Sexuales
y Reproductivos de la FIGO (Federación Internacional de Ginecología
y Obstetricia) y de la Federación Latinoamericana de Sociedades
de Ginecología y Obstetricia- profundizó en los aspectos
vinculados a la salud. Su apoyo público al proyecto de ley y
a las organizaciones sociales impulsoras fue de enorme trascendencia
en el vínculo con el sector salud. El Dr. Faúndes también
fue recibido por la Comisión de Salud del Senado y se realizaron
conferencias en la Facultad de Medicina, el Ministerio de Salud Pública,
la Intendencia Municipal de Montevideo y en el Hospital materno-infantil
Pereira Rossell. Por último se recibió la visita de la
Dra. Silvia Pimentel de CLADEM- Brasil para abordar el trabajo en derechos
sexuales y reproductivos, con operadores jurídicos.
Te escucho, me escuchas, nos escuchamos
Especial
atención se le dio a las estrategias de comunicación.
Se difundió información de forma sostenida. Se estableció
un vínculo personalizado con periodistas y productores de programas
de los diversos medios. Se fueron implementando campañas públicas.
La más importante fue al año de aprobación de la
media sanción donde se elaboraron spots de radio y se pegaron
afiches en todo Montevideo con "CUMPLEAÑOS INFELIZ, hay
realidades que no se pueden ocultar", interpelando al Senado por
haber perdido un año en la definición del proyecto.
Se elaboró
un sitio web con toda la información de la campaña y acceso
a un dossier electrónico sobre el aborto en Uruguay con toda
la información relacionada al proceso de debate. Desde el sitio
se puede adherir a la campaña. Con la consigna MIRANDO AL URUGUAY,
se estableció el contacto con distintas organizaciones y redes
internacionales para que desde sus respectivos sitios web establecieran
vínculos con www.chasque.net/abortoenuruguay. Hasta el momento
se cuenta con las adhesiones de Ipas, International Women Health Coalition,
la Campaña por una Convención de los Derechos Sexuales
y Reproductivos, la Campaña 28 de Setiembre, DAWN y CFFC, entre
otras. Se invita a todas aquellas organizaciones que quieran sumarse
a la campaña a que establezcan el contacto.
Cotidiano Mujer publicó un aviso en los periódicos de
más alto tiraje del país (ver contratapa).
Las acciones
en comunicación no están centralizadas en la Coordinación
de Organizaciones por la Defensa de la Salud Reproductiva sino todo
lo contrario, cada grupo u organización tiene la autonomía
para llevar adelante sus propias acciones y así se lo promueve
para potenciar la presencia pública. Lo que se intenta es que
las acciones no antagonicen con el objetivo general de la campaña
Hay una
responsable para el contacto sostenido con los medios de comunicación,
y se han elaborado materiales específicamente pensados para prensa
conteniendo datos, testimonios, información selecta fácil
de procesar.
Y así,
contra viento y marea, a pesar de pronósticos negativos y versiones
pesimistas se logró la media sanción y se sostienen las
acciones para impulsar la aprobación final del proyecto y su
posterior implementación. Y como si esto fuera poco, en el proceso
se lograron objetivos tanto o más importantes: más organizaciones
y personas se han comprometido con esta causa, se extendió el
debate sobre aborto y derechos sexuales y reproductivos más allá
de los circuitos en los que, generalmente, circulaba. Se enriqueció
el intercambio y la reflexión con el aporte de los y las jóvenes,
de las distintas religiones, de los diversos actores sociales. Quedó
demostrado que se puede construir desde la diversidad siempre que se
respeten las distintas creencias, ideologías y orientaciones.
A pesar y por estar frente a uno de los temas históricamente
más controversiales y espinosos, quedó demostrado que
se pueden alcanzar soluciones democráticas y democratizadoras.
Dónde estamos hoy
La Comisión
de Salud del Senado llegó a diciembre del 2003, sin expedirse.
La correlación de fuerzas dentro de la Comisión fue, durante
todo el proceso de análisis del proyecto, de un senador y una
senadora en contra (representando al Partido Nacional y al Partido Colorado
), una senadora y un senador a favor (ambos representantes del Encuentro
Progresista - Frente Amplio) y un quinto legislador también del
Partido Colorado que sí está de acuerdo con el pase del
proyecto a debate en Cámara de Senadores pero no a favor de su
aprobación.
El recuento
de votos en esa Cámara daría una mayoría a favor:
17 votos en 31 bancas senatoriales. Sin embargo no se logró pasar
el proyecto a debate antes de comenzar el receso parlamentario. Si bien
se levantó el receso porque la situación del país
ameritaba continuar con el funcionamiento del legislativo para acelerar
proyectos urgentes, el de salud reproductiva no fue incluido en las
urgencias.
El 2004
es año de elecciones en Uruguay. Está previsto que el
proyecto de ley entre al debate en Cámara una vez restablecido
el funcionamiento normal -marzo sería la fecha probable. Pende
la amenaza de veto presidencial si el proyecto es aprobado. Esa fue
la promesa que el presidente de la República hizo al Papa durante
su visita al Vaticano el año pasado. No está de más
recordar que Uruguay tiene un Estado laico y no hay religión
oficial en el país. De producirse el veto presidencial será
necesario promover el debate sobre laicidad y democracia. Lo que tendrá
interesante repercusión, especialmente para el partido en el
gobierno, si tenemos en cuenta el hecho nada menor de que se produzca
en año electoral.
Representantes
de diversos sectores hablan de que sería importante refrendar
la ley con voto popular a través de un plebiscito -lo que indicaría
que la posibilidad de aprobación es real, dado que para refrendar
o impugnar una ley primero debe ser aprobada. Si bien esta alternativa
complejizaría más el ya complejo proceso de implementación
de la ley, tiene el valor de constatar o no el apoyo ciudadano. Lo que
también implicaría no poder soslayar ni eludir el tema
de la contienda electoral.
Por tal
motivo, muchos desearían que el tema se diluyera y desapareciera
del debate público. No es fácil dilucidar cuál
será la posición del electorado y por lo tanto saber cuántos
votos se capturan o pierden con este tema -por un lado- y por otro responder
a las presiones de los grupos poderosos -contrarios al proyecto- que
suelen apoyar económicamente campañas electorales.
Desde la
Coordinación Nacional de Organizaciones por la Defensa de la
Salud Reproductiva ya se ha tomado la decisión de continuar y
reforzar las acciones para que el proyecto sea debatido y aprobado en
el Senado. Está dispuesta a participar activamente del proceso
electoral con este tema, si se plantea plebiscitar la ley. También
existe la convicción y el propósito de generar una importante
discusión en todo el país sobre democracia y laicidad
si el veto presidencial se produce y no es levantado por la Asamblea
General Legislativa. Para aquellos políticos y políticas
que piensen que podrán transitar por una campaña electoral
libre del debate sobre aborto, la mejor solución sería
aprobar la ley y garantizar su implementación y cumplimiento.
Porque
las mujeres siguen muriendo por abortos mal practicados, porque debe
respetarse la autonomía de cada persona para ejercer sus derechos
sexuales y reproductivos sin coacciones ni imposiciones de ningún
tipo. Porque ese es el compromiso que el Estado uruguayo ha asumido
ante Conferencias y Convenciones Internacionales del sistema de Naciones
Unidas. Porque se debe respetar a la ciudadanía y garantizarle
el ejercicio de sus Derechos Humanos.
Fuerzas opositoras
Las principales
fuerzas opositoras han sido:
1. La jerarquía
de la Iglesia Católica, violentando el carácter laico
del Estado uruguayo, llamó a la desobediencia civil en caso de
aprobarse la ley y presionó a legisladores y legisladoras para
que votaran como católicos cuando son representantes de partidos
no confesionales.
2. Grupos neo-pentecostales que actuaron como aliados de la Jerarquía
Eclesiástica destinando gran cantidad de recursos económicos.
3. Grupos "anti-choice" que en Uruguay adoptaron el nombre
SALVEMOS A LOS DOS acomodando y modernizando su discurso con relación
al derecho de las mujeres.
Si se relacionan
recursos económicos asignados frente a beneficios obtenidos,
si se tiene presente el poder de las fuerzas opositoras al proyecto,
o si se sabe cómo y con qué recursos actuaron las organizaciones
defensoras del proyecto de ley, se podría decir que esta lucha
es como la de David frente a Goliat.
Los principales
aspectos que aborda este proyecto de ley son:
En primer
lugar ubicar al Estado como el principal responsable en garantizar las
condiciones para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos
de toda la población, sin discriminaciones de ningún tipo,
recomendando que:
Se incorpore la educación sexual a nivel de la enseñanza
formal.
Se garantice el acceso
a servicios de planificación familiar.
Se disminuya la morbi-mortalidad
materna.
Se
incentive la maternidad y paternidad responsables.
En su articulo 4 habilita la interrupción voluntaria del embarazo
hasta las 12 semanas de gestación si la mujer así lo decide.
Establece
que el equipo de salud debe brindar orientación y apoyo a la
mujer informándole sobre programas de apoyo a la maternidad existentes
así como la posibilidad de la adopción como medida alternativa,
registrando en la historia clínica la decisión tomada.
En el caso
de menores de 18 años o con discapacidad debe contarse con la
aprobación de sus padres o tutores, pero en caso de que exista
divergencia de opiniones la joven puede recurrir al juez para hacer
respetar su decisión, el cual tiene cinco días para expedirse.
Se extiende
el plazo de interrupción del embarazo hasta las 24 semanas en
los casos de aborto por malformación fetal incompatible con la
vida y no hay plazo para la interrupción en los casos en que
continuar con el embarazo ponga en riesgo la vida de la mujer.
En los
casos de riesgo de vida de la mujer ante la continuidad del embarazo
pero que su edad gestacional y el peso del feto sea superior a los 650
gramos lo que permitiría su viabilidad extrauterina, se deberá
disponer del avance técnico profesional para lograr la sobrevida.
El aborto debe ser un acto no lucrativo disponible tanto en servicios
públicos como privados y debe ser realizado por especialistas
en ginecología.
Se habilita
la objeción de conciencia de los profesionales hasta 30 días
de promulgada la ley, y dicha objeción debe ejercerse tanto en
el ámbito publico como privado para garantizar que no haya objeción
de conciencia en la práctica pública pero no en la privada.
Los profesionales recién recibidos tendrán la posibilidad
de objetar conciencia cuando ingresan a un servicio. La objeción
de conciencia no puede ser razón para que el servicio de salud
no responda a la demanda de una usuaria. Si todos los profesionales
de ese servicio son objetores de conciencia debe procurarse los medios
para satisfacer la solicitud de la mujer.
Se sostiene
el delito de aborto en aquellos casos que sea practicado contra la voluntad
de la mujer o en los casos que no se cumpla con lo establecido por la
ley.
1 Mujer
y Salud en el Uruguay.
2 Development Alternatives With Women for a New Era, por su sigla en
inglés.
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