Norma
Sanchís2
La propuesta de acuerdo liderada por
Estados Unidos que está siendo negociada con los otros 33 países americanos
(excluyendo Cuba), constituiría la zona de libre comercio más grande
del mundo. El descontento con la propuesta de este Acuerdo está muy
extendido entre las organizaciones de la sociedad civil de América
Latina.
Las
críticas, proclamadas por varias organizaciones de la sociedad civil
que exigen un control sobre los impactos sociales y ambientales de
las decisiones comerciales, se expresan cada vez con mayor firmeza
en las reuniones paralelas a los eventos oficiales del ALCA, como
fueron las cumbres presidenciales de Santiago de Chile (1998) y Quebec
(2001) o las reuniones de ministros de Buenos Aires (2001) y Quito
(2002). El problema central está. Pese a que los resultados de la
apertura durante los noventa muestran un patrón común para muchos
de los países de la región con saldos comerciales desfavorables, algunos
gobiernos y una parte importante del sector privado mantienen
expectativas acerca de que la liberalización comercial traerá aparejado
necesariamente un aumento de las exportaciones y del flujo de inversiones.
Este
punto de vista se basa en la teoría de que el libre comercio propicia
la especialización de la producción entre los países, de acuerdo con
las ventajas comparativas de cada uno, permitiendo una mejor asignación
de recursos en la economía mundial y un crecimiento en todos los países
que entran en el sistema.
Si
bien se acepta que la liberalización comercial genera "ganadores"
y "perdedores" dentro de los países, se da por supuesto
un “efecto derrame” del crecimiento que tenderá a compensar a los
perdedores.
Sin
embargo, desde muchas perspectivas se cuestiona el papel que se asigna
al comercio internacional en tanto vehículo de crecimiento como un
fin en sí mismo . La evidencia muestra que para América Latina, después
del primer quinquenio de los noventa, el crecimiento se desaceleró
y hacia fines de la década se inicia un período de recesión y crisis
de muchas de las economías de la región. No hubo crecimiento sostenido
y mucho menos, se promovió el desarrollo.
El
gran señuelo para los países del Sur es la esperanza de acceder a
los poderosos mercados norteamericanos. Pero para ello, no se trata
de negociar una baja de aranceles. Por el contrario, las principales
barreras a atravesar son más intangibles (como condicionalidades fitosanitarias,
o denuncias de "dumping"), y muchas veces impuestas de manera
unilateral y arbitraria.
Los
impactos sobre las mujeres
A
pesar del crecimiento de la participación de las mujeres en el mercado
de trabajo y en los niveles de educación formal durante los 90, su
situación continúa siendo desventajosa en términos de niveles de desempleo,
subempleo, diferenciaciones salariales,
segregación por ramas de actividad y niveles de participación
en posiciones jerárquicas de toma de decisiones, tanto en el sector
público como en el privado.
Además
de esta inserción desventajosa, las mujeres realizan mayoritariamente
una amplia gama de trabajo socialmente necesario no remunerado, ligado
con la reproducción biológica y social, con las tareas de cuidado
de niños, ancianos y enfermos, sustituyendo los roles ausentes del
Estado y otras instituciones.
En
este sentido, las políticas que promueven la reducción de las responsabilidades
del Estado, la desregulación y el traspaso de la prestación de servicios
básicos a la esfera del libre juego del mercado para aquellos sectores
que puedan pagarlos, perjudica directamente a las mujeres y en especial
a las mujeres pobres, que se ven recargadas en el trabajo que desempeñan.
Inversamente,
el trabajo no remunerado de las mujeres permite diseñar e implementar
políticas de achicamiento del Estado y medidas de liberalización y
desregulación: en otras palabras, las construcciones de género condicionan
o viabilizan las definiciones de políticas económicas.
Sin
embargo, las mujeres hemos estado notoriamente ausentes de los niveles
de decisiones económicas e inclusive tenemos déficits de participación
en los debates que están dando otros movimientos sociales.
¿Qué
tipo de integración queremos?
Parece
bastante claro en el actual escenario mundial que no sea viable volver
a cerrar fronteras, retornar a esquemas sustitutivos de importaciones,
ni resignar los ricos niveles de intercambio de múltiples dimensiones
que propicia la globalidad.
Pero
es necesario replantear la forma que nuestros países van a insertarse
en esa globalidad, proponiendo alternativas viables que tengan como
meta el desarrollo humano sustentable y pongan en el centro de la
agenda la equidad5 .
¿Cuáles
son las características de la integración económica que permita a
América Latina avanzar en el camino de desarrollo?
Ante
todo, un proyecto continental requiere de gobiernos fortalecidos y
actores sociales dinámicos que converjan en una clara identificación
de intereses propios a nivel nacional y sub-regional y en el diseño
de proyectos nacionales que prioricen el desarrollo, la justicia distributiva y la equidad.
Pero
también se requiere abrir el debate sobre la viabilidad de la integración
y la negociación bilateral con economías tan asimétricas como las
de los grandes países desarrollados del Norte.
Es
necesario impulsar el fortalecimiento de las articulaciones entre
los países que constituyen bloques sub-regionales latinoamericanos
y caribeños para aumentar su capacidad de negociación y potenciar
sus contenidos sociales y culturales más allá de los puramente económicos
y comerciales.
El
carácter poco transparente y asimétrico de las negociaciones del ALCA
caracteriza el proceso de negociaciones que mantiene un ritmo sostenido
y no admite pausas. Para el conjunto de la sociedad civil, incluyendo
al movimiento de mujeres y feminista, el ALCA implica amenazas, pero
también abre oportunidades y estimula el desafío de debatir y poner
en cuestión el proyecto de desarrollo y el tipo de integración económica
que queremos.
1
Acuerdo de Libre Comercio de las Américas.
2 Red Internacional de Género y Comercio, Argentina.
3 Cepal, Transformación Productiva con Equidad, 1991.
4 Cepal, (2001) Panorama Social.
5 Alma Espino y Paola Azar (2002)“Comercio Internacional y
Equidad de Género. La integración americana hacia el Siglo
XXI: ¿Asociación de Libre Comercio?”, Unifem, Red Internacional
de Género y Comercio.