DESNORTEADA
Yo tengo una brújula que siempre marca
el Sur…le digo Norte, y ella Sur. Digo Noreste, Oeste u Occitania, Madrid,
París, Ginebra o Leningrado y ella, Sur, siempre más fuerte, Sur, Sur,
Sur...
Como
si no supiera que yo quiero saltar por los andenes, verme quebrar los
hielos de Groenlandia, dormir el año eterno de los siete soles, partirme
en Dinamarca y mirar en silencio cómo pasa el cisne por Suez aunque
es mentira…
Yo
decía Castilla, la dominadora, y ella quería Sur, el indefenso; le pedía
New York con sus museos y su cocaína y ella Sur en grapa y en azoteas
grises como sueños. Le gritaba Roma, yo esperaba Roma la ciudad abierta
y ella Sur, triste y cerrado solitario Sur de aquél infierno… (Mis padres
me enseñaron a leer en las estrellas, y eso no es lo mismo que habernos
estrellado.)
Ella
dice que el sol y los pingüinos. Dice que los colores danzan una samba
y que las frutas son los versos de Neruda que todos nos comemos. Yo
quiero marcos lógicos y si es posible “goals” bien acotadas para aprender
a ser muy efectiva pero ella quiere Sur, quiere el talento y la idea
más fugaz para seguirla.
Yo tengo una brújula que siempre marca el Sur. ¿Por qué no la
tiro de una vez y me compro una que funcione?