La integración y la presencia presencia
de las Mujeres en la región.
En
todo el mundo distintos procesos de globalización están creando nuevos
espacios de exclusión e inclusión de diferentes sectores de la sociedad.
Uno de los procesos más sobresalientes de la globalización es
la integración regional que intenta unir grupos de países bajo ciertas
políticas económicas comunes.
El ejemplo prodigio es la Unión Europea, que con un proceso de
más de 50 años, llegó a cumplir una unión monetaria este año.
Otros esquemas de integración más jóvenes y menos desarrollados
se encuentran también
en Asia - ASEAN, -en Norteamérica- NAFTA y en Sudamérica- MERCOSUR.
En la última década, la importancia de la integración ha ido
creciendo en Latinoamérica con la formación del MERCOSUR
que compone Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay y con los recientes
debates y la aprobación del fastrack del ALCA.
El Enigma de la Integración en Latinoamérica
Los
economistas teorizan la integración como una evolución que empieza con
la unión aduanera, (en la que se encuentra el MERCOSUR), en segundo
lugar la unión comercial, luego la unión económica
y al final la unión monetaria que es
la etapa de integración más avanzada en este momento.
Cada etapa de esta evolución implica más interde-pendencia entre
estados-naciones que, poco a poco, forman una economía regional.
Pero la integración no es sólo alianza económica y
apertura de mercados. Dentro
de esta evolución económica, ocurren pro-cesos políticos y sociales
con una importancia frecuen-temente olvidada por los economistas que
crean y teorizan la integración.
Con cada etapa van
aumentando los inter-cambios sociales, políticos
y culturales entre los países miembro.
Así, la estructura de la soberanía cambia con la evolución de
la integración. Los espacios
nacionales tradicionalmente dedica-dos a las acciones gubernamentales,
sociales y empresariales empiezan a subir simbólicamente a un nuevo
espacio supra-nacional donde aparecen nuevas y distintas inter-acciones
entre ciuda-danos.
Hoy se encuentra un quiebre en el espacio supranacional en Latino-américa.
Es así que, con la crisis regional del Cono Sur, la recesión mundial
y una actitud indecisa general hacia el MERCOSUR, el proceso de integración
más grande de Latinoamérica está estancado; mientras tanto, los vecinos
del norte se aprovechan
de la situación y con la aprobación del fastrack
intentan crear un modelo de integración para toda América
donde sólo ellos definen las reglas del juego.
Pero existen otras ideas de la integración más allá del liderazgo/imperialismo
de los EEUU y la extensión del NAFTA.
Por ejemplo, Brasil propuso el modelo del Área de Libre Comer-cio
de América del Sur compuesto por: MERCO-SUR, el Pacto Andino, el Grupo
3 y Chile.
También hay varias propuestas de distintos modelos
entre los diferentes bloques de Latinoamérica y entre el MERCOSUR
y la Unión Europea.
El tamaño y la orientación del espacio supranacional en Latinoamérica
determi-nará muchos de los cambios políticos, sociales y culturales.
Tenemos que preguntarnos cuidado-samente cómo cada etapa de la integración
puede beneficiar a las mujeres, cuál modelo de integración beneficia
más y cómo las mujeres pueden insertarse en el espacio supra-nacional
y utilizarlo para realizar cambios deseados y para ganar voz y poder
en Latinoamérica y en el mundo.
Alma
Espino escribe: "El tema del comercio y en general las políticas
de integración económica tienen consecuencias sociales diferentes dependiendo
de la forma que aquellas asumen y de las características de cada una
de las economías y las sociedades." Además de las características
políticas y económicas de la integración, las conse-cuencias también
depe-nden de las estructuras presentes dentro de la población femenina.
En general, las mujeres no están representadas en la economía
global. Sin embargo, es
obvio que existen ciertos grupos de mujeres que han sido más excluidas
históricamente, tanto en los estados-naciones como en el ámbito internacional.
Mujeres sin título uni-versitario o educación institucional,
mujeres indígenas, mujeres participantes de la econo-mía informal, mujeres
sin dinero ni capital humano quedan aun más marginadas dentro del proceso
globalización/integración. Más
allá del género, también es necesario tomar en cuenta, el factor de
la clase social y lo que esto implica para las mujeres dentro de los
procesos de integración.
Nuevos espacios limpios
Con
toda la diversidad de clases sociales, nacionalidades, cultura, etnia,
sexualidad, y realidad cotidiana de las mujeres de Latinoamérica, nos
podemos preguntar ¿cómo
se pueden generalizar los beneficios de la integración?
No se pueden deshacer las bifurcaciones que existen entre nosotras.
Sin embargo, la integración nos da un nuevo espacio "limpio"
donde intercambiar e interrelacionar.
La integración supone una institucionalidad y una estructura
supranacional. Así, aunque la supranación provenga de distintas naciones,
este nuevo espacio tiene el potencial de existir sin los prejuicios
y restricciones asociadas con sociedades, culturas y estados-naciones.
Este espacio nuevo exige la formación de nuevas reglas y normas
que lo rijan y nos da la oportunidad de liderazgo que no tuvimos con
la formación del estado-nación.
En
los espacios estatales las mujeres se encuentran restringidas.
Con la formación de nuevos espacios surge la posibilidad de representación,
participación y poder y dentro de su estructura institucional existen
sitios en el espacio supranacional donde las mujeres pueden participar.
Además de la creación de un espacio "limpio"
supranacional, se genera la posibilidad de crear redes de mujeres de
la región integradas con la propia sociedad civil y las pocas representantes
de los gobiernos nacionales. Estas
redes existen para compartir información y recursos y para exigir voz
dentro del esquema económico.
La formación de redes de mujeres implica un cambio de la percepción
tradicional de "nosotras" y requiere atravesar las bifurcaciones
entre las mujeres de Latinoamérica.
Se percibe como importante el desafío de romper con estereotipos
y la identidad nacional "natural".
Estas redes son necesarias porque facilitan la inserción de la
mujer al espacio regional y porque utilizan distintas redes de poder
nacionales para formar redes más grandes de poder regional.
Integración Problemática
Aunque
no es inherente a la integración, la exclusión y la desigualdad se pueden
reproducir a través de varias herramientas. Las políticas económicas
que favorecen ciertos factores
de producción y otros no, pueden tener graves efectos sobre la población
femenina. Los procesos económicos neoliberales tienden a favorecer al
capital, al dinero, y no a la mano de obra. En los procesos de integración
en Norteamérica y en el MERCOSUR es claro que hay libre flujo de capital
y no hay libre flujo de trabajadores. Esta restricción a las personas
les quita la ventaja de mudarse a donde haya trabajo y claramente rompe
con los fundamentos del mercado de trabajo y las reglas de oferta
y demanda. Contribuye al
desempleo, a la pobreza
nacional y a la desigualdad regional.
Dado que las mujeres frecuentemente se encuentran dentro del
grupo sin capital, ellas y sus familias están aun más desvalorizadas,
al margen de la economía. Uno
de los mejores ejemplos de esa desvalorización se encuentra
en las maquilas del norte de México.
Con la formación del NAFTA y la facilidad del transporte de capital
y bienes, muchas fábricas (norte-americanas y multinacionales) se fueron
a México en busca de mano de obra barata para la fabricación de productos
destinados al mercado estadounidense.
Las mujeres en estas fábricas trabajan muchas horas por poco
sueldo con amenazas constantes a su salud y bienestar.
Las condiciones del trabajo son peligrosas, sin regulaciones
ni normas de seguridad. Y
en los pueblos que se construyen alrededor de las maquilas muchas mujeres
viven con miedo. En este
caso, la evolución de la integración (el NAFTA) fue en contra de los
derechos de las mujeres. Sin
embargo, el caso de la Unión Europea, en que hay libre flujo de mano
de obra, nos enseña que no todos los procesos de integración terminan
en maquilas.
El
ejemplo de las maquilas puede ser significativo cuando uno piensa en
la integración de todas las Américas bajo el liderazgo de los Estados
Unidos. Este proceso de
integración se caracterizó, desde su inicio, por la desigualdad,
porque los países antes del Tratado de Libre Comercio se encontraron
con potencias diferentes, enormes en cuanto a la economía.
Los Estados Unidos tenían todo el poder de negociación y México
tenía toda la necesidad de un tratado de libre comercio con los Estados
Unidos. El tratado tampoco
definió como meta la igualdad entre estos países.
Si los países de Latinoamérica no tienen poder de negociación
frente al ALCA, es muy probable que también terminen en una relación
de dominación que se reproducirá
en las mujeres. Durante
los debates de integración de Latinoamérica, tenemos que tomar en cuenta
no sólo nuestro poder de negociación como género sino también nuestro
poder de negociación como país.
1
Norteamericana, licenciada en economía, becaria Fulbright.