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ARGENTINA
LA
RISA PESE A TODO
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Cotidiano Mujer Nº37
Año
2002
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El
caos que es este país ayuda: el gobierno y quienes lo mandan te tiran
encima tantas desgracias, que te hacen olvidar de tu propia vida.
Creía
que estaba mejor, pero se ve que las medidas del gobierno tuvieron su
efecto: ayer me pasé el día con fiebre -creo que intentando eludir ir
al banco a enfrentar la bancarización obligatoria ... que en mi caso es
un lío porque mis ingresos son "ilegales" (créase o no, fui
al banco con una nota muy prolijita de mi organización certificando mi
sueldo y me dijeron que no servía para nada, que necesitaba una "dirección
física" de la "empresa" para la que trabajaba, que no estuviera
ubicada en Chicago, EEUU...). Los gringos están desesperados, ya quieren
que me mude a cualquier país menos caótico que este. En un rato voy, a
ver de qué manera me permiten, desde mis modestas cajas de ahorro, pagar
boludeces como el alquiler.
Hoy
superé mi record de ayer: pasé 4 horas y medio en el banco. Terminé compartiendo
la merienda con los empleados -te juro que me ofrecieron sandwiches...
(era la última clienta que les quedaba). Apenas me abrió la puerta para
salir, la chica que me había atendido dio un grito primal que reíte de
los talleres de expresión corporal ... casi me mata de un síncope. Así
vivimos en este manicomio. El viernes, cuando todo el mundo se peleaba
para sacar plata de los bancos, me tocó presenciar: a) dos hombres agarrándose
a trompadas por un lugar en la fila del cajero; b) una mujer llorando
a gritos y golpeando las paredes del ídem... Que tengas muy buen viaje
y no sabés cómo te envidio ... ¡¡¡me encantaría estar en cualquier lugar
que no fuera la cola del banco!!!!
Ayer
me entretuve huyendo de los gases lacrimógenos que nos arrojó la querida
Federal -en la batahola perdí los zapatos, y la verdad lo lamenté mucho
porque eran unos zuecos comprados en Nueva York, en un negocio que se
llama Walking Shoes y que de verdad fabrica unos zapatos comodísimos ...
Todavía me duelen los ojos de los gases, pero por suerte no me pasó nada
más (aunque la caminata descalza de 40 cuadras te la regalo). Igualmente,
lo que pasó ayer fue bellísimo: ver cómo por fin este pueblo se levantó
(y se sigue levantando). Para mí, lo más fuerte fue el cantito que inventamos
-y que le cantábamos a la Federal mientras corríamos: "Qué boludos,
qué boludos, el estado de sitio se lo meten en el culo". Para
este país, con su historia, eso es una revolución.
¡¡¡Gracias
por la oferta de exilio!!, en cualquier momento la acepto. Hoy vi en el
diario una foto de zapatos, ojotas y chinelas abandonadas en la plaza
y traté en vano de buscar los míos ... mirá por la pérdida que me lamento
en medio de todo esto ...
Pero
sabés que yo en realidad soy una afortunada: ayer Laura me contaba que
en su banco ni siquiera le permiten hacer las siete horas de cola - directamente
le dicen que la sucursal "está desbordada" y que se vaya. Mi
banco no tiene esas finezas: comparte su desborde con cuantas quieran
y encima con sandwichitos.
El
otro chiste es la carrera de pistas que se puede observar frente a las
casas de cambio. Ayer me tocó ver una en Florida: unas 50 personas apiñadas
frente a una casa de cambios, mirando fijo las pizarras. Cuando el dólar
llegó a 1.90, entraron corriendo al negocio, atropellándose entre sí.
Lo que te haría reír son las caras de los turistas: hoy salió una nota
en Página 12 sobre la pobre gente que ha venido a turistear justo ahora
y era realmente muy chistosa.
Acabo
de volver del banco, como siempre, pero hoy no me pasó nada interesante.
Me parece que ya nos estamos habituando a todo, lo que es muy peligroso.
...
andaré por tu país, iré a Colonia, a ver si puedo solucionar algo con
la tarjeta. Te llamaré para saludarte. Ayer en el Banco de la Nación -el
que uso para el dinero de la ONG- nos anunciaron que tenemos la cuenta
bloqueada hasta febrero y quién sabe si no más, porque como es en dólares
y la van a pasar a pesos. "Total, por lo que le va a quedar, ¿para
qué quiere usarla?", le dijo la empleada muy sonriente al compañero
que trabaja conmigo.
El
banco de Colonia fue intervenido por la cuestión del Banco de Galicia,
sucursal Argentina ... Sigo donando mi dinero a sucesivos gobiernos del
Cono Sur, mi generosidad no tiene límites... Por lo menos en este caso,
¡¡¡no tengo que hacer cola en el banco!!!
Solo
una sádica como vos puede encontrar estos cuentos de los bancos divertidos.
Ahora estamos viendo la posibilidad de abrirme una cuenta acá y mis compañeras
ya están pensando qué banco gringo quieren que se hunda, para aconsejarme
que abra la cuenta en él... ¡Mi mala fama cunde! De paso te cuento que
tenés una amiga importante (yo): finalmente, después de mucho drama, me
dieron la visa AO 1, que es para gente con "habilidades extraordinarias"
(no pienses mal, se refiere a los DDHH y la diversidad sexual). Si por
lo menos sirve para que me dejen abrir una cuenta bancaria, estaré feliz
porque lo que es venir a vivir a este país espantoso, ni muerta. Cada
vez que vengo acá me siento en 1984 (la novela, no el año).
Hemos
perdido mucho en esta crisis: empleos, la segunda comida del día, el equipo
de sonido que llevamos al trueque a cambiarlo por una hora de dentista
(porque antes habíamos perdido la obra social o la prepaga), el barrio
quienes se exiliaron, la soberbia con que nos creíamos primer mundo, la
confianza en políticos/as seudoprogres... Y ahora sabemos mejor qué no
queremos perder, aunque el FMI venga degollando: esto de ser un país,
la palabra y la acción, la bronca, la solidaridad y, sí,por qué no, la
risa.
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