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Informe
CEDAW
EL
BLA, BLA, BLA del Ministerio
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Cotidiano Mujer Nº37
Año
2002
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Elena
Fonseca
Nuestro
gobierno acaba de recibir una fuerte reprimenda por su comportamiento
hacia los derechos de las mujeres. Nada menos que el Comité de Expertas
de la CEDAW1 -muchas de ellas redactoras de la propia Convención-
castiga («castigates» en inglés puede ser castiga, censura o critica según
la acepción que se elija) a nuestro gobierno por la lentitud del progreso
hacia la equidad de género en Uruguay.
Esta
sensación amarga que, por más que nos duela, no es una novedad para cualquiera
que mire nuestra realidad a través de cantidades y calidades de vida de
las uruguayas, se vio multiplicada por la vergüenza. Las lastimosas explicaciones
dadas por los y las representantes de nuestra Cancillería en Nueva York
dan prueba de que el Ministerio de Relaciones Exteriores todavía no se
ha puesto las pilas para capacitar a su funcionariado en temas de género,
ni ha medido la imagen de atraso que produce encarar estos temas de manera
tan superficial, o tan "light", por decir algo.
¿Porqué
el Informe de la Cancillería se permite desconocer, más, ocultar el drama
que encierran las pocas cifras que se conocen, con relación a violencia
doméstica, salud, legislación, remuneración del trabajo, participación
política? ¿Creyó el gobierno que las respuestas "lavadas" iban
a ser suficientes para las expertas, y "a otra cosa, mariposa?"
Claro, que mueran en Uruguay aproximadamente 20 mujeres por año a manos
de sus cónyuges o ex cónyuges, no son cifras que interesen al FMI.
Los
datos de los informes «Sombra» aportados a la CEDAW por la Comisión Nacional
de Seguimiento de Beijing, a través de Graciela Sapriza, y por Cladem-Uruguay
a través de Graciela Dufau, no son un misterio para nadie, están al alcance
de cualquiera que se preocupe por el cumplimiento de las Convenciones
Internacionales sobre las mujeres, y en ellos sí, aunque moleste a algunos,
se habla de lo que podría hacerse y falta por hacer.
Uruguay
no envió una delegación especial para presentar el Informe, nombró para
esa misión a la Delegación Permanente ante la ONU, alegando la situación
económica del país. Esto, que sería bastante razonable, no explica porqué
el documento fue tan pobre: "le falta información ... no sigue
los lineamientos prescritos ...está atrasado en varios años... no informa
acerca de qué fondos han sido destinados a la implementación de la Convención,
o a la Plataforma de Acción", señalaron preocupadas las Expertas,
más asombradas todavía cuando oyeron la respuesta oficial de a qué se
debían esas carencias: "es que la información vino de diferentes
fuentes y tuvo que ser agrupada en un solo informe... además las
contribuciones llegaron a último momento... y la persona que lo redactó
no tuvo el tiempo necesario para darle una estructura adecuada"
(!!!) A veces más vale callar, por aquello de que "gallo
cantor, acaba en el asador".
La
falta de recursos, de nuevo por la desastrosa situación económica del
país, fue la justificación de la Delegación uruguaya, ante la escasez
de presupuesto para movilizar la maquinaria de género, sin explicar porqué
no se tomaban medidas -que no siempre son costosas-. "Lo que falta
para aplicar la Convención es voluntad política y dedicación" fue
la réplica de la CEDAW.
El
Comité demostró preocupación por el aumento de los embarazos adolescentes
"niñas teniendo niños, ¿por qué?". La respuesta de la Delegación
fue que los anticonceptivos estaban disponibles en el país, que existían
programas para su uso y que se estaban haciendo esfuerzos para reducir
el número de estos embarazos... sin especificar dónde, cómo y cuáles.
Se hizo referencia, sin embargo, a las dificultades que hay para introducir
textos que incluyan la educación sexual y se mencionó el debate público
acerca de uno de ellos.
Las
Expertas se preguntaron porqué el alto nivel educativo de las mujeres
en Uruguay no se compaginaba con su baja participación en cargos superiores.
"Cuando yo ejercía la profesión había muchas juezas y si no están
en los niveles superiores es porque en algún momento de sus vidas renuncian
por razones personales y se dedican a ejercer una profesión liberal",
fue la insólita respuesta del Delegado Permanente, considerando suficiente
explicación de porqué raramente llegan a los altos cargos del Poder Judicial;
"si las mujeres están tan bien educadas y calificadas, ¿por qué
no se les permite entrar en política?" fue otra área
enfocada por la CEDAW.
Una
de las expertas consideró que las leyes de aborto en el Uruguay eran
una afrenta a la dignidad de las mujeres. La explicación asaz
poco académica de la Delegada Permanente, cuando aquélla le recordó la
ley sobre Violación en Uruguay - que exime de pena al violador si ofrece
matrimonio a la víctima y ésta acepta - fue que si bien existía tal legislación,
"nadie tenía interés en cambiarla, porque de hecho estaba en desuso",
olvidándose del peso conceptual de una ley, se aplique o no se aplique.
Y sin tomar en cuenta que esa ley acepta implícitamente que la violación
de una mujer no es tan importante como el "honor" de
la familia. Sin tomar en cuenta tampoco la función educativa de las leyes
y el mensaje que conllevan.
"Meras
palabras"; "un pésimo informe"; "desagradable
oír algunas respuestas"; "el país fracasó completamente";
"¿tiene Uruguay realmente la voluntad política de implementar la
Convención?".
Pero
algo bueno puede sacarse de tantos desaciertos: el Ministro de Relaciones
Exteriores y su colega de Educación y Cultura fueron convocados a la sesión
del 4 de abril pasado a la Comisión Especial de Género y Equidad. Allí
oyeron las preocupaciones de sus integrantes sobre la castigada presentación
del informe oficial ante el Comité de Expertas de la CEDAW. Ambos se presentaron
acompañados de un nutrido y calificado grupo de asesores de sus respectivos
ministerios, oyeron, seguramente reflexionaron, aceptaron algunas omisiones
(en particular el segundo de los nombrados) y se comprometieron que para
la redacción del próximo informe serían convocadas las ONG. Por otro lado
acordaron dar más relevancia política al tema y atender a una efectiva
aplicación de la CEDAW. En una palabra, cumplir con lo que nuestro país
firmó y ratificó.
1
«Convención para erradicar, prevenir y sancionar toda forma de discriminación
contra las mujeres», CEDAW , por su sigla en inglés, reunida en enero
de 2002 en Nueva York.
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