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URUGUAY:
LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS
EN LA "PAPELERA DE RECICLAJE".
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Cotidiano Mujer Nº36
Año
2001
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Ps.
Alejandra López Gómez*
Durante
el segundo semestre del año 2000, MYSU (Mujer y Salud en Uruguay)
elaboró el Documento Nacional sobre el Estado de Situación
de los Derechos Sexuales y Reproductivos en el Uruguay, a partir de la
iniciativa de CLADEM de contar con un Informe Regional, en el camino hacia
la Convención Interamericana por los Derechos Sexuales y los Derechos
Reproductivos. El equipo a cargo de la elaboración del documento
uruguayo estuvo integrado por la Dra. Graciela Dufau, la Soc. Nea Filgueira,
la Ps. Alejandra López Gómez y la Lic. Susana Rostagnol,
y el equipo de coordinación en pleno de MYSU reflexionó
conjuntamente sobre los contenidos y metodologías para la elaboración
del Informe.
El
Documento incluye el relevamiento sobre estadísticas nacionales,
legislación, políticas públicas, prensa, encuestas
de opinión y producción académica en el período
1995 – 2000, sobre diez tópicos en el campo de los DDSS y DDRR:
aborto, violencia sexual, prostitución, embarazo adolescente, anticoncepción,
HIV – SIDA, matrimonio, unión de hecho, divorcio; orientación
sexual, educación sexual, control del embarazo, atención
del parto y puerperio, y detección oportuna de cáncer genito
– mamario. A su vez, se realizaron entrevistas a actores claves: decisores
políticos, activistas del movimiento de mujeres y académicos/as.
Un documento
de estas características constituye un insumo de gran valor para
apuntalar las estrategias de "advocacy" que se implementan desde
las organizaciones de mujeres en la defensa y promoción de los
derechos sexuales y reproductivos en cada país de Latinoamérica.
En lo que
respecta a Uruguay, el Informe revela, en términos generales,
que la lógica de las iniciativas puntuales es lo que caracteriza
el estatus otorgado hasta el momento por el Estado y la sociedad al conjunto
de los derechos sexuales y reproductivos. Se constata que ni el Estado,
ni la sociedad uruguaya en general, han integrado a sus agendas las concepciones
actuales acerca de ellos tal como han sido definidos por los movimientos
sociales que reivindican su inclusión entre los derechos humanos
básicos, o por las recomendaciones de las Conferencias Internacionales
de NNUU. "El desconocimiento de estos derechos parece ser la norma
(la última reforma constitucional realizada en 1998, a diferencia
de lo que ocurrió en otros países de la región, no
integró en su articulado ningún propósito o resguardo
referido a estas cuestiones, como tampoco el reconocimiento de la equidad
de género). Esto explicaría la ausencia de una política
de Estado al respecto." Esta realidad plantea serias dificultades
para los necesarios y urgentes debates en relación a las modificaciones
de la ley referida al aborto inducido, sobre las concepciones en planificación
familiar o educación sexual. Se constata que los derechos sexuales
siguen siendo concebidos como un sub-conjunto de los derechos reproductivos,
quedando desde esta lógica subsumidos e invisibilizados. Parecería
ser que para algunos actores resulta menos comprometedor hablar de la
Salud y la Reproducción, que de la Sexualidad y los Derechos.
A nivel académico,
el paradigma de los DDSS - DDRR es recientemente incorporado a la reflexión.
Salvo excepciones, no existe problematización, ni conceptualización,
y hacia 1999 comienzan a generarse espacios académicos con el propósito
de delimitar y construir un campo de estudios específico.
El Informe
permite identificar claramente los vacíos de los distintos campos:
las estadísticas oficiales son insuficientes y en algunos tópicos
inexistentes: la última Encuesta Nacional de Fecundidad data de
1985, no se han realizado las Encuestas Internacionales sobre Prevalencia
en el Uso de Métodos Anticonceptivos así como Demografía
y Salud (DHS), y no existen estudios sobre la incidencia del aborto inducido.
Resulta imposible calificar de "políticas públicas" a las
iniciativas registradas, en tanto no existe ninguna ley marco o normativa
general que defina y garantice la promoción y respeto de los DDSS
y DDRR, de la que puedan derivarse políticas. Muchas de las acciones
que se emprenden no siempre están definidas desde la identificación
de necesidades específicas y en general, no responden a la diversidad
de situaciones y demandas. En el ámbito de los derechos sexuales
y reproductivos no sólo se trata de dar respuesta a demandas concretas
(necesidades prácticas) sino que es necesario generar otro tipo
de demandas que permitan superar situaciones de inequidad y discriminación
(necesidades estratégicas de género). Por tratarse de programas
sectoriales en el ámbito de las políticas sociales del Estado
y no estando enfocadas con criterios universalistas en tanto derechos,
el resultado es la realización de actividades focalizadas hacia
definidos sectores de población: pobres, mujeres.
Los programas
de salud que incluyan la planificación familiar datan de 1996 tanto
a nivel del Ministerio de Salud Pública, como de la Intendencia
Municipal de Montevideo. Hasta esa fecha, Uruguay no contaba con programas
de salud reproductiva en los servicios de asistencia del sector público
de la salud. Probablemente el temprano proceso de transición demográfica
hizo pensar históricamente que Uruguay carecía de "problemas"
de población. En términos promediales, la fecundidad en
Uruguay es baja; sin embargo el comportamiento reproductivo difiere según
los sectores socio-económicos. Uruguay se reproduce en el tercio
más pobre de su población. Luego de la ICPD y con el apoyo
del FNUAP, se inauguran dos Programas en Salud Reproductiva que incluyen
la Planificación Familiar. Por primera vez, se generan condiciones
básicas de acceso a métodos seguros y de calidad en el marco
de la consulta gineco-obstétrica. Sin embargo, estos programas
no tienen alcance nacional. Las mujeres del interior del país,
en especial las de menores recursos, no tienen hoy las posibilidades de
acceder a métodos anticonceptivos confiables. Para hacerlo, deberían
disponer de sumas importantes de dinero y ser atendidas a nivel de la
consulta privada.
En cuanto
a las iniciativas a nivel parlamentario, se observa una gran diferencia
en cuanto a las temáticas, entre las leyes aprobadas y las que
están a estudio sin certeza de llegar al Plenario de las Cámaras.
Las leyes aprobadas o son normas de rutina (ratificación de la
Convención de Belem do Pará) o amplían derechos ya
reconocidos a otros sectores de población (licencia por maternidad,
por lactancia, etc.), con el propósito de garantizar la equidad
de género. En cambio, las iniciativas referidas a orientación
sexual, a la reglamentación de la prostitución, a asimilar
los derechos de las/os concubinas/os a los de las personas casadas y a
impedir la discriminación de los enfermos de VIH-SIDA, no cuentan
con consensos parlamentarios que aseguren su tratamiento y aprobación.
En cuanto a la temática del Aborto Inducido, el último proyecto
de Ley data de 1993 (Sanseviero), no existiendo iniciativa alguna a nivel
parlamentario en el período en estudio.
En el relevamiento
de prensa se siguió el criterio sugerido de analizar un semanario
liberal (Búsqueda) y otro progresista (Brecha). Se constata que
no existe un correlato entre estos enfoques y la expectativa de tratamiento
y cobertura dada a tópicos relacionados a los DDSS - DDRR. El semanario
de corte liberal incluye una página sobre temas de salud en la
cual aparecen temáticas relacionadas con los DDSS-DDRR, en general
consistente en una sección informativa. A pesar de que no incluye
–la mayoría de las veces- investigación periodística,
importa resaltar que semanalmente informa a sus lectores/as sobre distintos
tópicos en este campo. Mientras que, el Semanario de corte progresista,
si bien ha publicado algunas investigaciones periodísticas, son
escasas y sólo sobre algunos tópicos.
El relevamiento
de las encuestas de opinión muestra una tendencia favorable de
la ciudadanía en algunos temas abordados: despenalización
del aborto, inclusión de la educación sexual a nivel de
la currícula en la Enseñanza Pública, estrategias
de prevención del SIDA. Sin embargo, parece ser que los decisores
políticos no toman en cuenta las tendencias en la opinión
pública a la hora de definir el curso de las acciones gubernamentales
al respecto. A pesar de que Uruguay es un país laico, parecería
ser que existe una fuerte influencia de los sectores más conservadores
de la Iglesia Católica a nivel de los decisores políticos
que inhibiría la definición e implementación de políticas
públicas que garanticen las condiciones para el ejercicio de
los derechos sexuales y reproductivos con equidad y sin discriminaciones.
Parecería
que ocuparse de los DDSS – DDRR es una sofisticación digna de
mejor causa. Como dice Nea Filgueira en el Informe "las distintas posiciones
que existen en la sociedad uruguaya con respecto a temas como la identidad
sexual, el aborto, el libre ejercicio de la sexualidad entre las/os jóvenes,
no son confrontadas públicamente en búsqueda de acuerdos
que permitan avanzar en arreglos institucionales que aseguren igual tratamiento
para todas/os. De hecho, nadie propicia debates entre actores con posturas
opuestas y hasta podría decirse que en los círculos en que
se concentra el poder, hay un interés explícito en evitarlos.
De modo que tampoco hay ámbitos que pudieran servir de cajas de
resonancia para promover la discusión y la búsqueda de soluciones.
(Observadores extranjeros han señalado que una característica
de la sociedad uruguaya es eludir los temas que provocan confrontación
y depositarlos en la "papelera de reciclaje", con lo que cuestiones
importantes pueden resultar postergadas durante mucho tiempo)."
Para nosotras,
activistas en el campo de los derechos sexuales y reproductivos de la
población y de las mujeres en particular, los DDSS y los DDRR son
un asunto de DERECHOS HUMANOS. Esto implica su defensa y promoción
como materia prima para un desarrollo sustentable y con equidad, y para
garantizar procesos de construcción de ciudadanías más
plenas. Se trata de desarrollar un proceso de cambio social y transformación
dirigido a hacer que las relaciones de poder en la sociedad sean más
democráticas. Y se trata de que las decisiones públicas
no se diriman sobre los cuerpos de las mujeres, afectando su salud y sus
vidas.
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Integrante de MYSU (Mujer y Salud en el Uruguay).
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