El
fundamentalismo está entre nosotr@s
Calladitas porque hay guerra
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Cotidiano Mujer Nº36
Año
2001
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Ivonne
Trías
Cuando hay
guerra hay razón de Estado para apretar las clavijas que lentamente
se venían aflojando, aun aquellas que nada tienen que ver con el
conflicto bélico. Y cuando hay guerra las libertades democráticas,
como si fueran un lujo vergonzoso, se achican hasta desaparecer o son
eliminadas por decreto. ¿Quién se anima a quejarse de las
leyes antiterroristas que impuso el gobierno de Bush cuando todavía
humean las torres bombardeadas? Estados Unidos se despertó de pronto
convertida en Estado policíaco y los ciudadanos, hasta ayer orgullosos
de sus libertades, parecen comprender la necesidad de renunciar a ellas
en nombre de una identidad patriótica lesionada. Interrogatorios
y ejecuciones de sospechosos –sobre todo extranjeros- tras juicios sumarios
y secretos; supresión del habeas corpus; delación organizada
a nivel nacional; estigmatización de un grupo étnico, religioso
o político (árabes-islamistas-terroristas); castigo a toda
crítica o disidencia; nacionalismo exacerbado; control y censura
de la información y las comunicaciones... parecido a cualquier
dictadura pero sobre todo al fascismo.
En el paroxismo
"antiterrorista" Estados Unidos extendió la consigna a sus aliados
de la otan y de todo el mundo. Poco faltó para que Argentina mandara
una nueva tanda de jóvenes a luchar contra ese fantasmal enemigo,
"el terrorismo". La vaguedad en la definición del enemigo es funcional:
según la ley promulgada el 26 de octubre (Patriotic Act) el terrorismo
es el conjunto de "actividades que implican actos peligrosos para la
vida humana y que son una violación contra las leyes criminales
de Estados Unidos (...), pretenden intimidar o coartar a la población
civil (...) o influenciar las políticas del gobierno por intimidación
o coerción". ¿Quién se salva de esta definición?
Del otro
lado, del lado del mundo amenazado por la cruzada antiterrorista, hay
preparativos de guerra defensiva prolongada. De modo que de ese lado tampoco
hay espacio para libertades, sea porque se las considera "occidentales"
y por tanto enemigas, sea porque hay guerra.
Si para el
jefe de los cruzados occidentales "el que no está contra los terroristas
está contra mí", para su contendiente también. Las
identidades –nacionales, religiosas y culturales- azuzadas al máximo
se muestran los dientes unas a otras. Es el escenario ideal para que broten
todos los fundamentalismos y sus trampas conceptuales.
Una de estas
viejas trampas es la que dice: "los enemigos de mis enemigos son mis amigos".
Según esta formulación, quien esté contra las estrategias
de Estados Unidos y sus aliados (recomposición y defensa del liderazgo
económico y financiero) debería alinearse con sus enemigos
internos, como los ultraderechistas miembros del Ejército de Dios,
o con sus enemigos externos, todos los antiimperialistas incluidos los
talibán.
Siguiendo
esta lógica cuando la cruzada antiterrorista pase de Afganistán
a Irak habrá que alinearse tras Saddan Hussein y cuando ingrese
a territorio latinoamericano como Plan Colombia habrá que enrolarse
en las farc, o a los contrabandistas de la triple frontera que, como dijo
un periodista estadounidense, financian a las tropas de Osama bin Laden
con T-shirt y chinelas de contrabando...
Que nunca
nos falte la capacidad de discriminar en las generalidades: los enemigos
de mis enemigos no son siempre mis amigos. Como ejemplo valga el de Planned
Parenthood, un grupo defensor de la legalización del aborto en
Estados Unidos que tiene clínicas y oficinas en 13 estados. En
la gran confusión pos derrumbe de las torres gemelas, en medio
del pánico por la manipulación con antrax, Planned Parenthood
recibió sobres que contenían un polvo no identificado y
cartas con mensajes del grupo "Ejército de Dios", un grupo que
se opone al aborto y que ha promovido la violencia contra clínicas
abortivas y contra sus médicos.
Que las identidades
ofendidas no nos hagan caer en la tentación de las identidades
inventadas. ¿La amenaza occidental es tal que admite que los desposeídos,
los intelectuales de izquierda y las mujeres de los países árabes
sigan a un líder antiimperialista que promete modernización
sin libertades, sin laicidad, sin acceso de las mujeres a la educación?
Y viceversa:
si los opositores a una política económica que reproduce
el hambre y la explotación de las mayorías nos hemos dado
un espacio público de debate como el Foro Social Mundial, ¿habremos
de aceptar que la unidad de acción apresurada sustituya al debate
plural, arduo por cierto pero única garantía de cualquier
acuerdo?
Contribución
al culto
La nueva
guerra parece imponer el alineamiento general tras los conductores de
cada bando. Pero cuando se reclama la adhesión de las mujeres
a este enfrentamiento se silencia, como un dato irrelevante, el lugar
que se les ha asignado en todos los conflictos bélicos. Durante
la segunda guerra mundial Japón secuestró más de
cien mil mujeres de los territorios ocupados para que sirvieran a sus
guerreros en los prostíbulos a los que llamó cínicamente
"estaciones de confort". Durante la guerra en los Balcanes hubo campos
de estupro étnico donde miles de mujeres fueron violadas como
estrategia de guerra. Las conejitas de Play Boy, solidarias con los
soldados de su país en el frente afgano, les envían grandes
sonrisas de piernas abiertas, en forma gratuita a través de internet.
Es una contribución patriótica que se adelanta a un reclamo
viejo como el mundo.
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