En
João Pessoa, al norte del Brasil, el movimiento de
mujeres acaba de realizar el 13º Encuentro Nacional Feminista.
El
13 es el número de la diversidad
Cerca
de 800 participantes se concentraron en el espacio bautizado
por la Comisión Organizadora como "Auditório
Penha do Nascimento". Penha fue una líder campesina,
asesinada en la década del 80 por un capataz de la
oligarquía paraibana. En este auditorio se realizaron
las dos conferencias centrales del 13º Encuentro, cuyo
subtítulo fue "El Feminismo en los 500 años
de Dominación". Investigadoras y militantes feministas,
activistas desde la década del 70, fueron convocadas
para contar sobre la "invención (en el sentido de "creación"
o "gestación") de la mujer brasilera en nuestro imaginario"
y sobre la historia del feminismo en el Brasil desde final
del siglo XlX hasta los "desafíos, procesos de participación
y política de alianzas", característicos del
final del siglo XX. La emoción tuvo uno de sus puntos
más altos en la apertura, con la presencia de la Vice
Gobernadora, Benedita da Silva (RJ) y de las líderes
indígenas Miquelina Machado y Celina da Silva, ambas
de la Amazonia. Sus palabras destacaron la importancia del
feminismo y del movimento de mujeres, en tanto espacio de
fortalecimiento para enfrentar la opresión de raza
en la cotidiana disputa por los espacios de poder.
Negras,
indígenas, blancas, extranjeras, académicas,
semi-analfabetas, sindicalistas, militantes partidarias, integrantes
de ONG mixtas y de mujeres, muchas jóvenes, y también
mujeres con SIDA, discapacitadas y portadoras de VIH feministas
‘históricas’ y mujeres que estaban simplemente indagando:
"¿al final, qué es el feminismo?" ...
mujeres de todos los estados brasileros circulaban por las
rampas, buscando el espacio donde estarían las 8 mesas
de debate y los cerca de 60 talleres. De acuerdo con el análisis
parcial de los datos levantados por la Comisión Organizadora,
cerca del 60% de las participantes eran novatas.
La
temática giró en torno a las cuestiones de la
salud, la violencia, las mujeres y el poder, derechos humanos,
sexuales y reproductivos, cultura y religión, trabajo,
medio ambiente, lazer, medios de comunicación, formación
feminista. Fueron abordadas también, cuestiones que
no podían ser menospreciadas, relacionadas con una
coyuntura más amplia en que se inserta el movimiento
de mujeres. Sin contar con los espacios de trabajo corporal
– donde no faltaron la danza afro y la danza del vientre –
y con los espacios culturales, lanzamiento de libros, videos
y materiales educativos.
Para
muchas de las asistentes, el 13º ENF representó
un tiempo de aprendizaje. Entre las ‘jurássicas’, mientras
tanto, primaba un cierto sentimiento – tal vez debido a la
contagiante nostalgia del Hotel Tambaú - de que "algo
estaba faltando en este encuentro feminista...". ¿Sería
una confirmación de que las nuevas estrategias y metodologías,
deben ser pensadas para dar cuenta de tanta diversidad?
La
Asamblea Final del día 30 las llevó de vuelta
al Auditório Penha, para aprobar varias mociones y
decidir el lugar del próximo encuentro. Abierto el
plenario, se dieron respuestas al gobierno brasilero y se
apoyó la "Marcha Mundial de Mujeres por el fin de la
pobreza y la violencia sexista".
El
encuentro llegaba a su fin. Rio Grande do Sul fue el estado
elegido como sede del próximo Encuentro Nacional Feminista
en el 2003 y las gaúchas van a discutir si aceptan
o no. En caso de que no se sientan en condiciones de enfrentar
el desafío, paulistas y cariocas tienen el compromiso
de tomar en sus manos la responsabilidad.
"Navegantes
de Primer Viaje"
Como
dos activistas del Foro de Mujeres de Pernambuco en su primer
Encuentro Nacional Feminista, no podemos hablar de éste
tomando a otros como referencia. Pretendemos, apenas, relatar
algunas cuestiones como "navegantes de primer viaje", y más
específicamente, sobre aquéllo que se relaciona
con la programación del encuentro comparada con nuestras
expectativas.
Estábamos
allí negras, indias, blancas, mujeres de partidos,
trabajadoras rurales, sindicalistas urbanas, mujeres de todas
las edades, seropositivas, técnicas de ONG, activistas
autónomas, feministas históricas y recién
llegadas al movimento, lesbianas y representantes de tantas
otras identidades, dando cuenta de nuestra diversidad. No
solo por estas características, sino también
por la forma en que nos insertamos en el mundo a partir de
ellas.
Pero
si por un lado el Encuentro nos permitió sentir que,
a pesar de esta diversidad, algo nos une y nos permite crear
vínculos y establecer entre nosotras un compromiso
con nuestra situación común, la de feministas
- organizadas en movimiento o no - por otro, la revelación
de esta diversidad no trajo ni amplió ninguna reflexión
sobre su significado ni sobre cómo ésta se traduce
en una prática de trabajo.
En
Paraíba, varios sectores de mujeres tuvieron la oportunidad
de reunirse y trabajar sobre sus agendas o temas específicos.
Sin embargo, eso también nos debería hacer reflexionar
sobre lo contrario, es decir, ¿hasta qué punto
esta fragmentación no dificulta el diálogo entre
las diferentes? ¿cómo saber de la otra si está
circunscripta a su grupo de iguales? ¿cómo podremos
ampliar el alcance - o los logros - que esta diversidad puede
traer a partir de lo que tenemos en común?
En
cuanto a la estructura del Encuentro, llegamos a Paraíba
con la idea de que los Encuentros se construyen como espacios
libres para el intercambio de experiencias y el desarrollo
de nuestra posición feminista. Es cierto que por si
solos los encuentros permiten esta reflexión – hecha
en conjunto o no. Es a partir de ellos que avalamos lo que
somos en cuanto movimiento, lo que somos cada una de nosotras
en relación a él. Y sin duda que esto pasó
en el 13º, pero encontramos pocos espacios capaces de
abarcar estas discusiones. Los espacios informales (conversaciones
al borde de la piscina, a la hora de las comidas, reuniones
aquí y allá) son muy valorados, pero limitan
las discusiones a las pocas personas que de ellos participan.
En los encuentros deberíamos, justamente, ampliar este
debate. ¿O no?
En
las mesas y los talleres se trataron muchos puntos que seguían,
básicamente, los mismos temas del cotidiano de nuestros
trabajos específicos. Hacen parte de la construcción
de una agenda hoy ya consolidada, que está siendo discutida
con otros sectores de la sociedad y que ya forma parte de
nuestro trabajo educativo. ¿Significa esto que estamos
tan imbuídas de estas pautas, que no somos ya capaces
de atrevernos a crear otras? ¿Significa que los encuentros
se están institucionalizando? ¿O que esta pauta
da cuenta de nuestras mayores necesidades y objetivos en cuanto
movimento feminista?
En
relación al tema del Encuentro – "El feminismo en los
500 años de Dominación" - reconocemos la importancia
fundamental de su rescate y visibilidad, sin embargo, sentimos
que falta una discusión política de esa historia
rescatada. Al final, a pesar que casi todos nuestros proyectos
de libertades individuales están contemplados en la
Constitución Brasilera (pese a posibles peligros de
retroceso), que determinan la necesidad de una constante atención),
en la práctica aun no se concretaron. Pero no conseguimos
explicitar nuestra incomodidad frente a esta contradicción.
La
dificultad no fue menor en lo que se refiere al futuro, en
éste que es el momento de re-situarnos en el mundo.
Tampoco fueron explicitadas propuestas de acciones comunes
ante la actual conyuntura mundial y nacional. El contexto
brasilero nos lanza muchos desafíos: la relación
con el estado, la construcción de un proyecto de democracia
global y regional, la garantía de ciudadanía
para las mujeres. Y eso hizo falta en el Encuentro: explicitar
más, discutir.
Creemos
que el Movimento debe construir estas propuestas en sus acciones
cotidianas, encuentros temáticos, foros, en fin, en
todos los espacios de acción y en las instituciones
donde existan feministas. No podemos esperar el próximo
encuentro. A pesar de la "saudade" que ya sentimos por este,
y de la ansiedad que comenzamos a tener por participar del
14º.
Carla
Batista y Silvia Dantas