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Declaraciónde
Fin de Siglo
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Cotidiano
Mujer Nš31 y 1/2
Aņo 2000
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Esta
declaración surge del taller convocado por el Colectivo Feminista
Bajo Sospecha, de Chile, denominado Jóvenes Feministas de Fin
de Siglo al que asistieron más de 50 mujeres de distintos países
de la región.
Juntas
constatamos - y nos reconocimos - como las mujeres que entramos al
movimiento feminista en los 90. Nos tocó vivir en un mundo
ya globalizado, con un marcado desarrollo tecnológico y en
el auge del neoliberalismo. Crecimos bajo dictaduras, autoritarismos
y conflictos armados; presenciamos la muerte de las grandes utopías
y la crisis de la política partidista, pero también
la revalorización de la democracia. Recibimos también
y valoramos enormemente, los logros y avances del feminismo, especialmente
el de las últimas décadas. Ese es el mundo que nos tocó
vivir y que, por lo tanto, marca nuestra experiencia cotidiana, pero
eso no significa que asumamos estos procesos en su totalidad.
Encontramos
concordancia en nuestras experiencias de vida, a pesar de las particularidades
que cada una vive en su país.
Pensamos
que éste es un momento histórico importante, no sólo
por el cambio de era al que asistimos, sino también porque
este Encuentro marca, para nosotras, un hito en términos de
reconocimiento y visibilización de las mujeres jóvenes
al interior del movimiento, que se expresa, por ejemplo, en las opiniones
vertidas en las distintas plenarias del Encuentro.
A
partir de nuestras reflexiones, llegamos a las siguientes conclusiones:
- La
mayoría de nosotras ha llegado al feminismo o el feminismo
ha llegado a nuestras vidas, desde la academia o el trabajo en
ONG y no desde el accionar político, como lo fue en décadas
pasadas. Esto da cuenta de los espacios que ha ganado el feminismo;
sin embargo, pensamos que al mismo tiempo expresa la falta de
apertura de otros espacios y estrategias para involucrar a nuevas
mujeres a este movimiento.
- Sentimos
que el discurso de la diversidad y el pluralismo no se reflejan
en las prácticas feministas de todas, y muchas veces la
idea de la diversidad implica más bien diferencia y desigualdad.
Lo anterior no permite reconocer y legitimar a las otras y sus
experiencias y, por lo tanto, sus aportes en tanto iguales con
quienes, desde la diferencia, sea posible construir el movimiento
que soñamos.
- Como
movimiento político, el feminismo tiene una historia que
no es posible desconocer. Sin embargo, al entrar en este camino
hay elementos que queremos recoger y otros que esperamos no reproducir,
como las contradicciones que han debilitado a este movimiento,
como por ejemplo, los conflictos internos surgidos a raíz
de la relación con el Estado y otros actores políticos.
- Pensamos
que una tensión importante al interior del movimiento es
el ejercicio del poder. Nos parece que éste responde a
prácticas patriarcales de hacer política que implican
el establecimiento de jerarquías, la invisibilización
de algunas y la exclusión de otras. Esto se traduce, por
ejemplo, en la división de funciones en los distintos espacios
del movimiento, donde algunas piensan, hablan y escriben y otras
sacan fotocopias, reparten panfletos o formatean textos.
Nuestra
intención es:
- Encontrar
una nueva forma de ejercer el poder al interior del movimiento:
horizontal, dialogante, inclusiva y con respeto, donde la división
de funciones no signifique posiciones distintas, privilegios o
jerarquías.
- Queremos
ser reconocidas y visibles. No esperamos reemplazar a nadie, sino
decir lo que pensamos, ser lo que queremos y aportar desde nuestra
experiencia en los distintos ámbitos en que cada una se
desenvuelve.
- Estamos
seguras que las prácticas cotidianas hacen a la política
feminista y que los cambios sociales que esperamos involucran
a toda la sociedad. Por ello, sentimos necesario en este momento
histórico (como no lo fue en otros) involucrar a los hombres
en nuestra lucha, buscando espacios y formas para hacerlo: en
lo cotidiano, en lo laboral, en lo social, pero sin perder los
espacios ganados, nuestros espacios de encuentro y nuestra búsqueda
de los derechos de las mujeres.
Las mujeres
feministas de los 90 reunidas en Juan Dolio, en el VIII Encuentro
Feminista Latinoamericano y del Caribe que hemos participado en esta
discusión las invitamos a construir un movimiento feminista
para todas que apueste a nuevas formas de hacer política y
ponga como eje la democracia.
Firman:
Mª
Elena Acuña, Tatiana Cárdenas, Pamela Caro, Elizabeth
Guerrero, Lorena Godoy, Lorena Núñez, Marcela Ríos,
Maricel Sauterel, Paula Soto (CHILE); Rocío González,
Isaura Bono, Sandra Toledo, Carma Aguilar, Claudia Avila, María
Antonia Pérez, Estela Juárez, Adriana Vega (MEXICO;
Ana Veloso, Marcia Larangeira, Clavoia Bonan (BRASIL); Lizbeth Cáliz
(HONDURAS); Ana Vásquez, Juana Campos, Julissa Rosario, Sofía
Ramos (REP. DOMINICANA); Ana Ortiz, Tania Diz, Analía Barrionuevo,
Verónica Valdés (ARGENTINA); Aura Marina Yoc, María
Solórzano (GUATEMALA); Hielen Mairena, Zobeyda Obando, Jamileth
Chavarría (NICARAGUA); Rosa Guillón (PERÚ); Nidia
Hidalgo (El Salvador); Lenay Blason (CUBA); Alejandra Rosabal (COSTA
RICA); Jeannette Tireo, Erica Beckman, Carla Batista, Marisa Dávila,
Magali Castilblanco, Patricia Iraleta, Patricia Estévez, Julisa
Hernández, Katia Orantes. Participaron además: Natalie
Lebon, Kelly Mary Fay, Darlene Lebrón (EEUU); Clarisa Velocci
(FRANCIA); Paula Gutiérrez, Amaia del Río, Yolanda Pesquero,
Andrea Rodríguez, Pilar García, Guadalupe García
(ESPAÑA).
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