El
Instituto de la Mujer de Chile, CECYM de Argentina y Cotidiano
Mujer, en el marco del Programa Regional de la Fundación
Heinrich Böll "Ciudadanìa y Potenciación de
las mujeres en los países del Cono Sur" han encarado un
Proyecto de Investigación simultánea en los tres
países que relevará los temas de la agenda electoral
impulsada por los principales candidatos a la presidencia .
Para
realizar el análisis de los temas de la agenda se han
priorizado tres grandes grupos de interés: i)tipo de
democracia que las propuestas partidarias expresan (el rol del
estado y la sociedad civil, derechos humanos, ciudadanía),
ii) la dimensión de género (participación
de la mujer y ciudadanía, familia, derechos humanos de
las mujeres, salud y derechos reproductivos, desarrollo económico
y empleo femenino), iii) y la integración regional (cómo
aparece o no el tema de la integración en la campaña,
aspectos económicos, aspectos sociales, culturales y
políticos del Mercosur, imágenes del país
en la región y roles de cada uno en el contexto regional.
El
que sigue es un avance del análisis de la campaña
en el Uruguay
Ma.
Elena Laurnaga - politóloga, investigadora y docente
de la Facultad de Ciencias Sociales.
|
La
campaña electoral en Uruguay
La
campaña electoral de 1999-2000 está marcada fundamentalmente
por dos aspectos: uno institucional, derivado de los cambios electorales
incorporados por la reforma constitucional aprobada en 1996 y que
entra en vigencia en este período; otro político, vinculado
a la consolidación del sistema de tres partidos mayoritarios
con importantes posibilidades de triunfo de la izquierda a nivel nacional.
La
reforma constitucional genera transformaciones que pueden caracterizarse
de "fundacionales" para el sistema político nacional, en la
medida que modifica mecanismos institucionales cuyos impactos recién
comienzan a evidenciarse; pero fundamentalmente, produce transformaciones
en la "cultura política" de los uruguayos. Los cambios en la
cultura política involucran tanto los posicionamientos y actitudes
de los ciudadanos como las prácticas de los partidos. Por tanto,
la innovación de mecanismos institucionales en la competencia
electoral genera un contexto de incertidumbre en relación a
los tradicionales comportamientos esperables en el país.
Entre
los aspectos institucionales más innovadores para el sistema
electoral uruguayo incorporados por la reforma hay que destacar:
En
función de estos cambios la agenda electoral se extiende desde
abril de 1999 hasta mayo del 2000. Esta agenda puede ser considerada
como una extensa campaña electoral, pero también como
una sucesión de cuatro campañas diferenciadas, ya que
cada una de ellas tendrá competencias y formas de resolución
política diferentes.
Las
mujeres en la campaña.
El
protagonismo de las mujeres en la campaña ha sido hasta el
momento escaso. Dos son los escenarios posibles para analizar su presencia:
la participación en los ámbitos institucionales definidos
por los partidos en las elecciones internas y la participación
en la propia dinámica de la campaña. El lugar de las
mujeres en las listas es todavía una incógnita, ya que
están conformándose las mismas y existe plazo hasta
el 20 de Setiembre para la inscripción en la Corte Electoral.
La
participación de las mujeres en los organismos de dirección
política parece seguir la tendencia histórica de menor
índice a mayor relevancia del organismo de dirección.
Sin embargo, existen diferencias importantes entre los partidos, lo
que permite suponer (por distintas razones que no nos proponemos analizar
en este artículo) distintos grados de permeabilidad de cada
uno de ellos.
Porcentaje
de Mujeres en las Convenciones Nacionales.
Partido
|
Convencionales
mujeres
|
%
s/total de convencionales.
|
Partido
Colorado
|
75
|
15%
|
Partido
Nacional
|
41
|
08.2%
|
Encuentro
Progresista
|
110
|
22.0%
|
Nuevo
Espacio
|
153
|
30.6%
|
Fuente:
Corte Electoral, (faltan los datos de la Convención de la Unión
Cívica).
Tanto
el número de mujeres como sus lugares en las listas deberán
ser analizados en función de la competencia al interior de
cada partido; es decir, del poder efectivo que cada una pueda asumir
en cada caso. Así, es posible suponer que a niveles mayores
de competencia intrapartidaria menor posibilidad de ingreso de mujeres.
En
términos de liderazgos de mujeres, la campaña tiene
pocas figuras y de muy distinto nivel de protagonismo. Algunas desarrollan
un liderazgo público, con claros objetivos electorales; otras
desarrollan una tarea más colectiva en el seno de sus partidos
y en el ámbito legislativo o ejecutivo en que se desempeñan,
otras ocupan lugares centrales en su sector como Graciela Rompani,
viuda del ex-presidente Jorge Pacheco Areco, secretaria general de
la Unión Colorada y Batllista aunque no está claro aún
si se postulará a cargos legislativos. Otras figuras son emergentes
como la candidata a la vicepresidencia por la Unión Cívica;
hubo liderazgos que parecieron procesarse desde la sociedad civil
con grandes dificultades de incorporación efectivamente a la
escena de la campaña, como fue el caso de la candidatura, finalmente
no concretada, de Carmen Beramendi a la vicepresidencia del Encuentro
Progresista.
La
Unión Cívica tuvo dificultades para constituir su convención,
sesionando finalmente en una segunda convocatoria con quórum
mínimo. Como elemento innovador en el escenario político
surgió la candidatura de una mujer a la vicepresidencia de
la República, Ma. Benita Dini, militante de la Unión
Cívica del departamento de Tacuarembó. Una pregunta
pertinente es si la emergencia de esta nueva figura en el escenario
significa una ruptura con la tradición masculina de los liderazgos
o expresa más la necesidad de "reproducción política"
de este sector (canalizándolo a través de la figura
de una mujer), que ampara grupos nuevos y vertientes muy viejas de
la tradición cristiana.
Pero
sin duda el caso más relevante es el desempeño político
de Julia Pou, denominado por algunos como el "fenómeno Julita".
La emergencia de un protagonismo tan fuerte en lo político
y lo electoral es uno de los escasos aspectos removedores en esta
materia. Aunque su candidatura merece un análisis que trasciende
el objetivo de este artículo, no podemos dejar de señalar
algunos aspectos relativos a este liderazgo: se conjugan en esta figura
y su práctica política legitimidades que provienen de
su indudable carisma personal, la trayectoria política (de
su familia de origen y de su marido, el ex-presidente Luis Alberto
Lacalle), su capacidad y nivel de comunicación, legitimidades
que provienen de su gestión como primera dama al frente de
Acción Solidaria, y también sin duda, legitimidades
conferidas por la propia estructura del Herrerismo y del Partido Nacional
que han contribuido al desempeño electoral de la candidata.
Tal vez es uno de los pocos casos donde se reúnen tantas variables
juntas, que dan como resultado esas experiencias innovadoras en la
previsible superficie de la competencia electoral en Uruguay.
Las
percepciones de algunas mujeres políticas.
Es
nuestro propósito ir incorporando al análisis de la
campaña la percepción que las propias mujeres políticas
tienen del clima de la competencia electoral y de las oportunidades
de desempeño exitoso dentro de sus partidos. Apenas hemos iniciado
una indagatoria con este objetivo, pero nos parece interesante señalar
algunos elementos que parecen comunes a las mujeres de distintos partidos
que hemos entrevistado y que dejamos planteados como interrogantes
para futuras reflexiones:
-
la
personalización de la campaña hace muy difícil
la construcción de liderazgos no tradicionales, aunque
en algunos casos hay que reconocer la importancia de protagonismos
carismáticos como el de Julia Pou, que logra articular
componentes de variado tipo,
la
segunda vuelta puede constituir una oportunidad para incorporar
temas de la agenda de género en la campaña, operando
como factor aglutinador de electorados diferentes. Por ahora,
la necesidad de los candidatos es de diferenciación y el
tema de género no es un tema central en el reclutamiento
de las elecciones de octubre.