Monitoreando
|
Artículo
del Cotidiano Nº27
|
La palabra
monitoreo no está aún en el diccionario. Tiene su original
al parecer en la palabra "monitor/a" que se utiliza para designar a una
persona que enseña ciertas técnicas o deportes. Se aplica
además en las acciones de seguimiento en experimentación
científica y tecnológica.
Sin embargo,
en los últimos años y particularmente en los países
desarrollados, se ha gestado, en las organizaciones de la sociedad civil
y organismos internacionales, una verdadera cultura del monitoreo, de
la vigilancia y el seguimiento de diferentes políticas. Después
de la Conferencia de Beijing, esta cultura del monitoreo y seguimiento
es ya patrimonio de las organizaciones de mujeres que se proponen evaluar
el cumplimiento de los compromisos asumidos por los gobiernos en esa conferencia.
En el área
de las comunicaciones el único monitoreo conocido en Uruguay fue
el realizado por Media Watch como producto de una iniciativa surgida
en la Conferencia de Bangkok "La comunicación como fuente de
poder." La propuesta fue realizar un Día Mundial de monitoreo
de la imagen de la mujer en las noticias, y así se hizo el 18 de
enero de 1995.
El resultado
de este monitoreo coordinado en América Latina por Gloria Bonder
fue para nosotras el antecedente fundamental para desarrollar nuestra
propuesta de monitoreo de los medios en Uruguay.
Cotidiano
Mujer es un proyecto de comunicación y durante años, mediante
diferentes estrategias, nos planteamos incidir en los cambios de la imagen
de la mujer en los medios y profundizar el conocimiento y las acciones
sobre un campo primordial de la modernidad como son los medios masivos
de comunicación.
Así
surgió el proyecto de Monitoreo de los Medios en Uruguay que realizamos
para UNICEF en 1997 y que aún no ha culminado todas las etapas
previstas.
Qué
monitorear
Hay muchas
formas de realizar un monitoreo, se puede elegir un día, una semana,
determinados programas, determinados medios, analizar ciertas temáticas
como la violencia doméstica, hacer una lectura cualitativa o cuantitativa.
El excelente trabajo realizado por Sur Profesionales de Chile es un buen
ejemplo de monitoreo cualitativo.
Nosotras
elegimos combinar algunas de estas variables, pero haciendo también,
una apuesta cuantitativa de los resultados a obtener.
Cuando un
proyecto se propone fichar 9.000 páginas de prensa, 663 horas de
radio y 95 horas televisión, sabe que el principal resultado a
obtener serán números. Durante un mes ( octubre de 1997),
realizamos un estudio de todo el universo posible de prensa escrita nacional
( 10 medios), todos los informativos centrales de televisión (
4 canales) y los principales programas de radio en horarios centrales,
( 5 radios con programas matutinos de 5 horas). El resultado de esta observación
de los medios comprende 25.000 fichas de registro.
Todas suponíamos
que vivíamos en un país en el que las mujeres no nos apropiamos
de los medios de comunicación, pero no sabíamos qué
dimensión real tenía ese problema. Desde los medios masivos
se administra el consenso social y esa administración deja afuera
a las mujeres. Ejercer nuestro derecho democrático a la comunicación
y la información no es sólo denunciar, es también
demostrar que los medios son más discriminatorios de lo que ellos
en realidad piensan.
Cuando podemos
mostrar, por ejemplo, que durante 633 horas de programación en
radio sólo 9 horas fueron dedicadas a temas relacionados con la
infancia y 19 horas a los de mujer, tal vez podamos comenzar a establecer
un diálogo diferente con productores y programadores de los medios.
Es necesario aclarar a esta altura que cuando decimos 9 horas a los temas
de infancia o 19 horas a los de mujer, ello no implica que ese tiempo
estuviera dedicado a difundir, apoyar o informar sobre los derechos de
niñas y niños o los derechos de las mujeres.
Si dentro
de las 19 horas durante un mes y de un universo de 633 horas, medimos
por ejemplo, cuánto tiempo se dedicó en radio, a las mujeres
y su relación con la ciencia, los derechos humanos, la economía
y la educación, llegamos a un número verdaderamente impactante:
sólo 5 minutos en un mes.
La importancia
de los números es que ubica un posible diálogo no sobre
opiniones o ideas sino sobre el cómo se da realmente la relación
entre "espacio" y "tema." Los periodistas, en general, son empleados de
empresas privadas más o menos poderosas, que son quienes fijan
las reglas de juego en comunicación. A los monopolios no les interesa
demasiado nuestras opiniones sobre la discriminación. Sin embargo,
si queremos desarrollar nuevos espacios de participación ciudadana,
es necesario dar estas opiniones, y hacerlo desde un lugar que implique
desde el principio el ejercicio de los derechos como consumidores de los
medios, que son los únicos que pueden, tal vez, entrar en diálogo,
con el mercado de los medios.
Podemos empezar
por contarles a los periodistas, que las mujeres y los niños casi
no existen en los medios. Después podemos ver cómo son tratados
cuando aparecen. ¿Cómo vamos a aparecer como titulares de
derechos y no como víctimas si ni siquiera existimos?
En casi todos
los medios, prensa, TV, radio y semanarios y a pesar de las diferentes
concepciones políticas de los propietarios, el porcentaje de cobertura
de los temas de infancia no supera en ningún caso el 2% del total
y los de mujer el 7%. Existen diferencias importantes de enfoque pero
en general el hecho más relevante es la falta de pluralidad en
las fuentes de consulta. En general en Uruguay las noticias políticas
se construyen sobre la base de la polémica entre diferentes actores
partidarios sobre un mismo hecho. Estas controversias ocupan la mayoría
de las veces los principales titulares de los diarios, de los informativos
de televisión y mucho espacio en la radio con diferentes fuentes
entrevistadas. La credibilidad de los medios pasa, entre otras cosas,
por esta pluralidad de fuentes. Pero cuando se habla de algunos temas
como el divorcio, aborto, anticoncepción, los medios no reconocen
a las mujeres como actoras y emisoras de diferentes concepciones que existen
en la sociedad. Esta ausencia, es uno de los aspectos más relevantes
que surge del estudio.
Casi un 30%
de lo que se publica o emite relacionado con la temática de la
mujer es recogido de cables internacionales. Encuestas o investigaciones
realizadas en otros países sobre comportamientos de hombres y mujeres
en relación a la sexualidad, o al mundo del trabajo tienen algún
espacio de difusión, pero las investigaciones realizadas por académicas
u ONGs de mujeres en Uruguay, apenas se mencionan. Este tema merece a
su vez una reflexión desde nosotras mismas. ¿Será
sólo que no sabemos producir hechos mediáticos o es que
la ausencia de legitimidad social y política de "nuestros temas"
nos coloca siempre en un lugar de marginalidad?
Las mujeres
no son protagonistas de la noticia en casi ningún rubro de la cobertura
informativa, la única excepción es el arte, donde en general
en todos los medios aparecen muchas mujeres. Este hecho se vincula seguramente
a la propia estructura de la sociedad y la política. Si las mujeres
son casi inexistentes en las cúpulas de los partidos y apenas el
9% del Parlamento nacional, es claro que no son ellas las que emiten opinión
sobre los temas de la política. Lo llamativo es que este hecho
siga siendo al final del siglo XX un hecho "natural".
El conjunto
de la información recogida en el mes de octubre de 1997 será
analizado con cada medio (19 en total) en reuniones que mantendremos en
el correr del próximo mes. Los datos recogidos en el monitoreo
serán útiles en la medida que podamos establecer un diálogo
constructivo con los medios y ejercer el derecho de control ciudadano
de las comunicaciones.
Lilián
Celibert
|