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Cuatro
pasos en la historia
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Artículo
del Cotidiano Nº28 y 1/2
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Para llegar
a la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 hubo que dar
muchos pasos para que alcanzaran a "toda persona sin distinción
alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier
otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento
o cualquier otra condición." (Art.2) Pero la lista de los derechos
humanos no se detiene en un momento histórico, es dinámica. Cincuenta
años más tarde queremos que se incorporen a ella en términos de derechos
los avances que, desde una perspectiva de género, hemos obtenido en estos
años.
Eso si miramos
hacia adelante. Pero es bueno recorrer hacia atrás los esfuerzos realizados
por nuestras antepasadas recientes, de apenas hace doscientos años.
Antes mismo
que la era del feminismo hubiera comenzado, dos mujeres, Olimpia de
Gouges, francesa y Mary Wollstonecraft, inglesa, se colocan
frente a la sociedad reivindicando sus derechos. La primera redactó LosDerechos
de la Mujer y de la Ciudadana en 1791, la segunda publicó en 1792
su Reivindicación de los Derechos de la Mujer. Ambas encaran
la relación de los sexos en la sociedad, algo que la Revolución Francesa
- a pesar de sus revolucionarios cambios - olvidó por completo.
No vamos
a hacer aquí un estudio sobre la misoginia de la época, pero para muestra
de la osadía que significaba cuestionar los fundamentos de la civilización
occidental como lo hicieron estas dos mujeres, nos basta un botón y un
botón ilustre. Nos referimos a J.J. Rousseau que en su famoso Emilio,
publicado en 1762 propone la siguiente teoría: "La educación de
la mujer debe ser relativa a los hombres. Gustarles, hacerse amar y honrar
por ellos, educarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarlos, consolarlos,
hacerles la vida agradable y dulce: he aquí los deberes de las mujeres
de todos los tiempos y lo que se les debe enseñar desde pequeñas."
Tanto Wollstonecraft
como de Gouges consideran la urgencia de una formulación
explícita de los derechos de la mujer. Para la primera se trató más de
una mutación social, haciendo hincapié en la dimensión cultural de la
opresión de las mujeres, centrando la emancipación en la esfera de lo
moral más que en la de lo político. Lo importante y revolucionario en
M.W. es que, por un lado, cuestiona la tiranía masculina sobre
la mujer y por otro afirma que la emancipación femenina no pasa por una
negación de su identidad. La Reivindicación ... es un libro
sobre la diferencia de los sexos más que un programa militante. Mary
Wollstonecraft murió a los 39 años a consecuencias de un parto.
Para Olimpia
de Gouges, la lucha contra la tiranía de los hombres se asienta en
una movilización histórica y en un compromiso militante. Afirmaba que
la Revolución Francesa dejaba en pie el principio mismo del despotismo,
"puesto que la tiranía ejercida sobre las mujeres es la verdadera
matriz de toda forma de desigualdad."
Olimpia
de Gouges, murió en la guillotina por sus ideas, a los 45 años.
Cincuenta
y seis años más tarde, en 1848, cien mujeres - por primera vez juntas
como movimiento - redactaron la Declaración de los Derechos y de
los Sentimientos, en Seneca Falls, Estados Unidos Era una lista
de 12 reclamos sobre derechos a los que no tenían acceso, pero se armó
un gran escándalo cuando leyeron el 12º: querían el derecho al voto!!
Tuvieron que esperar 72 años más para verlo hecho realidad. Ellas no lo
vieron. Todas menos una, Charlotte Woodward de 91 años, habían
muerto sin poder votar. Casi otros cincuenta años más tarde, en nuestro
país, la maestra María Abella presenta en 1906 ante el Congreso
Internacional del Libre Pensamiento reunido en Buenos Aires, el "Programa
Mínimo de Reivindicaciones Femeninas", con 17 puntos y nos
asombra con argumentaciones como que el adulterio es un delito de amor
y que como tal no se castiga. M.A. murió en su cama de avanzada
edad, rodeada por su segundo esposo y sus nueve hijos. Los tiempos estaban
cambiando.
Tal vez en
otros 50 años más, allá por el 2048 nos asombraremos de cuánto nos faltaba
para un más pleno ejercicio de nuestros derechos. Pero hoy, estemos contentas
y digamos mirando al horizonte, parodiando a aquél vaquero solitario:
Hemos hecho un largo camino, muchachas...
Elena
Fonseca
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