LEY
DE PARTIDOS
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Artículo
de la revista
Nº 24
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Entrevista a Oscar
Botinelli experto en temas electorales y director de FACTUM empresa de
opinión pública.
¿Cuáles
son los principales cambios que se producen en el sistema electoral uruguayo
a partir de la Reforma Constitucional ?
La reforma consagrada
en el plebiscito es extraordinariamente trascendente. Le atribuyo una
significación equivalente a la reforma de 1918. Aquella, porque
apuntaba a la construcción del Estado moderno, y ésta porque
produce un cambio sustancial en las reglas de juego con repercusiones
en el sistema de partidos.
El primer cambio es
el que se refiere a la decisión en materia presidencial, pasando
de la mayoría simple que rigió las elecciones directas del
poder ejecutivo desde 1920 hasta el 94, a la exigencia de una mayoría
absoluta. Los estudios que existen a nivel comparado visualizan fuertes
impactos cuando se pasa de mayoría simple a mayoría absoluta.
La segunda modificación
es la eliminación del doble voto simultáneo en la elección
presidencial, que constituye una novedad en Uruguay ; el triple voto simultáneo
existió en la Constitución del 18 tanto para presidente
como para el Consejo Nacional. Este es un cambio muy fuerte principalmente
para los dos partidos tradicionales.
El tercer cambio trascendente,
tiene que ver con la realización de las llamadas elecciones internas,
porque supone un funcionamiento muy directo del electorado, de la ciudadanía
y con procesos muy significativos en la estructura de los partidos.
Existen otras modificaciones
de menor impacto, como la eliminación del triple voto simultáneo
y su sustitución por el doble, lo que se llama comúnmente
eliminación de la acumulación por sublemas en la elección
de diputados.
El impacto de todos
estos cambios puede ser muy fuerte. En primer lugar instaura un ciclo
electoral muy largo que si tomamos la primera y última de las elecciones
llegamos a los 54 meses y si además sumamos la campaña electoral
llegaría a un año y medio de clima electoral en el país,
lo que a su vez acorta el período de gobierno y la instalación
del nuevo.
Un segundo impacto
sobre los partidos es que, al dirimir la competencia entre las diferentes
fracciones en las elecciones internas, las conductas políticas
estarán dirigidas al gran público.
Esto define un criterio
contrario al que predomina en el mundo, en relación a quién
decide los problemas de un partido. En Europa predomina la definición
por parte de los afiliados, en Uruguay serían todos los ciudadanos
que deciden votar ese día a un partido determinado. El afiliado
es una persona que de alguna forma asume un compromiso mas allá
de la contingencia electoral. Se establece así una diferencia sustantiva
entre uno y otro.
Otro impacto posible
es que esta fórmula puede contribuir a fortalecer a los partidos
en detrimento de las fracciones. La eliminación del doble voto
simultáneo no tiene un efecto muy grande desde el punto de vista
electoral.
La candidatura única
por partido haría que el que gane la interna no sea solamente el
líder del grupo más votado, sino que pasa a ser el referente
de todo el partido.
Esto puede contribuir
a que Uruguay tenga partidos mejor estructurados. El elector está
muy sometido a cuatro instancias de dudas. En noviembre, frente al balotaje,
los pertenecientes a los partidos que quedan afuera van a votar a otro
partido. Está demostrado que en este país no se vota en
blanco, nunca se pasa más del 1,5% o 2% de votos en blanco. Por
lo tanto, blanco, colorado o frentamplista, alguno de los tres, le va
a tocar votar a otro partido ; son muchos, entonces, los estímulos
para modificar el sentido de pertenencia partidaria.
Por
lo tanto cada partido tendrá que seducir a una parte del electorado
que no es de su partido.
Pero esa seducción
puede llegar a la captación. Es decir que el debilitamiento de
las pertenencias a los partidos puede llevar a que, en el largo plazo,
la conformación de los partidos sea distinta a la actual.
Los partidos pueden
ser más fuertes como instituciones en detrimento de las fracciones.
Por otro lado hay que ver cómo funciona el prolongadísimo
ciclo electoral y hasta dónde no genera una mayor reticencia de
la opinión pública hacia el sistema político.
Este
año se va a dar el debate acerca de la Ley de Partidos y se ha
comenzado a debatir alguna fórmula que garantice una mayor participación
de las mujeres ¿Se puede decir que el nuevo marco electoral favorece
la mayor presencia de mujeres en cargos de representación ? ¿La
presión de las propias mujeres podría incrementar esta participación
?
El cambio en sí
no creo que favorezca la mayor participación, eso pasa por otros
ejes y no por el cambio institucional. Es decir que puede haber mayor
intensidad en la actividad política pero eso de por sí no
implica mayor participación de las mujeres.
Es sorprendente que
en Uruguay se llega hoy al mismo número de senadoras titulares
que cuando la mujer adquiere por primera vez representación parlamentaria.
A nivel de diputados, en 1989 apenas se alcanza (y luego se supera en
una), los lugares que había en la elección de 1958. Recién
en el 94 el número de senadoras y diputadas sumadas es el más
alto de toda la historia del país.
Pana analizar cómo
se realizan las representaciones cuya segmentación va por variables
no políticas puede llevar a muchos temas. Se podría analizar
la participación de negros en cargos de representación y
además determinar si la sub-representación se da por ser
negros o porque en general los negros pertenecen a los sectores socio-económicos
y socioculturales más bajos y por tanto es un problema mucho más
de fondo. Siendo la población negra apenas superior en número
a la judía, es muy clara la desproporción en la representación
de una y otra.
¿Cómo
se llega a que un sector de la población esté representado
sí o sí ? Estos sistemas son conocidos como sistemas de
"contingentes de escaños". El único país que diseñó
con precisión un sistema de este tipo fue el Líbano, donde
se estableció un criterio muy complicado para la adjudicación
de bancas tendiente a mantener un equilibrio en la representación
entre musulmanes unitas, cristianos maronitas y musulmanes chíitas
y otras religiones.
Hay dos formas de
encarar el tema : uno a través de candidaturas y otro a través
de adjudicación de cargos.
En el primer caso
se establecen tanta cantidad de cargos para ser adjudicados a un contingente
determinado. En Uruguay lo más parecido a esto son las elecciones
universitarias donde, por ejemplo, en el orden docente tiene que haber
un mínimo de grados 5 en el Consejo, por lo que no se adjudica
el cargo si no se cumplen estos requisitos. Sucede lo mismo en la Caja
Profesional en relación a las diferentes profesiones, donde una
persona con más votos puede no ser electa porque el cupo de su
profesión ya está lleno. Los sistemas de adjudicación
son en general muy complejos.
La otra via es establecer
criterios con las candidaturas, por ejemplo, que un tercio de los candidatos
deben ser mujeres. En esa situación estaríamos hablando
de que cada tres lugares hay una mujer.
Esto podría
tener significado para el Senado, pero no nos olvidemos que, si miramos
la actual composición de la Cámara de Senadores la lista
15 del Partido Colorado, el Movimiento Nacional de Rocha del Partido Nacional
y Democracia Avanzada, MPP y Vertiente Artiguista en el Frente Amplio
tienen una sola banca. Sólo si una mujer encabeza la lista podría
llegar, como pasa con Marina Arismendi.
Después tenemos
Propuesta Nacional, Cruzada 94, Espacio 90 que tienen dos bancas por lo
tanto si la mujer va tercera en la lista, tampoco ingresaría. Recién
este mecanismo de la cuota podría funcionar en todas las listas
que sacan 3 o más bancas y que para esta elección fueron
Asamblea Uruguay (que tiene una mujer senadora), Manos a la Obra, el Herrerismo
y el Foro Batllista. Si se hubiera establecido la cuota en el Senado actual
deberían haber ingresado 4 bancas más de las actuales 2
en el Senado. Teniendo en cuenta que, en el caso de la senadora Marina
Arismendi, ella encabeza la lista. Se da de todas formas la paradoja de
tener la obligación de un tercio de mujeres en las listas y un
quinto de resultado efectivo.
De 30 bancas, tomando
siempre los resultados del 94 y aplicándoles la cuota del 30% nos
daría un ingreso real de 6 mujeres.
A nivel de Diputados
el tema es aún más complicado. Para Montevideo se daría
una situación similar que para la elección del Senado :
son 45 bancas donde hay listas de 1,2.3,5 y hasta 9 diputados, pero en
el resto del país, (con algunas dudas respecto a Canelones) no
sólo hay una banca por lista, hay una banca por lema, es decir
que de cada partido hay una única banca.
En Canelones si bien
hay varias bancas por lema es muy raro que haya más de una por
lista. Por lo tanto un sistema de cuotas no aseguraría en ningún
departamento del interior la incorporación de más mujeres.
Las mujeres del interior que llegaron al Parlamento lo hicieron encabezando
ellas su lista caso Yeaneth Puñales, Diana Saravia, Marta Montaner.
En Canelones sólo podría darse cuando una lista saca 3 bancas,
cosa que es poco común, pero sucedió en las últimas
elecciones con Asamblea Uruguay. Si analizamos las posibilidades de las
últimas 3 elecciones, veríamos que de todo el interior del
país se aseguraría el ingreso obligatorio de una sola mujer
en una de cada tres elecciones como probabilidad estadística.
La realidad ha sido
más rica ya que hay 3 diputadas por el interior del país
porque han encabezado sus listas. Por lo tanto una determinación
de cuotas en las listas sólo tendría efectos prácticos
en las listas de Montevideo y en aquellas que puedan sacar más
de tres bancas. Si tenemos en cuenta los resultados de las últimas
elecciones este mecanismo hubiera operado sólo para el Foro Batllista,
Asamblea Uruguay, Espacio 90, ya que el resto de los agrupamientos de
todos los partidos no sacó mas de dos bancas. Pero justamente hay
una diputada, la Dra. Yolanda Bentancourt, por una lista que sacó
sólo dos bancas. Si se hubiera aplicado la cuota en términos
de resultados tendríamos el mismo que el actual, ya que Asamblea
Uruguay tiene 3 mujeres en 9 bancas, el Espacio 90 tiene 1 en 4 y otra
banca obligatoria le correspondería al Foro que no tiene ninguna
aunque hay una mujer en una lista del Partido Colorado que sacó
sólo dos bancas.
En
el caso del partido Socialista existe una cuotificación
interna, por lo tanto si no existiera, tal vez esa banca en 4 del Espacio
90 podría no haber existido.
Eso ya entra en otro
tipo de especulación, a lo que me refiero es que la cuota produciría
un mayor efecto a nivel del Senado, y un efecto casi nulo a nivel de diputados.
Me da la impresión, y no me estoy pronunciado a favor ni en contra
del mecanismo, sino midiendo efectos, que podría tener más
impacto alguna ley que exigiera algún tipo de participación
de la mujer en órganos de designación de integración
pluripersonal., Directorios de empresas pública, entes autónomos,
servicios descentralizados, donde se estableciera una obligación
de que integraran como mínimo a una mujer. Esto parece ser más
factible ya que no depende de una contingencia electoral donde intervienen
una serie de variables, son una decisión política.
Algunos
líderes políticos, el senador Michelini, por ejemplo, han
planteado que para garantizar la participación de las mujeres habría
que asegurar su presencia en las Convenciones partidarias. ¿qué
efectos tendría un mecanismo semejante ? ¿Está ya
fijada la cantidad de convencionales por partido ?
La Convención
se integra con convencionales electos en listas departamentales. Otra
vez estamos en la adjudicación en 19 departamentos, la ventaja
de un sistema así frente a cargos en la Cámara de diputados
es la diferencia numérica, no hay un único cargo por partido
y por departamento. Pero tampoco es tan numerosa. La exigencia de un tercio
de candidatos puede mejorar la representación, pero sobre esto
no he hecho los cálculos de probabilidades.
No, esto tiene que
surgir de la definición de criterios o se establece un número
fijo como tiene el Partido Colorado (500 cargos) o como en el Partido
Nacional que es uno cada mil votos, lo cual habla de alrededor de 600
o un poco más. O bien se establece un número menos como
el actual Plenario nacional del Frente Amplio. Entre 500 o 600 integrantes
el impacto de una cuota interna puede ser mayor.
Sin haber hecho un
estudio de probabilidades, podría decir que el impacto podría
ser parecido al del Senado. Es decir que con un tercio de candidaturas
garantizadas, la representación efectiva no supera la quinta o
la sexta parte de la composición y habría que hacer un estudio
para ver efectivamente cuánto mejora. En el Partido Colorado hay
muchas mujeres en la convención y no pocas en el Partido Nacional.
A
veces la realización de una campaña en torno a un tema,
busca prioritariamente legitimar una disputa o hacer visible una discriminación
más que resultados concretos en el corto plazo.
Para garantizar la
participación de las mujeres o promover su representación
están los mecanismos formales que tienen como riesgo la desilusión
de los resultados concretos. Pero también hay otros mecanismos
indirectos que apuntan a la valoración por parte de la ciudadanía
de la presencia de las mujeres en las candidaturas.
Este parece ser un
recurso mucho más sustentable. En la medida que la sociedad demande
candidaturas de mujeres el efecto tendrá más solidez y será
más perdurable.
En el mundo se ha
visto que las mujeres llegan al gobierno con más facilidad en países
con mecanismos parlamentarios que en regímenes presidenciales.
Da la impresión de que en aquellos países donde predominan
regímenes de partidos fuertes y estables, con carreras políticas
muy consolidadas, la acción parlamentaria ha permitido el desarrollo
de liderazgos de mujeres en mayor proporción que los regímenes
de competición tan abiertos sin carreras políticas tan estructuradas
como es el nuestro.
Lilián
Celiberti
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